5 - El bebé!

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-Tengo algo que contarte...¿Has oído hablar de la profecía del lobo negro?-

La humana asintió, era la historia que las madres contaban a sus cachorros siempre. De niña añoraba con todo su ser tener una historia de amor tan hermosa como la de la leyenda. Dos almas gemelas que se complementaban y amaban por la eternidad.

-Su compañera es una loba blanca, la he oído... pensaba que era imposible-

Por unos segundos solo se miraron a los ojos, Isabel se quedó hipnotizada con esos profundos ojos marrones. Eran de un color chocolate, mezclado con algunas gotas de oro líquido. Le recordaba al licor de café que el alfa toaba siempre por las noches. No era una loba, y no podía sentir una conexión como la de las almas gemelas, pero algo de Dereck la llamaba. Su belleza era indudable, pero no era eso lo que la hechizaba. Tenia un aura poderosa, pero no del tipo que le haría llorar de miedo; mas del tipo que le haría agachar la cabeza a la hora de hablarle.

-Creo...creo que eres mi compañera-murmuró

-No creo que sea posible-Una ráfaga de dolor por sus ojos

La humana gimió de dolor agarrando su vientre, posicionó su cuerpo de costado. Dereck creyó enloquecer, sostuvo la cara de su compañera por unos segundos y salió de su recamara gritando a los guerreros que habían estado custodiando la puerta.

-Llamen a Ben, algo le pasa a mi compañera-

Ben, el médico de la manada, es la única persona a la cual le confiaría la vida de la humana. Él fue el único humano autorizado a participar en los partos, la curanderas seguían siendo tan importantes como siempre, pero al aumentar el número de humanos tuvieron que admitir a alguien que comprendiera como funcionaban sus enfermedades.

-¿Qué sucede?¡niña!- Exclamó el medico

Ben se acercó al pequeño cuerpo que sollozaba de dolor en la cama, enderezó su espalda en la superficie y comenzó a palpar su estómago. Pidió un ecógrafo al alfa, era vital para saber en que estado se encontraba el feto.

-Alfa, tiene que irse-

-No pienso dejarla sola-

El lobo comenzó a gruñir, Ben sabía que esto pasaría. Los partos suelen ser más difíciles cuando los padre comienzan a gruñir y alejarlo de sus parejas, era un instinto natural. El alfa aun no lo alejaba de Isabel, le quedaba algo de cordura. Alertó a los guerreros del inminente peligro.

-Por favor señor- Rogó un guerrero sabiendo que tendrían que sedarlo

Amor de alfa [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora