Naruto - el Ciervo de las Tormentas

capítulo 13

Stannis estaba disgustado con su sobrino, pues el joven rey había reducido la cantidad solicitada a los Tyrell cuando éstos presentaron una contrapropuesta con una cifra considerablemente inferior. Cuatro millones de dragones de oro representaban una suma considerable, pero si hubieran saqueado Altojardín, habrían conseguido una cantidad de oro mucho mayor.

"Estamos inmersos en un estado de conflicto armado, Naruto. No es una opción viable extender la misericordia a quienes buscan nuestra destrucción". replicó Stannis mientras él y Naruto inspeccionaban la ciudad. Naruto ya se había puesto en contacto con el Banco de Hierro de Braavos para cobrar el pago de su deuda. Se resistía a confiar a nadie la responsabilidad de transportar una cantidad tan importante de oro a Braavos. La tentación de desviar los fondos o permitir que los robaran era considerable. "Cada dragón de oro que les permitimos retener se está utilizando para abastecer a los Lannister de alimentos y suministros".

"Tú no eres el rey Stannis", replicó Naruto mientras se volvía para mirar a su tío con el ceño fruncido. Al anciano le disgustó que le informaran de que su sobrino era, de hecho, el actual rey de los Siete Reinos. "Fue una decisión que tomé. Obtuve de ellos lo que necesitábamos. Si los Tyrell deciden lanzar otro ataque, volveremos a neutralizarlos, si es que duran tanto -dijo Naruto antes de entregar a Stannis un pergamino.

"Es importante tener en cuenta que la magia suele ser vista con escepticismo por la Fe de los Siete". No me opongo a que Melisandre convierta a la gente a su religión, siempre que se haga pacíficamente. "Como nacida con magia, fui naturalmente despreciada por la Orden de los Maestres, que tienen sus manos metidas en todas las Casas de Poniente. Por lo tanto, si actúo de forma cruel y voy por ahí saqueando castillos, sólo servirá para reforzar su creencia de que soy una especie de demonio", dijo Naruto, mirando a Stannis a los ojos con una mirada de intensa frustración.

"Tomé las medidas necesarias para garantizar que se hiciera justicia y se tuviera piedad con los Tyrell. Me apoderé de cuatro millones de dragones de oro sin tener que entrar en combate, y su heredero ya ha fallecido, fundido para siempre en la armadura de Renly. "Y cuando solicitaron una reducción, me mostré abierto a la negociación. Eso es lo que significa ser un buen líder, Stannis. No se trata de tomar represalias inmediatas. Como he dicho antes, si vuelven a atacar, acabaremos definitivamente con su línea sucesoria -dijo Naruto antes de informarle de que el representante del Banco de Hierro de Braavos estaba presente para discutir la deuda que Naruto deseaba pagar.

Sala del Consejo

Naruto entró en la sala y fue recibido por un hombre calvo vestido con ropas finas. Dos individuos iban detrás de él, portando una importante cantidad de oro que se entregaba al Banco de Hierro para saldar las deudas pendientes. El hombre se presentó como "Rey Naruto de la Casa Baratheon", y extendió un saludo formal al actual monarca de los Siete Reinos.

La decisión de quién sería reconocido como Rey de los Ándalos y los Primeros Hombres no se tomó inmediatamente. Inicialmente se pensó en Joffrey Baratheon, pues parecía tener más fuerza que su hermano menor en Desembarco del Rey. Sin embargo, tras el infructuoso asedio de Desembarco del Rey por parte de las dos Casas más poderosas financieramente y el pago íntegro de la deuda por parte de Naruto, se llevó a cabo una reevaluación.

Al echar un vistazo detrás de Naruto, observó la considerable cantidad de oro y sonrió ligeramente, asegurándose de que la situación no era una treta como algunos habían especulado.
"Me llamo Tycho Nestoris, representante del Banco de Hierro de Braavos. Es un placer conocerte por fin, rey Naruto", dijo al monarca bigotudo.

"Como el mío", dijo Naruto, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto.

"Quizá deberíamos hablar en la otra sala mientras mis colegas cuentan. Por supuesto, tus hombres pueden vigilar para asegurarse de que no haya fraude", sugirió. Estaba seguro de que ninguno de los suyos intentaría robar. Hacerlo daría una mala imagen de los Bancos de Hierro y dañaría su reputación como institución financiera líder.