- conflicto -

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Cerebrate se encontraba en la cima de una pequeña torre de vigilancia, desde donde observaba, no el horizonte en busca de enemigos, si no a los pueblerinos comiendo sopa de hombres león.

Siempre le pareció divertido como ambos bandos en esta guerra podían comerse a los enemigos, aunque dudaba mucho de la calidad de la carne de los demi-humanos, era todo lo que se podía hacer después de una batalla.

Entre la gente del pueblo, Cerebrate encontró algo que le intereso, una belleza de cabello rubio y...

-Deja de espiar a las personas mientras comen o te arrancare los ojos- dijo Shiori, la arquera del grupo al ver que su líder de nuevo se entregaba a sus cuestionables aficiones.

-No es lo que crees, estaba viendo a Risha- dijo, claramente mintiendo de cierta forma.

Shiori, mujer esbelta de cabello plateado y ojos color verde claro, que en su espalda tenía un arco negro, jalo por el cabello a Cerebrate y lo obligo a mirar hacia el norte.

-Al enemigo es a quien debes estar vigilando, si realmente quieres ver algo asegúrate de que todas esas admiradoras tuyas estén a salvo, mentiroso-

-Espera, espera ¿Qué enemigos? Aun no hay nadie, así que no hace daño que mire un poco a otro lad... ¡AH!-

Shiori tomo a su líder de su cola de caballo y lo agito varias veces antes de soltarlo. Cerebrate se quedó tirado sobre la madera de la torre como si la vida le hubiera abandonado.

-¿Qué haces?- pregunto Shiori.

-Dicen que hay que hacerse el muerto cuando te ataca una bestia salva... ¡AH!- el héroe del reino draconico grito por el dolor.

Shiro se puso de pie y comenzó a patear a su líder. En ese momento, Risha apareció por las escaleras para contemplar la escena.

-¿Qué pasa? ¿Cere intento propasarse contigo?- pregunto Risha con una sonrisa.

"¡Ojala!" se gritó internamente la arquera a la vez que miraba su pecho desarrollado a sus ya 19 años. Incluso comenzó a patear más fuerte a Cerebrate después de que Risha pusiera la idea en su cabeza.

-¡Risha ayúdame! ¡Shiori se volvió loca!- grito ligeramente Cerebrate, asegurándose de que quienes estaban abajo no lo escucharan.

Risha puso el plato que había traído consigo en el suelo y se unió a Shiori.

Las patadas eran leves, todas dirigidas a zonas donde no hicieran demasiado daño. Y después de un rato pararon.

-¡AH! ¡El dolor! ¡Las heridas! ¿Quién diría que después de tantas batallas fueran mis propias compañeras las que me asesinaran?- en cuando Cerebrate termino de dar sus últimas palabras, Shiori le arrojo a la cara un pedazo de carne de ganado que había conseguido de los pueblerinos.

Cerebrate tomo la carne y comenzó a comer sin más protestas, además no parecía dañado por el ataque de sus compañeras.

Después de años de hacer lo mismo, las cuatro mujeres en cristal tear habían aprendido a golpear a su líder de una manera en la que no hacerle daño antes de una batalla, incluso aprendieron a que estos sirvieran como masaje. Ahora mismo la tensión el cuerpo de Cerebrate había disminuido, aunque fuera un poco.

-Solo 300 adultos están listos para la batalla, el resto de tropas son niños que inspiraste y están recogiendo lanzas olvidadas de los cadáveres- dijo Risha para disgusto de su líder. -Tambien llego un informe, todo el ejército demi-humano que ataco el norte se dirige hacia acá, y las fuerzas de la reina no podrán recuperarse a tiempo para apoyarnos antes de mañana. Para como están las cosas, esta noche será la batalla-

Pese a las malas noticias, Cerebrate no altero el ritmo con el que comía, pues todo eso ya lo suponía.

-An y Reina quieren saber qué haremos-

Cerebrate no dio respuesta y siguió comiendo.

-¿Lo de siempre entonces?- pregunto con pesar.

-Lo de siempre...- respondió Cerebrate igualmente desanimado.

-Lamento que no puedas tomar tu recompensa de la reina- le dijo Shiori.

-Yo también lo lamento, pero el viaje no fue en vano, hoy vi dos hermosas sonrisa y con eso estoy satisfecho- declaro tranquilamente.

Hoy había habido muchas sonrisas dedicadas a Cerebrate, pero sus compañeras no tuvieron que preguntar porque este solo señalaba dos... conocía bien a su líder.

-Díganle a la gente que pelearemos, y a nuestros jóvenes entusiastas, asegúrense de ponerlos lejos de la batalla. Hare lo que pueda con las tropas de avanzada mientras ustedes huyen con quienes sean demasiado jóvenes para morir. Cuando vea demasiados enemigos me retirare y me uniré a ustedes- repitió Cerebrate la táctica que siempre usaban en las batallas perdidas.

No huían por cobardes, no huían porque les agradara. La razón por la que se retiraban con la excusa de defender a los más débiles, era simplemente para que la reputación de Cerebrate, una de las pocas esperanzas para el reino, no fuera golpeada.

Ningún aventurero se hacía llamar a si mismo héroe, porque ante todo debían priorizar la vida propia y de sus compañeros. Cerebrate lo entendía, y aunque fuera a la fuerza, habia logrado que las sus compañeras también lo hiciera.

Pese a tener expresiones amargas, Shiori y Risha aceptaban este plan, como siempre lo hacían porque sabían que era necesario.

Aunque después recibiera bofetadas por parte de An y Reina, el plan seguiría.

No podían huir antes pues el ejército demi-humano era demasiado superior en velocidad y podría dividirse y emboscarlos con sus elementos más rápidos, lo que causaría una masacre de inocentes, por eso debían esperar a que la batalla iniciara para escapar con los que no podían defenderse, mientras que los demás pueblerinos ganaban tiempo. Aun asi, el grupo de elegidos nunca era superior a veinte para asegurar que tanto Cerebrate como sus compañeras sobrevivieran.

Esta era la cruz con la que debían cargar, esta era la misión de cristal tear en esta guerra. Matar a cuantos enemigos pudieran y salvar tantas personas como fuera posible.

Konosuba: ¿Amigo o enemigo? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora