Capítulo 2.

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Nate

Salí de la nueva casa de Seth. De la que no sabía nada y tampoco me sorprendía. Seth siempre fue más discreto en algunos aspectos de su vida. Tenía negocios que desconocía y casas que nunca visité. No estaba tan involucrado en los negocios de la familia cómo para saber que tantas propiedades poseía mi hermano.

No le avisé a Seth que iba a salir. Decidí no despertarlo y solo salir para ir a la casa que ahora estaba sola. Seth no quería regresar hasta que Vanya volviera y lo entendía, yo tampoco quería hacerlo, pero la comida de Zora y Edén se encontraba todavía ahí.

Cuando detuve el auto la reja se abrió y Duncan esperó al lado hasta que entré y bajé. La reja se cerró a mi paso. Observé todo a mi alrededor. Alfred se encontraba ahí con sus hombres reparando las cámaras que se descompusieron cuando los rusos irrumpieron en la propiedad. Al llegar con la comida que V me pidió me vi rodeado de esos hombres y me sometieron mientras ese sujeto la tenía allá adentro diciéndole quién sabe qué cosas.

Al verla salir herida y tan furiosa supe que las cosas iban de mal en peor, que por más que luchara no iba a obtener nada. Ella se sacrificó por mí y prefirió no luchar para que yo estuviera bien y eso siempre se lo iba a agradecer. De no haber sido por ella yo ya estaría muerto.

—¿Cómo van las cosas? —le pregunté a Alfred.

—La reja ya está lista y reforzada por cualquier cosa. Estamos instalando las cámaras que se destruyeron, además de un nuevo sistema de seguridad mejor y más seguro —asentí —. Dile a tu hermano que en cuanto esto esté listo yo le aviso.

—De acuerdo —le dije. Antes de alejarme Duncan recibió un aviso a través del auricular que llevaba puesto en su oreja izquierda.

—Espera —me detuvo. Alfred se alejó para continuar con lo que estaba haciendo —. Tu padre está llegando.

Puse los ojos en blanco. No quería verlo o tener que tratar con él. Me enfermaba verlo y hablarle, escuchar lo que decía, solo mierda que salía de su boca y lo que reflejaba su oscuro y podrido corazón.

—Duncan —le quise preguntar antes de que Jared llegara.

—Dime.

—¿Le eres fiel a mi hermano o a mi padre? —ni siquiera dudó en responder.

—Le soy fiel a tu hermano y a ti. Tu padre puede pudrirse en el infierno —sonreí por lo que dijo. Era más que obvio que ya no le era fiel a mi padre, pero de todos modos no había que confiarnos.

—Gracias —Duncan abrió la reja y el auto de mi padre entró a la propiedad. Bajó y caminó hacia mí apoyándose con su bastón. Cada paso que daba observaba la propiedad y lo mal que había quedado la casa. Tenía agujeros por todas partes, en la piscina había restos de concreto, el invernadero quedó destruido y tanto los autos cómo las motos de Seth estaban cubiertas de polvo. Era un caos.

—Así que tú y tu hermano tuvieron a esa perra aquí todo este tiempo —apreté los puños a mis costados.

—No te refieras así de ella —le pedí —. No es una perra ni mucho menos.

—Es una perra. ¿Por qué tu hermano no me avisó que la tenía aquí? Yo mismo me pude deshacer de ella si tanto trabajo le costó hacerlo a él.

—Basta —mascullé.

—Tú no me dices qué hacer, niño estúpido —su mirada se endureció —. Por tu culpa y la de tu hermano estoy hasta el culo de problemas. No saben hacer otra cosa más que arruinar todo. Yo mismo pude matar a esa puta...—me le lancé encima y le solté un puñetazo en la mejilla que lo desestabilizó, pero no lo tumbó al suelo. Me apartó y cogió vuelo para pegarme en el rostro con su bastón —. ¡No me vuelvas a golpear! —caí al suelo, sin embargo, me levanté rápidamente.

Letal.  +21. (EN PROCESO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora