- Cristal Tears -

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Parecía risible que toda la defensa de un pueblo en la frontera consistiera en nada más que una empalizada hecha con troncos más aptos para ser leña que para mantener una defensa; y sin embargo era toda la estructura que este pueblo podía permitirse para defenderse.

Y hoy se sufrían las consecuencias.

El presupuesto militar se ocupaba para nutrir al ejército, que a su vez se encargaba de erradicar a los demi-humanos. Poco o nada quedaba para construir estructuras que en su mayoría eran destruidas u ocupadas después por los enemigos, así que construir murallas más elaboradas no era una prioridad. Lo malo de esto era que ante los ataques, cuando el ejército no se encontraba cerca se aseguraba una masacre.

Una niña corría en dirección contraria a la batalla, sus pequeños pasos la alejaban lentamente de la masacre que se libraba.

Los demi-humanos atacaron durante la mañana, un grupo de 90 soldados pertenecientes a la raza de hombres león, una especie fiera y difícil de tratar.

Para este pueblo de 2.000 habitantes, de los cuales apenas la mitad estaban en condiciones de pelear, tal número de enemigos pronosticaba una derrota segura.

La madre de esa niña lo sabía, así como su demás familia, es por ello que ella corría mientras los demás ganaban tiempo para los más pequeños. Pero la diferencia de poder de abismal.

Los ancianos fueron los primeros en ser alcanzados, y sin miedo usaron sus cuerpos para ganar algunos pocos segundos que no fueron en vano, pues en ese tiempo los niños habían avanzado.

-¡Solo inmovilícenlos, no pierdan tiempo matándolos!- grito una de las tenientes de la unidad al ver que sus compañeras se estaban entreteniendo con sus presas.

Ochentaisiete de los soldados demi-humanos eran féminas de su raza, más fuertes que los machos y más rápidas.

Este grupo de 10, que se había infiltrado en la retaguardia tenía el único objetivo de crear más bajas. Y lo estaban logrando con éxito. A este paso, todo el pueblo seria erradicado durante la siguiente hora.

Y la niña que corría, en menos de dos segundos seria alcanzada.

Entre las filas demi-humanas, esta unidad era de las más poderosas, especialmente diseñada para atacar pueblos desprotegidos, erradicar a la población, tomar la estructura, y por la noche asegurar la carne para un banquete nocturno destinado a alimentar motivar y al ejército regular.

Con las fuerzas principales del reino draconico tan lejos, era obvio que este pueblo sería un objetivo.

Draudillon lo sabía al dar la orden al ejército, pero este era un sacrificio que por más que le doliera, no podría evitar, pues el ejército termino erradicando, gracias a esta decisión, a más de 3.000 demi-humanos en el frente norte. Que 2.000 de su propio reino murieran a cambio era un sacrificio lamentable, pero también aceptable... o al menos eso quería creer Draudillon.

No, no lo era, y Draudillon no podría dormir si supiera que la primera victoria en meses hubiese costado las vidas de tantos de sus compatriotas.

A cambio de su ayuda, a cambio de que sus armas fueran usadas para defender este pueblo, Draudillo ofreció una cena privada y acepto recibir un masaje de pies por parte de él...

Las garras estaban por tocar y desgarrar la piel de la niña, la vida se le seria arrancada de manera violenta. Sin siquiera llegar a saber cómo era realmente la vida, esta se le arrebataría... así debió ser, si no fuera por la existencia de un enfermo tan fuerte como él.

-[¡Air cut!]- grito un hombre su hechizo.

La demi-humana a punto de asesinar a la pequeña, salió volando varios metros con un enorme agujero en su pecho.

Konosuba: ¿Amigo o enemigo? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora