El primer paso es el odio

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Pov hadrian

Ese día era una copia exacta del anterior, y del día anterior a ese...bueno, para ser honesto, todos los días eran iguales en esa estúpida casa.

Me había acostumbrado al trato de los Dursley, me había mantenido lo más obediente posible, quizás, así y solo así dejarían de lastimarme.

Gran iluso resulte ser.

Mi tío parecía Hayar una fascinación enfermiza en golpearme, cosa que solo aumentaba mis ataques de pánico y ansiedad al oír su voz.

Al mismo tiempo que el temor se tatuaba en mi piel, el deseo de venganza y de justicia crecían en mi mente.

Quería destruirlos para dejar de temerles.

Pero yo sabía que era algo imposible, al menos con las protecciones alrededor de la estúpida casa.

Y como yo tenía prohibido salir con ellos, mis opciones de venganza eran nulas.

Y eso me frustraba, porque, aún en el caso hipotético de que pudiera hacer magia...¿Que haría para defenderme?

Mis padres nunca me habían enseñado magia básica como lo habían hecho con Liam, simplemente me habían obligado a asumir el rol de futuro Lord, y eso, solo para que mi padre no tuviera que preocuparse por el papeleo que tanto odia , había leído libros diferentes hechizo, y pociones pero nunca había obtenido resultados tan...dañinos como lo que quería hacer con los Dursley.

Claro, eso sí no contábamos las llamas verdes, aparentemente hechas con magia oscura que conjuré hace un año en la fiesta de Liam.

Suspiré molesto al recordar a Liam, últimamente sentía su maldita presencia en mi mente, nada tan invasivo, eran simples pensamientos que, de alguna forma, lograron llegar a mi y no encontraba cómo librarme de ella, suficiente tenía con mis propios problemas como para escuchar sus pensamientos sobre lo injusto que era que no le dieran doble ración de postre.

Tal parecía que, después de todo, Liam sí había tenido razón con respecto a algo; nosotros teníamos un vínculo de gemelos.

Un muy molesto vínculo de gemelos.

-¿Qué crees que estás haciendo? -me reprendió mi tía en cuanto me vio abandonando la alacena

-Planeaba regar las plantas como me lo pediste, tía Petunia -Respondí, cuidando el tono de mi voz

-Bien, pues apresurarte, el día de hoy tenemos visitas y no quiero que te vean -Dijo malhumorada mientras se dirija a la cocina

Suspiré y salí de la casa con cierto alivio, ya había pasado un año con mis tíos y cada día estaba más convencido de algo.

Odia a los muggles.

Otra cosa que no tenía en común con mi maravillosa familia.

El pánico al saber que yo estaba bajo el mando de mis tíos, el miedo a estar cerca de ellos, la ansiedad de recibir un castigo nuevo, y la paranoia se estaban volviendo una constante en mi vida.

Una constante que me dejaba agotado.

Vivir con miedo era un asco, porque yo sentía mi magia bullir en mi interior, sentía como se arremolinaba en mi núcleo, concentrada en salir y hacer daño, en lastimar todo a su paso con tal de librarme...pero era imposible.

Y eso me hacía odiar más la situación.

Yo estaba perdido en esa casa. Y no sabía qué hacer para salir de esa situación. Tal vez, yo jamás sería capaz de librarme de esa situación.

Al menos no solo. Algo que, lamentablemente, era mi situación desde pequeño, tal vez nunca dejaría de ser así.

Incluso Sirius me había abandonado, el, que había jurado nunca hacerlo, me había dejado completamente solo.

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Pov Voldemort

Me encontraba en mi estudio, frunciendo el ceño al gran mapa frente a mí, con intención de quemarlo.

Llevaba un año buscando al heredero potter, el cual, misteriosamente, había desaparecido de la faz de la tierra.

¿Honestamente? ¿Que tan tonto debía ser Dumbledore para asumir que el mocoso de Liam Potter era el elegido a derrotarme?

Ese niño no era nada poderoso, su núcleo estaba igual de desarrollado que un chico de su edad, mientras que el de Hadrian era el más fuerte que había sentido, y en ese entonces ambos eran unos bebés.

Suspiré frustrado, el maldito mapa frente a mi parecía estarse burlando de mí desgracia.

La puerta sonó, anunciando que alguien quería entrar.

Me confundí por ello, no esperaba a nadie, aturdido, abrí la puerta, recomponiéndome al instante en qué vi a Severus y a Lucius entrar.

-Mi señor -Dijo Severus con entusiasmo -Le traemos buenas noticias...

-¿De verdad?

-Lo hemos encontrado, mi señor -Afirmó Lucius

-¿Dónde? -Demande saber

Ambos fruncieron el ceño y supe que lo siguiente no me gustaría

-Londres, Pivet Drive, Un vecindario Muggle, con sus estúpidos tíos maternos -Informó Severus moviendo su varita para marcar el lugar en el mapa frente a mi -Debes hacer algo cuánto antes

-Un niño mágico dejado con muggles -Suspire frustrado -¿A qué juega Dumbledore?

-No lo sabemos, pero no es buena idea dejarlo con esas personas -Coincide Lucius- Bella y Narcissa han estado observandolos, son la peor clase de muggles, el trato que le dan es nefasto..

-Eso será una ventaja -afirme cortándole

-¿Ventaja? -Cuestiono severus aturdido

-Verán, el enemigo de mi enemigo, es mi amigo, y Hadrian, pronto se unirá a nosotros -Respondí seguro

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Mientras tanto, en un cuarto alejado, altamente protegido y lleno de profecías, un humo verde inundó el lugar, una profecía se quebró y otra nueva resurgió.

Dumbledore, ajeno a ello, seguía entrenando a Liam Potter para su objetivo, para lograr el "bien común".

Lástima que todo aquello resultaría en la destrucción del mundo tal y como lo conocían.

Sin embargo, nadie dijo que ese cambio sería desastroso para todos, diferente, si. Pero no por ello malo.











Estamos cada vez más cerca del verdadero inicio de esta bella historia, veamos cómo le va a hadrian.

Hadrian Salazar Riddle Y El Legado HeredadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora