𝚅𝙸𝙸

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18 De Octubre, 2023USAB

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18 De Octubre, 2023
USA
B

ealia respiraba profundamente mientras sus pasos resonaban en el suelo de mármol de las oficinas de Ferrari. Sus manos temblaban ligeramente mientras ajustaba la correa de su bolso sobre su hombro, tratando de mantener la calma. Maya caminaba junto a ella, ofreciéndole una sonrisa tranquilizadora antes de que se separaran en la entrada.

El pasillo hacia la sala de reuniones parecía interminable. Bealia se esforzaba por mantener su respiración bajo control, consciente de que cada segundo la acercaba más a su destino. Finalmente, llegó a la puerta marcada con el logotipo de Ferrari. Tomó aire una última vez antes de abrirla.

Al entrar, fue recibida por la mirada penetrante del jefe del equipo, quien revisaba algunos documentos sobre la mesa. A su lado, Charles Leclerc, el hombre con el que estaba a punto de entrar en un mundo de mentiras, ya estaba sentado, con su atención puesta en la carpeta que tenía delante.

—Bienvenida —dijo el jefe del equipo, levantando la vista de los documentos—. ¿Bealia LeBlanc? Un nombre raro.

—Dígame Bea, por favor —respondió Bealia, tratando de ocultar su nerviosismo mientras se sentaba al lado de Charles.

—Ok, Bea... —dijo el jefe, haciendo una pausa antes de continuar—. Creo que ambos saben por qué están aquí, ¿no es así?

Charles y Bealia asintieron al unísono. Sin perder tiempo, el jefe del equipo extendió dos contratos hacia ellos.

—Este es un contrato de un año. Su primer encuentro oficial como pareja será en el GP de Estados Unidos. Ambos deberán actuar como la pareja perfecta ante las cámaras. Fuera de ellas, pueden hacer lo que les plazca, pero deben ser extremadamente cuidadosos. La discreción es clave.

Bealia miró el contrato con escepticismo antes de levantar la vista hacia el jefe del equipo y preguntar:

—¿Y qué se supone que gano yo si firmo este contrato?

—Dinero —respondió el jefe sin rodeos—. Te pagaremos una suma considerable cada mes.

Sin pensarlo dos veces, Bealia tomó el bolígrafo y firmó el contrato. Charles, aún sin mostrar emoción alguna, hizo lo mismo. Todo lo que deseaba era que esto terminara lo más pronto posible para poder regresar a su casa y descansar.

—Hemos reservado una cena para ambos —anunció el jefe, guardando los contratos en una carpeta—. Una pareja, aunque sea falsa, debe conocerse.

Charles asintió sin decir una palabra, mientras que Bealia, todavía algo nerviosa, miró a su alrededor, tratando de procesar todo lo que acababa de suceder. Aunque había firmado el contrato, sabía que su vida estaba a punto de cambiar de maneras que ni siquiera podía imaginar.

 Aunque había firmado el contrato, sabía que su vida estaba a punto de cambiar de maneras que ni siquiera podía imaginar

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De Color Rojo || Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora