El Lenguaje de las Flores || PerthChimon.

Sakura

Perth observaba el suelo mientras caminaba hacia el estudio, intentando ignorar la presión en su pecho. Desde aquel día en la cafetería, donde Chimon había estado en compañía de Love, todo había cambiado. Aquello que había sido un vínculo tan natural y cercano se había vuelto frío y distante.

La noticia de que Love había intentado coquetear con Chimon había llegado a sus oídos de manera inesperada. Ella le había escrito por Instagram, pidiéndole que se mantuviera alejado, que necesitaba un poco de espacio para poder acercarse a Chimon sin que Perth estuviera siempre presente. En un principio, había ignorado el mensaje, como si fuese un simple capricho. Pero luego, cuando Nanon también le habló del asunto, la inquietud se sembró en su mente.

 — He notado que pasas mucho tiempo con Chimon. Quiero decir, no es que esté mal, pero ¿no crees que es un poco excesivo?

Perth frunció el ceño, sintiéndose un poco a la defensiva. — ¿Excesivo? Solo somos amigos. Nos llevamos bien y disfrutamos pasar tiempo juntos.

Nanon lo miró con una mezcla de sinceridad y preocupación. 

— Lo sé, pero... hay algo que me preocupa. A veces, la gente puede volverse dependiente de sus amigos. Y no quiero que eso te pase a ti, especialmente con todo lo que está pasando. Y mucho menos a Chimon...

— ¿De qué estás hablando? —respondió Perth, un poco irritado—. Chimon es mi amigo. No tengo que justificar mis elecciones. Además no pasamos tanto tiempo juntos.

— No se trata de justificar nada, Perth. Pero piensa en esto: si un día Chimon decide que necesita espacio o algo así, ¿cómo te sentirías? Puede que no sea un gran problema ahora, pero a la larga, depender emocionalmente de alguien puede hacerte daño.

Perth sintió que un nudo se formaba en su estómago. No quería considerar la posibilidad de perder a Chimon, pero las palabras de Nanon resonaban. — Pero no creo que eso pase. Siempre hemos estado ahí el uno para el otro.

Nanon le dio una palmada en el hombro. — Sí, pero la vida puede cambiar rápidamente. No quiero que te lastimes si alguna vez él decide que necesita más distancia. Además, no quiero que eso afecte nuestra dinámica como grupo.

— Entonces, ¿qué sugieres que haga? —preguntó Perth, sintiéndose frustrado—. ¿Debería alejarme de él?

— Solo... tal vez considera darle un poco de espacio. Si eso significa reducir el tiempo que pasan juntos, puede ser lo mejor para ambos. Así no se convierten en una dependencia y pueden seguir disfrutando de su amistad sin presiones.

Las palabras resonaron en su mente, atormentándolo. Él no podía entender por qué de repente había que ponerle límites a algo que había surgido de forma tan natural. Pero con el paso del tiempo, y tras algunas conversaciones más, comenzó a cuestionarse si quizás había una verdad oculta en lo que decían. Así que, de forma inconsciente, empezó a distanciarse. No fue una decisión consciente, pero una parte de él se resistía a la idea de que otros pudieran decidir sobre su relación con Chimon.

Ahora, al ver cómo el set se llenaba de risas y charlas entre los demás, la tristeza lo invadía. En su mente, los momentos que había compartido con Chimon, las conversaciones a medianoche y las risas, eran recuerdos preciosos. Sin embargo, su corazón se encogía al pensar que esa cercanía se estaba desvaneciendo.

— ¿Vas a esperar a Chimon hoy? —le preguntó uno de los miembros del equipo.

— No, creo que no— respondió Perth, tratando de sonar casual. No era verdad. En el fondo, lo anhelaba. Pero sabía que no podía acercarse a Chimon como antes. Esa distancia se había vuelto necesaria, aunque dolorosa.