Capítulo 9.

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Seth

Camila había llegado para enterarse de las nuevas noticias. Le platiqué todo lo que sabíamos, o lo poco que sabíamos de Vanya, que era nada.

—¿Eso es todo? —inquirió alzando una ceja.

—Es todo lo que tenemos —me miró con seriedad.

Nate se mantenía callado y alejado de ella sentado en el otro sillón junto a Zora que no paraba de mover la cola.

—¿Tú qué información tienes?

—Tampoco es mucho —dijo. Dejó caer la espalda contra el respaldo del sofá —. Mi hermano entró a un grupo en la red oscura.

—Eso es peligroso —dijo Nate.

—Lo sabemos, pero insistió que podemos obtener algo con eso —bufó y se cruzó de brazos —. Es un idiota.

—Tal vez pueda obtener algo de información.

—Ojalá —respondió seria.

El celular de Cami timbró y lo cogió de inmediato. Observó la pantalla un par de segundos y respondió.

—¿Qué? ¿Ahora? —abrió los ojos de par en par —. No. Espera —apartó el celular de su rostro —. ¿Mi hermano puede venir aquí? Dice que tiene información.

Compartí una mirada con Nate, él también tenía que opinar y decidir quién podía entrar a esta casa. Mi hermano asintió y le dije que sí a Cami.

—No estoy en la casa, pero te mando una dirección. Le voy a escribir a Alek. De acuerdo —colgó.

—¿Qué pasa? —le pregunté.

—Billy encontró algo y dice que necesita vernos. ¿Puede venir Alek?

—No tengo otra opción, ¿o sí?

—No. Cierra la boca —miré a Nate y se rio de lo que dijo Cami.

—¿Crees que sea importante?

—Sí, de no serlo no me hubiera llamado. Es importante —mandó un mensaje de texto y dejó el celular donde lo había agarrado.

—Mañana habrá una cena de recaudación en el club.

—¿Y? ¿Vas a ir a ver a la rubia?

—Tengo que hacerlo.

—Yo voy contigo —comentó Nate.

—¿Para qué?

—¿Por qué no quieres que vaya? —estaba muy serio.

—No es que no quiera que vayas, pero no sé por qué quieres ir.

—Solo quiero ir y ya. ¿Hay algún problema? —alzó una ceja.

—No, claro que no. Vamos —sonrió agradecido.

Le serví un poco de coñac a Cami y a Nate mientras esperábamos que Alek y su hermano llegaran. El primero que llegó fue Alek y se me hizo raro que no viniera con Eli, ya que por lo que sabía ellos ya vivían juntos. Le invité algo de beber a Alek y pidió whisky.

—¿Cómo está ella? —alzó una ceja tras mi pregunta.

—Ella tiene nombre y es Eli. Eli está bien desde que tuvo el valor para dejarte —bebió whisky y yo un poco de coñac.

—Sí, no fui el mejor para ella.

—Ni para nadie —masculló —. No eres un buen hombre, Beckett y no sé qué vio mi prima en ti —le echó una mirada a Nate que jugaba con Zora —. De él sí lo entiendo —me miró de nuevo —. Pero de ti.

Letal.  +21. (EN PROCESO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora