capítulo 4

717 76 2
                                    

Tras un largo viaje desde el norte, la capital de Poniente estaba ahora a la vista. Naruto exhaló mientras cabalgaba junto a Sansa y Arya. Echaría de menos el norte, a pesar de la dureza del clima, pues era su hogar. Era donde había pasado gran parte de su vida. "De vuelta a este entorno desafiante", declaró, ganándose una risita de Arya y una mirada de reojo de Sansa.

Desde los sucesos de la posada, no había hablado mucho con la mayor de las hermanas Stark. Supuso que probablemente estaba tratando de procesar lo ocurrido. Era evidente que sentía cierto afecto por su hermano, pero supuso que se debía a que lo consideraba un príncipe auténtico, a diferencia de él.

Recelaba de volver a Desembarco del Rey. La ciudad era, por decirlo coloquialmente, una cloaca. No era el hedor que impregnaba algunas de sus calles lo que le daba esa reputación, sino el hecho de que estuviera plagada de espías. Era consciente de que las personas influyentes tenían agentes ocultos entre el pueblo llano. Éstos podían ser cualquiera, desde prostitutas a nodrizas, desde mendigos a herreros.

"La calidad del aire es mala", comentó Sansa mientras la comitiva real avanzaba por las calles y se dirigía al patio del Palacio Rojo. Arya coincidió con su hermana, pero fue menos expresiva que Sansa; no quería parecer que se quejaba.

Naruto reconoció la división socioeconómica entre los habitantes de la ciudad y la población rural de Desembarco del Rey. Los primeros disfrutaban de un nivel de vida relativamente alto, mientras que los segundos se enfrentaban a importantes dificultades económicas. Era un lugar ideal para el comercio y los negocios, pues ofrecía oportunidades de empleo y promoción profesional en diversos oficios. Sin embargo, también albergaba el Fondo de Pulgas, un tugurio que a menudo pasaban por alto tanto los poderosos como los visitantes.

"Lord Arryn había estado intentando abordar el problema, pero las limitaciones financieras han supuesto un reto recientemente", declaró, mirando a Ned, que estaba enfrascado en una conversación con su padre. Sintió un sentimiento de responsabilidad hacia su figura paterna. Era probable que Ned descubriera pronto el alcance de la implicación de su padre en el Reino y los retos a los que se enfrentaban las finanzas reales. "Vuestro padre tendrá un papel desafiante como Mano de un rey como mi padre", les informó Naruto, consciente de que su padre no había demostrado un liderazgo ejemplar.

"¿Cómo es eso, Naruto?" preguntó Sansa, buscando aclaraciones sobre la afirmación del príncipe.

El príncipe de pelo oscuro miró a su padre y suspiró profundamente. "Como ya he dicho, Ned se enfrentará a importantes retos en su papel de Mano de un rey como mi padre, Sansa", dijo mientras se volvía hacia Ned, que hablaba con su padre. Era consciente de que Ned no había buscado inicialmente el cargo. Al enterarse de las terribles circunstancias del lugar, se preguntó si Ned se quedaría para ayudar o se marcharía. Por desgracia, reconoció que Ned sólo abandonaría su puesto si Robert le obligaba a hacerlo.

"Esta discusión ha concluido", afirmó Arya con firmeza, dirigiendo su mirada a Naruto y Sansa antes de sonreír y tender la mano en un gesto de buena voluntad. "Naruto, ¿podrías enseñarnos el castillo?", sugirió. Dado que iban a alojarse allí de todos modos, sería beneficioso que alguien les enseñara el lugar nada más llegar. Sin embargo, sin que ellos lo supieran, tenían a alguien que les escuchaba, alguien que había oído su plan y tenía deseos de vengarse del Príncipe.

Al llegar a los Establos del Palacio, Naruto desmontó y entregó su caballo al cuidador. Luego se dirigió con Arya y Sansa, dejando a Ned para que se ocupara de sus deberes como nueva Mano del Rey. Sansa guió a las dos muchachas, quedándose un poco detrás de ellas mientras Arya caminaba codo con codo con su prometido. No tenía la edad legal para casarse, pero su padre y Robert ya habían tomado la decisión por ella. Se alegró de que su padre la hubiera emparejado con Naruto y no con Joffrey, pues creía que éste no habría sobrevivido ni una semana.

Naruto - el Ciervo de las TormentasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora