VII】Ahí

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"Perdón, no podré hacerte nada en estos días".

¿Por qué esa niña era tan boba? No tenía siquiera que explicarle que iba a estar lejos por un momento, no le veía necesidad en avisarle, pudo solo haber ignorado lo que pasaban y retomarlo si quería, ¿Acaso pensaba que notaría su ausencia? Qué le importaría a él...

Sasuke divagaba entre la negación y la ignorancia mientras se comía los Paninis de tomate que le habían sido dejados esta mañana. Miles de cosas eran más importantes que ella, solo la dejaría ser, no era como si fuesen algo más que conocidos, aunque su paladar aún se aferraba al sabor del último pan que se encontró en la cajita.

Sakura se quejaba con Hinata acerca de como tenía que soportar ver al Uchiha de su clase tomar siempre lo que su misteriosa fan le regalaba. La de ojos jade le intentó cuestionar varias veces al respecto, pero nunca pudo llegar a tener un buen momento para hacerlo.

- Sakura...

- No te preocupes Hinata, estoy segura de que mis galletas superarán por completo cualquier cosa que esa tonta le prepara siempre. - La azabache se intimidó al ver como su compañera apretaba fuertemente su puño al hablar.

- Oh Sakura... - Suspiró, ¿Cómo decirle que no era lo que ella pensaba?

- Por cierto, ¿Qué hay de ti? No te has rendido con Naruto, ¿No es cierto?

- Mmm bueno, en realid-dad, ¡No creo decirle nada nunca! De todos modos, ni siquiera puedo acercarme a él. - La Hyuga decayó por completo ante su realidad y hundió su rostro en sus brazos.

- ¿Huh? ¡Pero no has hecho ni el intento! - Ella se arrimó a sobarle la cabeza a su amiga.

- T-tengo que pensar en lo que nos falta para salir de la academia.

- No eres nada romántica Hinata.

Estaban viendo nuevos temas en cada asignatura, Hinata se esforzaba por acoplarse a lo que pudiera en clases, mientras no se tratará de práctica física estaría bien. Si lograba mejorar como posible ninja quizá un día podría lucir sus ojos perla tan orgullosos como los de un particular niño Uzumaki.

Con su palma extendida solo tendría que darle un par de veces más al objetivo que se hallaba plantado en el árbol. No estaba a la altura del entrenamiento Hyuga, entonces debía intentarlo más por su cuenta, a pesar de que sus dedos estuviesen ardiendo por raspaduras o de las amenazas de sus piernas con sucumbir al suelo, pero si ella no se había caído luego de las últimas semanas, entonces, ¿Por qué ahora lo haría?

Ella no cedía al agotamiento en sus tardes, aunque ya eran más de un par de veces que una servidora le tenía que levantar de la cama y en su escuela las quejas le llovían por tanto cabecear. Pero aún con esto esa tarde seguiría, tenía una libreta con la rutina que debía de hacer cada día.

Con una y otra vez que la veía tan agotada era suficiente, Sasuke iba a hacer que la molesta imagen tan débil de ella se esfumara. Así fue como sigilosamente la siguió por el bosque, hasta que observó como la pequeña paró y empezó a hacer algunos movimientos de estiramiento. Tras la cuarta ronda de repetición de técnicas Hyuga este se fue en silencio a conseguir algo.

– Ya fue suficiente. – La fémina estrelló su cara con el pasto cuando sus oídos se percataron de la presencia de alguien más con ella.

– ¿Por qué?... ¿q-ué haces aquí? – Sasuke se paró frente a ella y le tendió su mano. Atemorizada Hinata igualmente estrecho su palma con la de él y de nuevo recupero la postura, sin embargo, eso no le quitó ni un poco la sorpresa.

¡Ups! Pero mi amor no era para ti... (Sasuhina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora