𝙸𝚅

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17 De Octubre, 2023Canadá

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17 De Octubre, 2023
Canadá

El cielo estaba despejado y el sol brillaba sobre el aeropuerto, mientras Maya y Bealia caminaban hacia la puerta de embarque. El avión que las llevaría a Estados Unidos ya estaba listo, un vuelo corto de dos horas que, para Bealia, parecía una eternidad. Cada paso hacia el avión hacía que su corazón latiera más rápido, sus manos se aferraban con fuerza a las maletas, como si éstas fueran su única ancla en la realidad.

—Mierda... no puedo hacerlo —murmuró Bealia de repente, deteniéndose en seco. Su rostro mostraba una mezcla de miedo y ansiedad, y se llevó las manos a la cabeza, tratando de controlar la marea de pensamientos que la abrumaban. Era una de las pocas veces que salía del país por su propia voluntad, sin la presión de su madre, y la sensación era completamente diferente, aterradora.

Maya, quien caminaba a su lado, notó el cambio en su amiga y se acercó rápidamente, poniendo una mano suave pero firme en su hombro.

—Hey Bea, tranquila... relájate, ¿sí? —dijo Maya en un tono calmado, tratando de infundir un poco de serenidad en Bealia. La mexicana sabía lo importante que era este viaje para su amiga, pero también entendía lo abrumador que podía ser todo para ella.

Bealia respiró profundamente, intentando calmar sus nervios. Sabía que Maya tenía razón, pero la idea de lo que le esperaba al otro lado del Atlántico aún la asustaba.

—Es solo... —Bealia bajó la voz, mirando a su alrededor antes de continuar—. Es la primera vez que hago algo así sin que mi madre esté involucrada. Siento que todo está fuera de control.

Maya asintió, comprendiendo exactamente lo que su amiga estaba pasando. Bealia había pasado tanto tiempo bajo la sombra de su madre que cualquier decisión por cuenta propia era un desafío monumental.

—Lo sé, Bea. Pero piensa en esto como una oportunidad para demostrarte a ti misma que puedes hacer las cosas a tu manera, sin que nadie te lo imponga. Este es tu momento. —Maya le dio un apretón en el hombro, transmitiéndole la seguridad que ella misma necesitaba escuchar.

Bealia dejó escapar un suspiro tembloroso, asintiendo lentamente. Las palabras de Maya, aunque simples, le daban un poco de fuerza. Sabía que no podía seguir viviendo bajo el control de su madre, y quizás este viaje era el primer paso para encontrar su propio camino.

—Tienes razón, Maya. —Bealia se obligó a esbozar una pequeña sonrisa—. Lo haré... lo haremos juntas.

Maya sonrió de vuelta, contenta de ver que Bealia comenzaba a recuperar la confianza.

—Exactamente, lo haremos juntas. Ahora, vamos, antes de que pierdan nuestras maletas. —Maya hizo un gesto hacia el avión, intentando aligerar el ambiente con un toque de humor.

Bealia asintió de nuevo, esta vez con más convicción. Con un último suspiro, volvió a agarrar sus maletas y siguió a Maya hacia el avión. Mientras subían las escaleras y se preparaban para abordar, Bealia no pudo evitar sentir que estaba a punto de cruzar un umbral hacia una nueva etapa de su vida, una que, aunque llena de incertidumbres, también podría traerle algo que había anhelado durante mucho tiempo: la libertad de ser ella misma.

🫀🫀🫀

El interior del avión estaba en calma, con solo el suave zumbido de los motores acompañando a los pasajeros mientras se acomodaban para el vuelo. Bealia había encontrado su asiento junto a la ventana, con Maya a su lado. A medida que el avión despegaba, Bealia intentaba calmar sus nervios, recordando las palabras de su amiga.

Se puso sus audífonos, buscando en su lista de reproducción una melodía que la ayudara a relajarse. Finalmente, encontró la canción adecuada, una pieza suave que siempre lograba calmar sus pensamientos. Cerró los ojos, recostando su cabeza en el asiento mientras la música fluía en sus oídos, envolviéndola en un abrazo sonoro que la alejaba de la realidad.

A medida que la melodía avanzaba, Bealia comenzó a sentir cómo sus tensiones se desvanecían. La música tenía un efecto casi mágico en ella, transportándola a un lugar seguro, lejos de sus preocupaciones y miedos. Dejó que la cadencia de los acordes la arrullara, permitiéndose un breve respiro de la ansiedad que la había acompañado todo el día.

Mientras se sumergía en la música, una pequeña sonrisa comenzó a dibujarse en sus labios. Era una sonrisa tranquila, serena, algo que pocas veces lograba en su vida cotidiana. En ese momento, con los ojos cerrados y la melodía llenando sus sentidos, Bealia se sintió en paz, como si todo estuviera bien, al menos por ahora.

El mundo exterior desapareció, y durante esos breves minutos, solo existían ella y la música. Era un pequeño oasis de calma en medio del caos que estaba por venir, un recordatorio de que, a pesar de todo, aún podía encontrar momentos de tranquilidad en medio de la tormenta.

 Era un pequeño oasis de calma en medio del caos que estaba por venir, un recordatorio de que, a pesar de todo, aún podía encontrar momentos de tranquilidad en medio de la tormenta

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Mierda de capitulo PERO, ¿Qué canción creen que escuchaba Bea? 🙀🤌🏼

De Color Rojo || Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora