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23 De Octubre, 2023USA

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23 De Octubre, 2023
USA

Bealia estaba sentada en la cama, sus manos temblaban mientras intentaba guardar sus cosas en la maleta. Las lágrimas caían sin control, pero trataba de mantenerse fuerte. Charles entró en la habitación, notando de inmediato que algo no estaba bien.

—¿Te vas? ¿A dónde? —preguntó el monegasco, acercándose a ella, pero Bealia no respondió y, en lugar de eso, rompió en llanto.

—Hey, Bea, tranquila. Puedes hablar conmigo —dijo Charles en un tono suave, sentándose a su lado. Sin esperar más, la abrazó con ternura, y luego la levantó para sentarla sobre su regazo, intentando consolarla.

El monegasco comenzó a acariciar el cabello de Bealia con delicadeza, en un esfuerzo por calmarla. No entendía lo que estaba pasando, pero su instinto le decía que ella necesitaba su apoyo. A pesar de la incomodidad que había entre ellos, no podía dejarla así.

—Todo estará bien, Bea. Estoy aquí —le susurró.

Justo en ese momento, la puerta de la habitación se abrió de golpe, y Zack entró apresuradamente. Al ver a Bealia sobre el regazo de Charles, su expresión se endureció, claramente molesto.

—¡Bea! —exclamó, caminando hacia ellos rápidamente, sus ojos fijos en Charles mientras una mezcla de ira y preocupación se reflejaba en su rostro.

Bealia se sobresaltó al verlo y rápidamente se secó las lágrimas. Zack se detuvo frente a ellos, mirando al monegasco con desconfianza.

—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Zack en tono desafiante, sus ojos clavados en Charles.

Charles levantó la vista, manteniéndose sereno aunque podía sentir la tensión en el aire. Sin soltar a Bealia, contestó:

—Trato de ayudarla. Claramente necesita apoyo.

Zack frunció el ceño, dirigiendo su atención a Bealia. Se inclinó hacia ella, tratando de ser más íntimo, lo que solo intensificó la situación.

—Bea, no tienes que irte. Sabes que no tienes que hacer esto —le dijo suavemente, ignorando la presencia de Charles, mientras acariciaba el brazo de Bealia en un gesto protector. —No dejes que te obliguen.

Charles no pudo evitar sentir cómo la irritación se acumulaba dentro de él. No le gustaba la manera en que Zack se comportaba, como si él fuera el único que conocía y podía cuidar de Bealia.

—¿Obligarla a qué? —preguntó Charles, mirando a Zack directamente, su tono desafiando al canadiense.

Zack lo miró de reojo, apretando la mandíbula.

—Ella no tiene que contarte todo. No eres su protector, Leclerc —soltó Zack con frialdad. —Bealia, dime qué pasa. Sabes que siempre estaré aquí para ti. Desde que éramos chicos, siempre te he cuidado, y no voy a dejar que nada ni nadie te haga daño.

De Color Rojo || Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora