Stay - Chifuyu Matsuno

III

3 | Conexión

CHIFUYU

Solo Dios sabe de donde saqué la valentía para decirle aquello a Saori. De verdad. Cuando la vi sentarse a mi lado quise entablar una conversación amena con ella, pero al parecer mi mente quería todo lo contrario.

En el momento en que me incliné hacia ella y solté esas palabras, me reprimí al momento. ¿En qué estaba pensando? No llevaba ni un par de días conociendo a Saori y ya me encontraba cruzando líneas que, hasta hace poco, no sabía ni que existían.

Cuando me respondió tuve que apartar la mirada. Me preocupaba que, si nuestros ojos se encontraban de nuevo, no podría mantener la fachada de calma que había construido y empezaría a hacer el ridículo.

Repasando todos aquellos recuerdos de días atrás, entré a la tienda de mangas en la que la conocí, con la esperanza de encontrarla. Al salir de casa no supe a dónde dirigirme hasta que me encontré a mi mismo yendo hacia aquella dirección.

Antes de darme cuenta, la campanita sonaba sobre mi cabeza y la puerta se cerraba a mis espaldas. El señor tras el mostrador me sonrió como si supiera exactamente por qué estaba allí. Le devolví el gesto y me entremezclé con las altas estanterías.

Recorrí el lugar con la mirada, buscando su figura entre los pasillos. Caminé lentamente por la tienda, fingiendo interés en los tomos, pero mi mente estaba a kilómetros de distancia, en esa tarde en la cafetería, en sus ojos brillantes y su sonrisa juguetona.

Con cada segundo que transcurría en aquel lugar, empezaba a arrepentirme de haber ido. Quizás fue una locura pensar que la encontraría aquí, después de todo, la ciudad era grande. En el momento que di un paso hacia la salida, un sonido me distrajo. Mi corazón dio un vuelco, esperanzado. Mi cuerpo reaccionó antes de que mi mente pudiera procesar lo que estaba haciendo.

Recorrí un par de pasillos sintiendo mi pulso ir más rápido de lo normal, hasta que por fin di con el origen del sonido. Sentada sobre un puff y hojeando un manga con una expresión concentrada, se encontraba la chica que buscaba. No se había dado cuenta de mi presencia y, por un segundo, me di el capricho de observarla.

Conforme me acercaba a ella sentía los nervios comenzar a trepar por mi columna. Al mismo tiempo, una calidez se extendió en mi pecho al verla.

—Hola, Matsuno. —Me detuve ante su voz, dando un brinquito por el susto.

Ella levantó la mirada hacia mí, sonriente.

—¿Como...?

—Puedo ver la entrada desde aquí —Los colores se subieron a mis mejillas.

—¿Y porqué no me dijiste nada? —le solté, ofendido. Ella soltó una risita al oirme.

—Era divertido verte recorrer toda la tienda como si jugaras al escondite. —Al notar que me había quedado mudo, decidió volver a hablar—. ¿Me acompañas a fuera?

Asentí sin pensármelo demasiado.