𝐎𝐍𝐂𝐄 𝐔𝐏𝐎𝐍 𝐀 𝐃𝐑𝐄𝐀𝐌 ▉▉ diaval ( maléfica )

─── 𝐎. 𝙥𝗿𝗼𝗹𝗼𝗴𝘂𝗲. 𝗍𝗁𝖾 𝗌𝗉𝖾𝗅𝗅

   ꗃ¸𓏲࣪ʾ ⩩ ONCE UPON A DREAM ◞ ʾ ◟
🌹 ⌇ ↬ 𝖺𝖼𝗍 𝗼𝗻𝗲 . . .
▰ 𝘤𝘩𝘢𝘱𝘵𝘦𝘳 .𝘰
❝ the spell ❞

MUCHAS PERSONAS DICEN, que no hay mejor amor que el amor de una madre, y eso era bastante cierto. Pues en toda tu vida, nadie podria amarte más que tu madre.

Y Arwen no era la excepción a ese sentimiento.

A pesar de que la bebé habia sido concebida por Maléfica y el hombre que ella misma despreciaba tanto, Arwen era el mundo entero de la Reina del Mal, su única debilidad, la única persona que lograba sacarle sonrisas desde el día en el que Steffan le quito sus preciadas alas.

A pesar de que Steffan habia abandonado y traicionado a Maléfica, le habia dejado algo mucho más valioso, a su pequeño monstruo, como ella le llamaba a la bebé.

El que ahora se habia convertido en Rey, Steffan, por supuesto que no sabia nada sobre la pequeña Arwen, Maléfica sabia que aquel hombre ambicioso no merecía sentir siquiera la prescencia de la pequeña, además, jamás en el mundo la dejaría a manos de el, porque sabia que nada bueno saldria de ello, aparte de que todavía guardaba mucho rencor hacia el, pero honestamente, nadie podría culparla.

Arwen era la única luz en la vida de Maléfica, y todos estaban seguro de ello.

Aunque el odio de Maléfica por Steffan y las ganas de obtener su veganza no habían cesado, seguían en lo profundo de su corazón, si es que tenia uno.

Cuando Maléfica se enteró de que Stefan iba a ser padre junto con su Reina, el corazón de la hada se llenó aún más de odio, mientras que la pequeña Arwen crecia cada ves más, a un ritmo más rápido de lo esperado. La Reina del Mal sentía aún más odio, ella sabia que Arwen no necesitaba de Stefp
an, tan solo ambas eran lo suficientemente felices juntas, pero no podia evitar sentir dolor por su hija, y por no poder darle una figura paterna que la mereciera.

Arwen era una niña especial, según los que podian describirla. Con rasgos elficos tan marcados como los de su madre, pero carente de alas tan grandes como las de su madre. La pelinegra era la m imagen de Maléfica, todos estaban seguros de ello, ambas eran tan, iguales, pero tan diferentes al mismo tiempo. Mientras que Maléfica era una mujer bastante reservada, Arwen era bastante abierta con todos.

La pelinegra tenía un alma tan pura y vivida como la que habia tenido su madre en el pasado, ella era perfecta, a los ojos de su madre y a los de cualquier otra criatura que habitaba en el Paramo, ella era la luz de cualquiera que la conociera. Ese era el notable contraste entre madre e hija, la forma en la que ambas eran tan similares y diferentes am mismo tiempo.

Pero sin duda alguna, de entre todas las criaturas que habitaban en el gran Paramo, Diaval, el cuervo de su madre, era el favorito de Arwen. La dulce muchacha habia desarrollado una amistad con aquel cuervo, al que su madre le habia dado una forma humana, utilizandolo como sus nuevas alas.

Aunque Arwen siempre solia decir, que sentia como si ya lo hubiera conocido antes, como si lo hubiera visto en un sueño, aunque no estaba del todo segura. Pero por alguna extraña razón, Diaval se le hacia tan, familiar.

Maléfica temia por la vida de su hija, y no porque pensara que ella no podia protegerse por si sola, sino por el hecho de que su alma era tan pura en este mundo lleno de pura crueldad, ella temia que el mundo de los hombres corrompiera el alma de la pelinegra, tal y como lo habian hecho con la de ella.

La Reina del Mal queria venganza contra Stefan, y la tendría. Unos años pasaron y Maléfica finalmente habia cumplido con lo que tanto habia deseado, su venganza contra el hombre que le arrebató todo. Ella habia lanzado un hechizo hacia la Princesa Aurora, pero con lo que no habia contado la hada era que ese mismo hechizo no le saldría del todo bien, pues después de todo el poder que ella tenía era demasiado que ella misma no lograba controlarlo del todo, en algunos momentos.

El hechizo habia funcionado, pero al mismo tiempo, el hechizo había caido también en Arwen, quien no tenia ni una remota idea de lo que habia hecho su madre. Maléfica sabia de esto, pero se habia negado a decírselo a su hija,  tenía miedo de que ella finalmente viera quién era en realidad y que comenzara a odiarla por el hechizo que habia lanzado. Aunque el hechizo tenía una forma de romperse, solo un beso de amor verdadero podría quebrantar aquello. Bueno, si habia algo que la Reina del Mal no sabía, era que Arwen ya tenía la oportunidad de que aquél hechizo se rompiera, pero muy pronto se darian cuenta de que estaba más cerca de lo que imaginaban.