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Extra ⁰²

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— ¿Cómo te sientes? — acaricio la barriguita de su menor mientras observaba en la cama a Jungwon quien tenía en brazos a su pequeña niña de apenas quince días.

— Me duelen mucho los pies, no estoy seguro de poder aguantar unos días más.

— Lo se corazón, es pesado, más siendo dos, antes de que nacieran yunah y sowon nacieran sentía que me iba a morir — rio suavemente viendo descansar a sus pequeños de ya seis semanas.

— Me da miedo lo que pueda pasar — recostó suavemente su cabecita sobre el hombro del mayor.

Hace varios meses, habían comenzado a vivir juntos, realmente no había alguien que pudiera cuidar a cada uno en su casita, por lo que era más fácil que los tres bonitos se hicieran compañía por las mañanas hasta las tardes que llegaban sus respectivos alfas.

— Todo estará bien, estaremos contigo. — se puso de pie al escuchar el llanto de su pequeña, Jake y Heeseung habían sido alegrados con la noticia de que tendrían mellizos, un niño y una niña...tal y como si nada hubiese pasado antes.

— Sigo preguntándome cómo fue que los tres quedaron panzoncitos al mismo tiempo — la voz del peliplateado llamo la atención de su bonito Omega.

— Oh, llegaron temprano creí que tardarían aún — el menor de los parks abrió sus brazos envolviendo a su rosita en ellos.

— Si...venimos temprano por qué debemos hablar sobre algo — suspiro el mayor quien ya sostenía a la pequeña yunah en sus brazos.— pero hablemos de eso más tarde.

Acortó mientras iba en busca de su hijo mayor.

— ¿Cómo te sientes? — pregunto acariciando sus cachetitos y dejando un beso sobre su frente.

— Me duelen mucho mis pies, mis estrías pican y ya no aguanto más — susurro entre pequeños quejidos, soltando un grito suave cuando fue cargado para ir a su habitación.

— Lo siento mi vida, pero tendrás que esperar aún — le depositó en el centro de la cama comenzando a quitar su ropa, como de costumbre le ayudaría a bañarse, le daría un masaje y le ayudaría con la picazón de sus estrías.

— Amor...debes dejar de cargarme para llevarme a todos lados, ya estoy demasiado gordito como para que no haga algo de ejercicio. — El mayor le observo con una mirada de molestia evidente.

— Tu no estás gordo, estás embarazado, tienes a dos bebitos, mis dos tesoros aquí, no eres gordo — recriminó llevándole a la tina.

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— Listo corazón, ve a lavarte los dientes — bajo al menor de su silla una vez terminó de comer siendo seguido por juju al pasar unos segundos.

— ¿Sobre que querían hablar? — la voz del australiano tenso a los alfas presentes.

— ¿Pasa algo malo? — El menor llevo su mano a la de su pareja acariciándola suavemente.

— Si...bueno...nosotros — suspiro suavemente deseando que alguien más hablara.

— ¿Recuerdan el proyecto del que les hablamos? — los bonitos omegas asintieron algo curiosos y ansiosos por lo que sucedía. — Gracias a eso...debemos viajar a Daegu durante tres días, incluso Sunghoon.

Los ojitos del pelirosa se llenaron de lágrimas sintiendo como el pánico le inundaba

— P-pero Sung no se puede ir, me falta poco para que nazcan mis bebés ¿Y si no está cuando eso pase? Yo no puedo solito — las lágrimas comenzaron a bajar llenas de temor.

Su embarazo no había sido el más fácil, mucho menos el más cómodo y seguro. Durante los nueve meses cargando a sus bebes había tenido bastantes complicaciones, complicaciones que aumentaron cuando llego al sexto mes, el hecho de que su alfa no estuviera para el nacimiento de sus bebés le aterraba.

— Sun, sun, cielo, tranquilo — tomo sus manos tratando de calmar la ansiedad del menor.— será rápido, mientras más rápido hagamos las cosas más rápido volveré, trataré de volver rápido, yo sé que es algo riesgoso pero es algo que de verdad necesitamos.

La mesa se llenó de la tristeza del menor, quien se aferraba a los brazos del alfa quien también le miraba decepcionado de si mismo.

— ¿Cuando se van? — pregunto en un pequeño murmuró cuando su llanto bajo un poco.

— Hoy por la madrugada...

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— no te vayas...— el lindo Omega le miraba con desesperación, mientras el mayor terminaba de acomodarle la habitación.

El colecho de su bebé era parte de su nido, en la cama descansaba la enorme almohada que sería su reemplazo y que también llevaba su aroma, mientras que en el buró había todo lo que el menor podria ocupar.

— todo estará bien, volveré en cuanto pueda — depósito pequeños besos sobre sus labios y ojitos. — sabes que si por mi fuera me quedaba aquí, no me importaría ser despedido de no ser que vamos a tener dos bebés.

Suspiro suavemente mientras asentía, un poco resignado a qué el mayor se fuera, le observo agacharse y ponerse a la altura de su barriguita, dónde la tomo con suavidad depositando pequeños besos sobre ella.

— Mis pequeños...Papá se tiene que ir, no será mucho tiempo y todos los días les hablaré...pero tienen que portarse bien, estar sanos y mantenerse tranquilos para no lastimar a papi, deben esperarme ¿Si?...no pueden llegar antes, deben esperar a que papá esté aquí, a que papi esté con papá y pueda estar tranquilo, para que todo esté bien. — sus ojos se mojaron un poco, le dolía dejar a sus chiquitos sabiendo lo poco que faltaba.

Se puso de pie y beso los labios de su lindo Omega.

— Volveré pronto, mi amor...

— Promete lo...

— Lo prometo, volveré y estaré aquí antes de que mis niños lleguen.

Depósito un último beso sobre sus labios para después salir de su hogar y subir al auto donde ya lo esperaban.

— Todo estará bien, Hoonie.

— Lo se, hyung.

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