El Lenguaje de las Flores || PerthChimon.

Dalia negra

Había pasado un tiempo desde la obra de teatro, y aunque muchas cosas parecían haber cambiado, algunas seguían igual. Ohm y Perth continuaban con su actitud hostil, pero Chimon comenzaba a notar algo diferente en Perth. Las burlas de este ya no eran tan cortantes ni llenas de desprecio como antes. De hecho, parecían más ligeras, casi como si solo estuviera cumpliendo con una rutina que no le importaba tanto. Por otro lado, Ohm seguía empeñado en mantener el mismo nivel de frialdad y resentimiento, o quizás peor.

Desde la confesión de Nanon, en la que había revelado todo lo que había sucedido entre él y Ohm, su amigo se veía diferente, como si llevara un peso aún más grande que antes. Nanon parecía apagado, como si el esfuerzo de mantener las apariencias le estuviera costando demasiado. Chimon notaba el cambio, pero no sabía qué decir o hacer. Él mismo trataba de convencerse de que todo seguía igual, aunque era evidente que en casa las cosas también se estaban desmoronando. Su padre estaba cada vez más exigente, más crítico, y la presión por ser perfecto nunca había sido tan fuerte.

Esa tarde, al salir de clases, Nanon se excusó rápidamente, diciéndole a Chimon que iba a beber algo con Love. A Chimon no le quedó más opción que caminar solo de regreso. Mientras avanzaba por las calles, con la cabeza llena de pensamientos y preocupaciones, algo llamó su atención. En una esquina, un grupo de personas se había reunido, pero no era una multitud normal. Se trataba de un equipo de producción profesional, con cámaras, luces y cables dispersos por el suelo. Parecía un set de grabación.

Los ojos de Chimon se iluminaron casi de inmediato. Había algo mágico en ese ambiente que siempre lo fascinaba, algo que le hacía olvidarse, aunque fuera por unos momentos, de los problemas que lo rodeaban. Se acercó un poco más, intentando observar sin interrumpir. Vio a personas con auriculares y carpetas en la mano, dando instrucciones en voz baja mientras un grupo de actores se preparaba para entrar en escena.

Al principio, no pudo reconocer a nadie, pero luego, cuando los maquilladores se apartaron, vio claramente a dos de ellos: Khaotung y First Kanaphan. Eran la pareja cuyas caras decoraban cada cartelera y tienda en Bangkok. Su fama era tan grande que incluso Chimon, a pesar de no estar inmerso en ese mundo, había oído hablar de ellos. Algo en sus nombres le resultaba extrañamente familiar, como si los hubiera escuchado en otro contexto, pero no se detuvo demasiado a pensarlo.

Mientras observaba el set, algo dentro de él se removía. Chimon sentía una mezcla de admiración y nostalgia, como si de alguna manera perteneciera a ese lugar, a ese mundo lleno de luces, cámaras y acción. Tal vez era porque siempre había soñado con hacer algo grande, algo más allá de lo que su padre esperaba de él. O tal vez porque, en ese instante, se dio cuenta de que ese mundo no estaba tan lejos como él había imaginado.

Perdido en sus pensamientos, se quedó allí un rato, mirando cómo la escena se desarrollaba frente a él. Era un momento de tranquilidad dentro de todo el caos que había en su vida últimamente. Pero entonces, su teléfono vibró en el bolsillo, sacándolo de su ensueño. Miró la pantalla: era un mensaje de Nanon.

"Vuelvo tarde, no me esperes. Love y yo hemos decidido ir al cine."

Chimon suspiró. No podía evitar sentirse un poco solo en ese momento. Solía contar con Nanon para distraerse de los problemas, pero ahora las cosas entre ellos también parecían tensas. Guardó su teléfono y, con una última mirada al set de grabación, se dio la vuelta para seguir su camino de regreso a casa. Pero al momento de girarse chocó con un hombre, él sin mirarlo a la cara se disculpó varias veces hasta que la voz del hombre lo hizo erizar su piel. 

—¿Qué estás haciendo aquí, Chimon? ¿No deberías estar en casa estudiando? —preguntó su padre con tono severo.

—Sí... lo siento, papá. Me distraje un momento —respondió Chimon sin poder mirarlo a los ojos, sintiendo la presión en su voz. Pero una risa desde al lado de su padre alivió un poco la tensión.