Capítulo 7.

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Nate

—¿En serio tengo que llevar esto?

Seth me ajustó el chaleco antibalas. Se aseguró que estuviera bien puesto y se apartó.

—Sí, tienes que usarlo si quieres ir conmigo —dijo serio —. ¿Sabes usarla? —me mostró el arma.

—Vanya me enseñó a cómo hacerlo —dejó el arma en mi mano. Me miró con severidad, ya no lo hacía con pena o con melancolía cómo antes.

—Cualquier cosa que pase hoy o mañana sabes qué hacer —asentí —. Si ves que estoy en problemas te vas, no mires atrás y no regreses —apoyó las manos en mis hombros —. Te vas —insistió. Tenía la mirada fija en mis ojos —. No miras atrás y no regresas.

—Seth...—no me dejó continuar.

—Te voy a proteger de quién sea a cómo dé lugar y no quiero que me cuestiones —aseveró —. Me importas demasiado y aquí el único que tiene un futuro eres tú.

—Tú también lo tienes —negó de inmediato.

—Yo ya estoy condenado, Nate. No soy una buena persona y lo sabes. He cometido muchos errores y he matado a tantas personas que en mis manos escurre sangre.

—Todavía puedes cambiar.

—¿Sabes cuál es el problema?

—¿Cuál? —fruncí el ceño.

—Que no quiero cambiar. Me gusta ser así, me gusta lo que hago y me gusta esta vida. No pienso hacerlo a menos que Vanya me lo pida. Tengo fe en ti, en que puedas hacer algo bueno con tu vida. Que termines la carrera y que tu vida no gire en torno a esa mierda —asentí —. ¿Lo entiendes?

—Sí —sonrió. Me abrazó llevando una mano a mi nuca. Dejó un beso en mi cabeza y se apartó.

—Confía en mí y en que todo lo que te digo es por tu bien.

—Lo sé —musité.

—Vamos —cogí bien el arma que Seth me entregó y juntos salimos de la casa. Al salir y caminar hacia el auto nos dimos cuenta de que Everett se encontraba detrás en su moto.

—Seth —miró en la misma dirección que yo y alzó las cejas con sorpresa.

—¿Qué haces aquí? —le preguntó mi hermano.

—¿Creen que pueden entrar a ese lugar sin mi ayuda?

—No te la pedimos —le dijo Seth.

—No tienen que hacerlo. Ese lugar tiene mucha seguridad, hay cámaras en todos lados, en cada esquina. Alguien tiene que abrir las rejas y desactivar las cámaras, ¿saben quién es ese alguien? —nos miró a ambos —. Yo soy ese alguien.

Compartí una mirada con mi hermano. Él tampoco estaba muy convencido de que Everett fuera con nosotros a esa empresa, pero tenía razón en algo, lo necesitábamos para entrar a ese lugar sin ser vistos.

—Él tiene razón —Seth me dirigió una mirada amenazante, como si quisiera que me callara o lo haría él con sus manos —. Tenemos que entrar sin ser vistos.

—¿No puedes hacerlo desde aquí? —le preguntó Seth.

—Ni que tuviera wifi incluido para hacerlo a la distancia —se burló. Se colocó el casco y subió por completo a la moto —. ¿Nos vamos? —Seth me pasó las llaves, ya que esta vez yo iba a manejar.

Subimos al auto y conduje en dirección a la empresa. Everett venía a un lado en su moto. A veces se adelantaba y otras más se quedaba atrás.

—Conocí a Irina —miré a mi hermano tras decir esas palabras.

Letal.  +21. (EN PROCESO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora