La tensión en el aire era palpable, casi electrizante.
Alastor estaba a punto de invocar sus llamas verdes y dejar que sus tentáculos de sombra se extendieran amenazadoramente, mientras que Grey, con una mirada decidida, se preparaba para conjurar espadas de oscuridad y luz, listas para el enfrentamiento que ambos sabían que iba a ser feroz.
Sin embargo, justo en el momento en que la batalla parecía inevitable, un grito resonó en el ambiente, cortando la atmósfera cargada como un rayo.
—¡Más vale que no hagan ninguna tontería!.
Exclamó Charlie, cruzada de brazos y con una mirada amenazante que emanaba la autoridad de una princesa decidida a mantener el orden.
Sus ojos, que brillaban con una mezcla de determinación y desasosiego, lograron detener en seco las intenciones de ambos demonios.
Alastor, con un suspiro de fastidio, y Grey, visiblemente irritado, hicieron una pausa en sus acciones, dejando de emanar el aura asesina que los rodeaba.
La tensión comenzó a disiparse, aunque el rencor aún flotaba en el aire.
—Está bien, está bien.
Murmuró Alastor, retrocediendo un paso y decidiendo que un trago en el bar de Husk sería más placentero que una confrontación sin sentido.
—A veces, la razón debe prevalecer sobre el instinto.
Agregó con un tono de resignación, mientras se dirigía hacia la barra, dejando atrás el inminente conflicto.
Por otro lado, Charlie, recuperando la compostura, se volvió hacia Grey con una expresión que mezclaba autoridad y cordialidad.
—Sígueme, Grey. Te enseñaré dónde dormirás.
Dijo, su voz ahora más suave, pero aún firme. El demonio la miró con curiosidad, su interés momentáneamente desplazado por la promesa de un nuevo entorno.
Grey siguió a la princesa desde atrás, sus ojos afilados observando su figura con un interés calculado.
A medida que caminaban, su mente tramaba un plan meticuloso, uno que tenía como objetivo sembrar discordia entre Alastor y Charlie, separándolos de una vez por todas.
La idea de ver a Alastor con el corazón partido a la mitad le resultaba particularmente atractiva; sería mucho más fácil derrotarlo en ese estado vulnerable.
—Un Alastor quebrantado es un Alastor derrotado.
Pensó Grey, una sonrisa siniestra asomándose en sus labios. Aunque al principio había disfrutado de la idea de traer de vuelta a Mefistófeles, con el paso de los años esa perspectiva se había vuelto monótona y repetitiva.
La llegada del Hazbin Hotel había añadido un nuevo giro a su existencia, y ahora veía la oportunidad de entretenerse un poco más con la princesa, explorando las posibilidades que esto podría ofrecer.
Mientras continuaba siguiendo a Charlie, Grey sabía que su pequeño juego no pasaría desapercibido por el señor del infierno, el Rey Lucifer.
—Quizás no sea muy bien visto por él, pero eso solo lo hace más emocionante. Después de todo, lo que importa es el espectáculo y la diversión que puedo sacar de esto.
La mente de Grey rebosaba de malicia y creatividad, y cada paso que daba junto a Charlie era un paso más hacia la realización de su plan.
La discordia que planeaba crear no solo serviría para debilitar a Alastor, sino que también le brindaría un momento de diversión en su aburrida existencia.
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𝕬𝖒𝖔𝖗 𝖊𝖓 𝖊𝖑 𝖎𝖓𝖋𝖎𝖊𝖗𝖓𝖔 ||| Hazbin hotel
Randomremake de "el amor también existe en el infierno"