Chimon había notado que, al menos en apariencia, Nanon estaba mejor al reencontrarse, y eso era suficiente para que prefiriera no tocar el tema de la llamada de inmediato. El ambiente de playa, relajado y libre de presiones, parecía ideal para disfrutar sin preocupaciones, aunque sabía que tarde o temprano hablarían.
Esa noche, después de instalar un pequeño asador cerca de la orilla, los tres se acomodaron en sus sillas, riendo con las olas como fondo. Nanon miraba desde su silla a Chimon y Perth mientras estos asaban la carne, cada uno en su propio mundo. A pesar de la distancia que Chimon marcaba, Perth intentaba encontrar cualquier momento para romper el hielo, haciendo algún comentario o lanzando bromas que, a veces, recibían una respuesta y otras, solo silencio. Pero por ahora, parecía que podían relajarse juntos.
Al final, cuando ya todos estaban comiendo, Chimon se animó a preguntar, con cautela.
—Nanon, ¿qué pasó aquel día que me llamaste? No sé... pero te escuchabas realmente mal.
La sonrisa de Nanon se desvaneció de inmediato, y miró hacia las olas del mar, tratando de encontrar las palabras adecuadas.
Nanon tomó aire, recordando cada detalle de la pelea. Chimon y Perth lo miraban, atentos y en silencio, mientras él empezaba a contar lo sucedido.
—Me encontré con Ohm en la playa, y... en cuanto nos vimos, fue como si todo volviera al pasado —Nanon comenzó, mirando hacia el fuego—. Intenté hablar con él, en serio. Pero fue como si no escuchara nada. Volvió a reprocharme todo lo de Lengso, como si nunca hubiera pasado el tiempo. Como si, de alguna forma, yo hubiera planeado hacerle daño.
Perth frunció el ceño, mirando a la arena entre sus pies. Se notaba que estaba conteniendo lo que quería decir, pero el malestar en su expresión era evidente.
—Entonces ¿él solo te culpó sin dejar que explicaras nada? —preguntó con un tono más calmo de lo que probablemente sentía.
Nanon asintió, algo frustrado.
—Intenté decirle que nunca quise meterme entre él y Leng, le conté absolutamente todo pero él estaba fuera de sí. En un momento, me agarró de la camisa y me dijo que yo nunca debí haber sentido algo por él.
Chimon miró a Nanon con preocupación, y Perth dejó salir un suspiro tenso.
—Eso suena como algo típico de Ohm cuando no sabe qué hacer con lo que siente —dijo Perth, sin ocultar su molestia—. Pero aun así, no tiene sentido que no quiera ver las cosas desde otra perspectiva.
Nanon bajó la mirada, pensando en todos esos momentos en los que había querido que todo fuera distinto, en los que había deseado que Ohm pudiera perdonarlo y así pasar pagina.
—Es como si para él solo hubiera una versión de la historia, y siempre soy el culpable —dijo Nanon, tratando de entender—. Incluso después de intentar alejarme y dejar todo atrás.
Chimon colocó una mano en el hombro de Nanon.
—Lo importante es que tú sabes cómo pasaron las cosas, Nanon. Y aunque Ohm no lo vea, no significa que todo fue culpa tuya. Tampoco invalidamos lo que sintió Ohm, pero sí es pasarse de la ralla sus acciones.
Perth asintió, mirando a Nanon con cierta empatía.
—Y tampoco deberías seguir cargando con eso tú solo. Quizá él necesite tiempo para verlo, pero tú ya hiciste lo que pudiste.
Chimon y Perth intercambiaron una mirada y, sin decir una palabra, ambos se acercaron para abrazar a Nanon. Lo rodearon con sus brazos, cada uno en un lado, como si esa acción bastara para protegerlo de todo lo que estaba sintiendo.
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El Lenguaje de las Flores || PerthChimon.
Fanfiction|| En un mundo donde las relaciones florecen y se marchitan, Chimon, un joven de familia poderosa, vive atrapado entre las expectativas de su linaje y el deseo de descubrir qué quiere en realidad. Su vida da un vuelco cuando, por un proyecto escolar...