Mateo
Ya habían pasado varias semanas desde que Ámbar se mudó a mi casa en La Boca. Durante ese tiempo, nos hemos ido conociendo mucho más y, a medida que pasaban los días, se notaba que había una conexión creciente entre nosotros. Lo que empezó como una simple medida de seguridad para protegerla de Tomás se había convertido en algo más profundo.
La rutina diaria se había establecido. Ámbar y yo compartíamos muchas de nuestras actividades diarias, desde cocinar hasta ver series juntos. La comodidad de nuestra convivencia era palpable. Nos habíamos adaptado al nuevo ritmo de vida y, sin darnos cuenta, comenzamos a crear una relación que iba más allá de la simple amistad.
Era una tarde tranquila cuando decidimos preparar la cena juntos. La cocina estaba llena del aroma de la comida, y Ámbar estaba concentrada en cortar verduras mientras yo me encargaba de la carne. La cocina, que solía ser un lugar solo para preparar comidas, se había convertido en nuestro pequeño refugio compartido. Las charlas y risas mientras cocinábamos se habían vuelto una parte integral de nuestro día.
—Che, Mateo, ¿cómo se hace este aderezo? —preguntó Ámbar mientras removía la ensalada.
Me incliné hacia ella, intentando darle una mano. —Lo único que tenés que hacer es mezclar el aceite con el vinagre y un poco de mostaza. Pero no te olvides de añadir sal y pimienta. ¡Es clave!
Ámbar me miró con una sonrisa y me pasó el frasco de mostaza. —Gracias. Por cierto, me preguntaba si podríamos ir a ese bar del que me hablaste la otra vez. Quiero conocer un poco más de la zona.
—¡Claro! —le respondí—. Ya estamos más que instalados, así que te llevo a ese bar. Hay buena música y la comida está bastante bien. Además, me gusta que quieras conocer más de este lugar.
A medida que preparábamos la cena, el ambiente se volvió más relajado y nuestra cercanía era evidente. Los roces accidentales se volvieron más frecuentes y, sin quererlo, nuestras manos se tocaban a menudo mientras tratábamos de hacer espacio en la cocina. En esos momentos, sentía una chispa que no podía ignorar. Ámbar también parecía más consciente de estos pequeños toques, y la tensión entre nosotros era palpable.
Una vez que la cena estuvo lista, nos sentamos a comer en la mesa de la cocina. La comida fue una mezcla de sabores deliciosos y conversaciones animadas. Ámbar estaba más relajada y su risa era contagiosa. Había algo en su sonrisa y en la forma en que me miraba que me hacía cuestionar si estábamos empezando a sentir algo más profundo.
Después de la cena, decidimos relajarnos viendo una película. Nos acurrucamos en el sofá, con Ámbar apoyada en mi costado. La película estaba casi olvidada mientras nos concentrábamos en disfrutar de la compañía del otro. Los roces casuales se volvían cada vez más intencionales, y no podíamos evitar mirarnos con una intensidad que no habíamos experimentado antes.
—Mateo, —dijo Ámbar en un susurro—, ¿alguna vez te has preguntado cómo sería nuestra vida si no tuviéramos que lidiar con todo esto?
La pregunta era profunda, y me hizo reflexionar. —Sí, la verdad que sí. Me imagino que sería más fácil si no tuviéramos que preocuparnos por Tomás y todas estas complicaciones. Pero, al mismo tiempo, me alegra que estemos aquí juntos, tratando de enfrentar esto juntos.
Ámbar me miró con una mezcla de tristeza y esperanza. —Siento que hay algo más entre nosotros. No puedo ignorarlo.
—Yo también lo siento, —admití—. Cada vez que estamos juntos, siento una conexión que no puedo explicar. No es solo la seguridad que te ofrezco, es algo más profundo.
Nos miramos a los ojos y, sin darnos cuenta, el espacio entre nosotros se redujo. Nuestros labios se encontraron en un beso suave, pero lleno de emoción. El beso fue un reflejo de todo lo que habíamos estado sintiendo durante ese tiempo. Era como si estuviéramos desahogando todas las emociones reprimidas, y el contacto físico se volvió más intenso.
El beso se convirtió en algo más apasionado mientras nos acercábamos el uno al otro. Nuestras manos se exploraban y la conexión que estábamos buscando se hacía más evidente. La atracción entre nosotros había alcanzado un punto en el que ya no podíamos ignorarla.
La noche avanzó y el deseo que habíamos estado conteniendo salió a la superficie. La intimidad entre nosotros se convirtió en algo más tangible. Nos perdimos en el momento, disfrutando de la cercanía y la conexión que habíamos construido durante las semanas anteriores.
Cuando finalmente nos relajamos, nos acurrucamos en el sofá, compartiendo una sensación de satisfacción y tranquilidad. La noche había sido una revelación para ambos, y sabíamos que estábamos empezando a construir algo significativo juntos.
Al día siguiente, nos despertamos con una sensación de familiaridad y complicidad. La relación que habíamos desarrollado estaba avanzando hacia un lugar más profundo, y sabíamos que no podíamos ignorar lo que sentíamos el uno por el otro. La conexión que habíamos establecido era real y significativa, y estábamos listos para enfrentar lo que viniera.
Mientras nos preparábamos para el día, Tiago apareció en la cocina con una expresión de sorpresa al vernos. Su mirada pasaba de mí a Ámbar con una mezcla de curiosidad y preocupación.
—Che, ¿todo bien? —preguntó Tiago—. ¿Cómo estuvo la noche?
—Todo bien, —respondí—. Solo pasamos la noche juntos y nos conocimos un poco más.
Tiago asintió, aunque parecía aún algo reservado. —Bueno, me alegra que estén bien. Solo quiero asegurarme de que estés bien, Ámbar. Sabes que siempre puedes contar conmigo.
Ámbar le sonrió agradecida. —Lo sé, Tiago. Gracias por tu apoyo.
Con el paso de los días, la relación entre Ámbar y yo se volvió más fuerte. La conexión que habíamos establecido era algo que no podíamos ignorar, y ambos estábamos dispuestos a explorar lo que significaba para nosotros. A pesar de las dificultades y el pasado complicado, estábamos creando algo especial juntos.
Sin embargo, la pregunta seguía presente en nuestras mentes: ¿cómo enfrentaríamos el futuro con todo lo que estábamos construyendo y con la amenaza persistente de Tomás? El amor y la seguridad que habíamos encontrado el uno en el otro eran reales, pero sabíamos que aún había desafíos por delante. La pregunta que se mantenía en el aire era cómo seguiríamos adelante mientras enfrentábamos las dificultades y el pasado que aún nos perseguía.
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IKIGAI
FanfictionIKIGAI.- lo que le da el significado y alegría a tu vida; la razón por la que te levantas cada mañana. Donde Ámbar, más conocida como, Ambix, logra ver que no todos los amores son iguales a los de sus padres y sus parejas. Donde Trueno, le enseña...