Margaritas

316 21 3
                                    

Chimon siempre había vivido rodeado de lujos y expectativas. Como hijo único de un multimillonario, dueño de una influyente corporación, su vida estaba marcada por un itinerario constante de reuniones, eventos y obligaciones que parecían inescapables. Sin embargo, entre las obligaciones, había dos cosas que le apasionaban: las flores y la actuación. La vida le había otorgado mucho, pero también lo había confinado a una jaula de cristal.

El destino quiso que su padre fuera amigo cercano del dueño de la GMMTV, y con ello, Chimon encontró una salida a su jaula. Se matriculó en una prestigiosa universidad con la excusa de estudiar administración, pero en realidad, lo que más le interesaba era el club de teatro. Allí, entre ensayos y clases, podía ser quien realmente era.

Un día, en su camino a la universidad, ocurrió un pequeño incidente que cambiaría su vida. Chimon, distraído con su teléfono mientras caminaba hacia el campus, chocó accidentalmente con alguien. El impacto fue suficiente para que ambos tropezaran, y el contenido de las bolsas del otro chico cayera al suelo.

- ¡Lo siento mucho! - se disculpó Chimon, inclinándose rápidamente para recoger los libros que habían caído.

-No te preocupes, estaba distraído también- respondió el chico, con una sonrisa amable. Chimon alzó la vista y se encontró con un chico de cabello oscuro y ojos brillantes que transmitían calidez.

El chico le devolvió los libros a Chimon con una sonrisa agradecida. Ambos se levantaron, pero antes de que Chimon pudiera decir algo más, una voz detrás de él capturó su atención.

-Lo siento de nuevo, pero debo irme - dijo el pelinegro, casi sin aliento, antes de correr a abrazar al chico que lo había llamado.

Chimon no tuvo oportunidad de responder y continuó su camino hacia el comedor, donde su mejor amigo Nanon ya lo esperaba.

Chimon y Nanon habían crecido juntos, debido a la profunda amistad de sus padres. Desde pequeños, habían sido inseparables, escapando juntos de las rígidas expectativas familiares para explorar el mundo a su propio ritmo.

Nanon, siempre carismático y despreocupado, era la chispa que iluminaba la vida más reservada de Chimon.

- ¡Chim, aquí! - llamó Nanon desde una de las mesas del comedor, con entusiasmo. -Ya era hora de que llegaras. No sabes lo que me pasó- comenzó a contar, mientras Chimon se sentaba frente a él y escuchaba atento.

- ¿Recuerdas que te dije que me uniría contigo a la obra de teatro? Bueno, ¡no vas a creer quién más se postuló! - exclamó Nanon, mezclando emoción y frustración en su voz. Justo cuando Chimon iba a responder, Nanon continuó, sin darle tiempo a hablar. - ¡Sí! El entrometido de Pawat y su amiguito Tanapon. ¡Ugh! No sabes la rabia que me dio verlos ahí, como si supieran actuar.

Se quejó mientras revolvía los hielos de su bebida con el sorbete antes de tomar un sorbo. Chimon se quedó pensando en los nombres que Nanon mencionó, ya que apenas llevaba un mes en la universidad y no conocía a nadie más que a Nanon y algunos compañeros de clase. Pero soltó una leve risa por el comportamiento de su amigo.

- Me encantaría conocer a tus "mejores amigos". Parece que te caen mejor que yo, ¡te la pasas hablando de ellos como un fan enamorado!- Lo molestó, provocando que Nanon, sin pensarlo, le lanzara una arveja de su comida.

Los minutos pasaron, y Chimon revisó su móvil, notando que ya era hora de que Nanon fuera a hacer la prueba de actuación para ver si había conseguido un papel. Sin perder tiempo, Chimon dio un gran sorbo a su bebida, golpeando la mesa varias veces mientras se levantaba de repente. Nanon lo miró, desconcertado, hasta que Chimon finalmente tragó su bebida y logró hablar.

El Lenguaje de las Flores || PerthChimon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora