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16 De Octubre 2023 Canadá
El sol de la tarde bañaba el campo de tiro con arco en tonos dorados, mientras Bealia y Maya ajustaban sus arcos, preparándose para una nueva ronda de práctica. El aire fresco olía a césped recién cortado y el sonido de las cuerdas tensándose resonaba suavemente en el ambiente. Aunque el entrenamiento era una rutina familiar para ambas, hoy había una tensión en el aire que Bealia no podía ignorar.
—Bea, prometo que no te vas a arrepentir —dijo Maya con seguridad, apuntando hacia el blanco con una concentración absoluta.
Bealia, con la mirada fija en su propio objetivo, dejó escapar un suspiro. La idea de fingir ser la novia de un piloto de Fórmula 1 seguía pareciéndole surrealista, pero la presencia tranquila de Maya le daba una extraña sensación de calma.
—¿Y cuándo iniciará todo? —preguntó Bealia, su voz reflejando tanto curiosidad como inquietud.
Maya, sin apartar los ojos de su objetivo, sonrió ligeramente antes de responder.
—Mañana viajaremos a Estados Unidos para firmar el contrato.
Bealia, sorprendida, dejó caer su arco, sus ojos se abrieron con incredulidad. ¿Tan rápido? No estaba preparada para que las cosas se movieran a tal velocidad.
—¿¡Mañana!? Pero... —empezó a protestar, buscando en su mente alguna excusa que pudiera retrasar lo inevitable.
Maya finalmente bajó su arco y se volvió hacia Bealia, con una expresión que mezclaba determinación y comprensión.
—Pero nada, Bea. Ahora coge ese arco y tira. —Su tono era firme, pero amable, como si entendiera el miedo de su amiga pero supiera que no había marcha atrás.
Bealia dudó por un momento, sus pensamientos enredados en una maraña de dudas y miedos. Sin embargo, al ver la mirada confiada de Maya, decidió que no tenía otra opción que seguir adelante. Tomó su arco de nuevo, respiró profundamente y se preparó para disparar.
—Maya... ¿y si no puedo hacerlo? —preguntó Bealia en un murmullo, mientras tensaba la cuerda.
—Podrás hacerlo, Bea. Eres mucho más fuerte de lo que crees —respondió Maya con una sonrisa de aliento—. Además, no estarás sola. Estaré contigo en cada paso del camino.
Bealia asintió lentamente, sus ojos fijos en el blanco frente a ella. Mientras soltaba la flecha, sintió que algo dentro de ella también se liberaba, como si finalmente hubiera aceptado la realidad de lo que estaba a punto de enfrentar.
La flecha voló por el aire y se clavó en el centro del blanco, un disparo perfecto que arrancó una sonrisa de orgullo a ambas.
—Así se hace, Bea —dijo Maya, acercándose para darle un suave golpe en el hombro—. Ahora, veamos cuántas más puedes acertar antes de que tengamos que empacar.
Bealia sonrió por primera vez en lo que parecía mucho tiempo. Aunque el futuro aún la asustaba, había algo reconfortante en saber que no tendría que enfrentarlo sola.
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16 De Octubre, 2023 USA
El silencio de la tarde envolvía el departamento de hotel de Charles, donde el piloto estaba sentado en el sofá, mirando fijamente la pantalla de su teléfono. Carlos Sainz, su compañero de equipo, se encontraba a su lado, observando a su amigo con una mezcla de preocupación y empatía.
—Charles... tranquilízate, no hay nada de qué preocuparse. Solo será un estúpido contrato —dijo Carlos, intentando animar al monegasco.
Charles dejó escapar un suspiro pesado, dejando su teléfono a un lado. Aunque sabía que Carlos tenía razón, no podía evitar sentirse inquieto. Había algo en esta situación que lo hacía sentir incómodo, una sensación que no lograba sacudirse.
—Esa chica es hermosa... —murmuró, frotándose la frente con frustración—. No puede caer en el mundo de chismes y paparazzis. ¿Sabes lo difícil que es ser pareja de un piloto?
Carlos asintió, recordando los desafíos que él mismo había enfrentado en su relación con Chiara.
—Amigo, sé lo difícil que es. Y lo sé porque para Chiara no fue fácil al principio... Pero seguimos juntos y ambos nos amamos. —Carlos hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas para consolar a su amigo—. Mira, esta chica, Bealia, parece fuerte. No creo que acepte esto si no estuviera preparada para lo que viene.
Charles se inclinó hacia atrás en el sofá, cerrando los ojos por un momento. Sabía que Carlos tenía razón, pero no podía evitar sentir que estaba a punto de involucrar a alguien inocente en un mundo que no siempre era amable.
—No quiero que ella sufra por mis errores, Carlos. Esto fue culpa mía, y ahora una chica que ni siquiera conozco va a tener que lidiar con las consecuencias.
Carlos puso una mano en el hombro de Charles, dándole un apretón de ánimo.
—Lo entiendo, Charles, pero no estás solo en esto. Tienes a todo el equipo detrás de ti, y estoy seguro de que, si te acercas a ella con honestidad, podrán superar esto juntos. Tal vez, incluso, lleguen a entenderse mejor de lo que crees.
Charles abrió los ojos y miró a su amigo, agradecido por sus palabras. Aunque la situación aún lo preocupaba, sabía que no tenía otra opción que seguir adelante y confiar en que, de alguna manera, todo saldría bien.
—Gracias, Carlos. De verdad. —Charles esbozó una ligera sonrisa—. Supongo que tendré que dar lo mejor de mí y esperar que Bealia y yo podamos manejar esto juntos.
Carlos sonrió de vuelta y se recostó en el sofá, relajándose un poco.
—Eso es lo que quería escuchar. Ahora, relájate un poco. Mañana será un día largo.
Charles asintió, intentando dejar de lado sus preocupaciones al menos por un momento. Sabía que el verdadero reto comenzaría al día siguiente, cuando finalmente conocería a Bealia LeBlanc y juntos empezarían esta extraña e inesperada travesía.
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