Capítulo 6.

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Cami

Habían transcurrido algunos días desde el secuestro de Vanya y las cosas no iban para mejor. Todo seguía igual, nada había cambiado o mejorado. Nada se detuvo y el mundo continuó con su ritmo. Las personas vivían su vida ajenas a todo lo que sucedía a su alrededor.

Aquella mañana desperté temprano y bajé a hacer un poco de ejercicio. Después me di una ducha y desayuné con mi familia. Las cosas estaban tensas, ya que Víctor había hablado con Murphy y este le dijo que estaban haciendo todo lo posible por encontrar alguna pista de Vanya. Dudaba mucho que Sebastian pudiera encontrarla, las personas que se la llevaron eran muy inteligentes cómo para dejar alguna pista visible que los pudiera relacionar con su secuestro y donde la tenían.

Todo apuntaba a que la sacaron de la ciudad, tal vez del continente y para ese momento se encontraba muy lejos. Lo más probable es que se la llevaron a rusia. No estábamos seguros, pero era posible que así fuera. En Nueva York no había rastro de ella.

—¿Has averiguado algo? —le preguntó Víctor a mi hermano —. Sebastian dice que están haciendo lo posible.

—Tuve que meterme a lo más recóndito de la red —habló Billy. Con eso todos supimos y entendimos a que se refería.

—No te metas en esas cosas —le advirtió Vera —. No sabes lo que te puedas encontrar ahí.

—No quiero ni decirles lo que he visto, pero logré entrar a un foro donde dicen que se venden mujeres. Creo que estoy en el lugar correcto y así puedo encontrar a la persona que está detrás de todo esto —la mano de Vera se deslizó sobre la mesa y la puso encima de la de Billy. La apretó suavemente y le sonrió.

—Gracias por lo que estás haciendo, pero no quiero que te metas en problemas. Ya buscaremos la manera de encontrar al responsable, pero no así.

—Estoy haciendo esto para encontrar a Vanya. Ella tiene que regresar a su casa donde su familia la espera —Vera asintió y le sonrió.

—No te haré cambiar de opinión, ¿cierto?

—No, no lo harás —soltó su mano para continuar desayunando.

—Cami —me llamó Víctor y lo miré —. ¿Estás bien?

—Lo estoy.

—Has estado muy callada. ¿En qué piensas? —interrogó curioso.

—En lo que está pasando. Cómo estará Vanya, donde...—las palabras se quedaron suspendidas en el aire. No quería abrir más la herida con más preguntas a las que no había respuesta —. Lo siento —cogí un pedazo de tocino, lo mordí y mastiqué. Estaba crujiente y sabía a grasa, pero rico.

—No te atormentes con eso —habló —. No solucionamos nada con solo pensar en el mismo tema todo el día.

Pero él pensaba en el tema todo el día, solo que no quería que nosotros detuviéramos nuestras vidas por eso cuando ellos lo estaban haciendo. Se veían cansados, tristes y sin ánimos de continuar, pero lo hacían por ella y por nosotros, porque aún había una pequeñísima esperanza de que regresara a casa con bien. Ellos no merecían nada de esto que les estaba sucediendo. Ya habían perdido a un hijo y ahora su hija había sido secuestrada de nuevo. Era cómo una pesadilla que parecía no tener fin.

—Lo sé, pero tampoco es cómo que pueda pensar en otra cosa que no sea eso. Me siento frustrada —le dije. Miré a Vera y tenía esa mirada melancólica que iba dirigida hacia mí, como si no tuviera suficiente con todos los problemas ahora tenía que cargar con los míos también.

—Necesitamos dejar de pensar en negativo y enfocarnos solo en que todo va a salir bien —nos regaló una bonita y sincera sonrisa —. ¿De acuerdo? De ahora en adelante no se van a tocar estos temas mientras estemos desayunando, comiendo o cenando. Tenemos que dejarlo un poco de lado sin restarle la importancia que merece —nos miró a todos y cada uno.

Letal.  +21. (EN PROCESO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora