8- Solo mía

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El lobo solo abrazó a su compañera intentando reconfortarla, no la forzaría a hablar. Pasaron la mayor parte de la noche abrasados, despiertos viendo la luna desde el gran ventanal que tenía la habitación. Contemplaron el amanecer sentados en el piso, Isabel con una manta sobre sus hombros. Dereck le contó la historia de la luna, le explicó por qué los lobos aúllan a la noche y de donde sale el apodo a las compañeras de los alfas. Le habló sobre como los lobos encuentran a sus parejas, los distintos aromas que desprenden las manadas y como se pueden distinguir las emociones a través del enlace.

El lobo la dejó en la cama cuando la alarma de su reloj sonó, le encomendó dormir al menos hasta la hora del almuerzo. Decidió que hoy se tomaría el día luego del entrenamiento con la manada. Se cambió el pantalón de pijama por la ropa de ejercicio que siempre usaba y se dirigió al bosque, saludó a los cachorros mas pequeños ya que entrenaría con ellos esa mañana. Sus betas se encargaron de dividir grupos según edades y se dispersaron por todo el territorio de la mañana. Condujo a los cachorros a la parte más alta del territorio, donde había una montaña que utilizaban para entrenar su resistencia.

Para la hora del almuerzo los cachorros estaban agotados y sus estómagos gruñendo, bajaron la montaña como alma que lleva el diablo, hablando de cómo ansiaban un gran plato de comida y un vaso de leche caliente. Dereck rio y les prometió que podrían tomar todo lo que quisieran mientras se calentaban con la chimenea. Una vez en la mansión todos se sacaron los zapatos con barro y corrieron al comedor, el alfa se sorprendió al ver a su compañera ayudando los betas con la comida.

La atención de la humana fue acaparada por dos hermosas niñas de piel morena y ojos brillantes, las cachorras le contaron sobre el entrenamiento con la manada, se quejaron de tener que ir a la escuela luego del almuerzo y le hicieron prometer que pasaría la tarde con ellas. Cuando las niñas regresaron a la mansión Dereck las dirigió al jardín de invierno y les preparó té en la antigua tetera de porcelana china de su madre. Isabel les habló sobre su bebé y les dejó tocar su apenas abultada barriga, el lobo se mantuvo en silencio cuidando de su compañera.

Dereck llevó a las niñas a su casa, luego cenaron junto a los demás betas que viven en la mansión. Al llegar a la habitación Isabel se encontraba agotada así que dejó que el lobo la ayudara en la bañera, tampoco se quejó cuando su compañero se ofreció a masajear sus pies. Esa noche descansó como nunca antes, su cuerpo se sentía liviano y las sábanas eran tan suaves que al despertar a la mañana no quiso levantarse de la cama. Pero eso no fue posible, al poco tiempo de despertar unos gritos la obligaron a bajar.

Hubiera querido seguir hablando con su bebé como hacia cada mañana, pero el miedo a que algo le pase a su compañero fue más fuerte.

-Ya pasaron tres meses, su rastro se pierde en tu territorio Dereck-

-Dereck ¿Qué sucede?- preguntó asustada

Uno de los hombres que se encontraban en el salón se paralizó al verla, su rostro se tensó y se dirigió al alfa con su puño apretado.

-¡Eres un traidor!-

La humana quiso acercarse a su compañero, pero los brazos de una mujer se lo impidieron. La mujer la apretó contra su cuerpo y pudo sentir como su torso se mojaba.

-Mi pequeña- sollozo- mi hija-

Isabel se alteró, no sabia quien era esa mujer, nosabia por que la estaba abrazando ni porque decía que ella era su hija. Intentóempujar su cuerpo de nuevo, pero no tenía la fuerza suficiente. Luego de untercer intento sintió como la mujer se alejaba y tomaba con delicadeza su rostro.Miró hacia Dereck buscando ayuda, el lobo la alejó de la mujer y le prometió aloído que le explicaría todo.

Amor de alfa [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora