Al salir de la cafetería, Perth sintió una extraña presión en el pecho, su mente recorriendo recuerdos que había tratado de enterrar. Había planeado ese desayuno de antemano, no porque su padre quisiera ver a Chimon, sino porque él mismo había querido encontrar una excusa para acercarse, para conocerlo mejor por la sensación de culpa que sentía por los malos tratos. Pero en el momento en que escuchó el sonido de la cámara tomando una foto, algo en él se quebró. La incomodidad se transformó rápidamente en miedo, una reacción casi automática que no pudo controlar.
Después de dejar la cafetería, Perth vagó por las calles, tratando de recuperar el control de sus pensamientos. No había esperado que todo el plan se viniera abajo de una manera tan abrupta. Decidió llamar a Ohm, buscando un ancla que le ayudara a mantenerse firme. Sin embargo, había un problema, no podía contarle la verdad a Ohm, no podía decirle que había estado con Chimon. La enemistad entre Ohm y Nanon lo hacía casi imposible. Ohm odiaba a Nanon, y Chimon estaba muy ligado a él. Contarle que se había acercado a Chimon podría hacer que Ohm utilice eso para jugar con Nanon.
— Hey, ¿dónde estás? — Habló finalmente Perth algo agitando al oír que la llamada había entrado.
— ¿Yo? Estoy en el gimnasio. ¿Qué pasa? ¿Estás bien?
Perth dudó por un momento. Quería contarle a Ohm lo que estaba pasando, lo que había sentido cuando escuchó el clic de la cámara. Quería hablarle de la conversación incómoda, de cómo se sentía atrapado entre querer acercarse a Chimon y el miedo a repetir el pasado. Pero no podía. Sabía que si mencionaba el nombre de Chimon, Ohm se enfurecería. Todo se complicaría.
— Sí, sí, todo bien. Solo pensé en pasarme un rato. — Mintió tratando de sonar despreocupado.
— Claro... seguro. — hizo una pausa — ¿En serio, qué está pasando?
— Nada, nada. Solo una mañana rara, ya sabes. No tiene importancia.
Ohm guardó silencio unos segundos, claramente no convencido, pero decidió no insistir. Sabía que, si había algo realmente importante, Perth terminaría sacándolo a la luz en su propio tiempo.
— Bueno, si necesitas hablar, ya sabes dónde estoy. Solo no te metas en problemas, ¿ok?
— Sí, claro. Te veo luego.
Después de colgar, Perth se detuvo en una esquina, respirando profundamente. Los recuerdos del pasado lo golpearon con fuerza.
Había sido hace un par de años, cuando aún estaba en su antigua universidad. Allí había conocido a Saint. Habían compartido una relación intensa, pero secreta al principio. Todo cambió el día que alguien los vio juntos y comenzaron a correr rumores.
Al principio, los comentarios y la atención de sus compañeros les resultaban divertidos. Era casi como si su relación se convirtiera en un juego para los demás, un "ship" que todos admiraban y apoyaban. Pero pronto la situación se salió de control. La gente los seguía, les tomaba fotos en los pasillos y publicaba cada pequeño gesto que tenían entre ellos en las redes sociales. Lo que antes era una relación íntima y privada se convirtió en un espectáculo público, algo que ambos no podían soportar.
Perth recordó las noches en las que Saint lloraba, cansado de ser observado constantemente, de no poder tener un momento de privacidad sin que alguien los estuviera fotografiando o haciendo preguntas invasivas, sin contar el odio masivo que también llegaban a recibir por ser una relación homosexual. Finalmente, la presión fue demasiada. Decidieron terminar por el bien de ambos.
Perth se mudó a Bangkok, esperando dejar todo ese caos atrás, mientras que Saint se fue a Australia. La ruptura lo había marcado profundamente, enseñándole a desconfiar de cualquiera que se acercara demasiado. Y ahora, después de todo ese tiempo, el sonido de una cámara había reavivado esos sentimientos enterrados. Le dolía pensar que, tal vez, estaba repitiendo el mismo error al intentar abrirse con Chimon. Pero esta vez, había otro obstáculo: la enemistad entre Ohm y Nanon. No podía permitirse que Ohm descubriera lo que estaba haciendo.
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El Lenguaje de las Flores || PerthChimon.
Fanfiction|| En un mundo donde las relaciones florecen y se marchitan, Chimon, un joven de familia poderosa, vive atrapado entre las expectativas de su linaje y el deseo de descubrir qué quiere en realidad. Su vida da un vuelco cuando, por un proyecto escolar...