5♧:Dos chicos guapos y mucha tensión

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Joder.

Toda la malteada está esparcida en una camisa muy muy blanca.

Si no estuvieras siempre en las nubes, quizás no te pasaban estas cosas, idiota.

Conciencia, se muy bien lo que hice. Mejor Cállate, nadie pidió tu opinión.

Te recuerdo que la que piensa esas cosas eres tú, estúpida.

Conciencia, ca-lla-te.

Su mirada está fija en mí. Trae toda la camisa y chaqueta empapada. Uphs, ahora si que la regué, y bien regada. He intentado decir algo pero solamente salen de mi boca, tartamuedos incoherentes. Él por su parte, se ha limitado a tensar la mandíbula y mirarme con odio. Esto no permite que yo me inmuta.

—Es que no ves por donde vas — refunfuña tensado completamente.

—Lo siento, andaba algo distraída.

—No me sorprende. Siempre andas distraída.

—Ya se disculpo, no es necesario que le hables mal — se acerca a mi costado James.

Lo miro unos breves segundos. Al instante él entiende mi mensaje. Se aleja y se dispone a escuchar.

Río para mis adentros. Uno se disculpa y él me trata mal. No, no, así no se trata a una persona que se disculpa.

—Disculpadme Rey mío. No volverá a pasar. Lo siento por haber arruinado su traje, su majestad —Hago una pequeña reverencia y paso por su lado chocando con su hombro —

—Esto no se queda así Alisson Park Jhonson.

Sigo caminando como si no hubiese escuchado absolutamente nada. James decidió quedarse adentro con su grupo de amigos, mientras que Maggie me sigue.

Al salir de la cafetería mi amiga suelta un grito ahogado haciendo que los demás alumnos miracen para afuera. Una leve carcajada se me escapa.

—¡Oh Dios mío! Estoy en shock —ruedo los ojos —. No me creo que hayas dejado al temible Aidan Fisher con la boca serrada, viendo la mirada que te hecho. Yo siendo tú, me echaba a correr —

—No seas exagerada. Además, si que tenía razón; siempre ando despistada.

—No le hagas ni caso tía.

*******

Cierro la puerta a mi espalda. Tal y como lo suponía. Encuentro a la abuela haciendo la cena y por otro lado observo a Do- Yun, sentado frente la televisión ensimismado en sus muñecos. Pero hay algo en él que no me da buena espina. Solamente se está comiendo un plato de rameyeoun, cuando es común que tenga más de uno sobre la mesa de salón.

—Veo que ya llegaste hija —se acerca la abuela con una gran sonrisa plantada en el rostro.

Ella deposita un beso en mi megilla y se vuelve a dirigir a la cocina. Me quito los zapatos en la entrada y los remplazo por mis pantuflas de BTS. Coloco la mochila encima de la mesa de comer y le caigo atrás a la abuela.

—Volvió a meterse en peleas ¿no?

La abuela se asusto tanto que el karma me llegó demasiado pronto para mi gusto. Ella choco conmigo y toda la leche que traía en el embace cayó sobre mí. Pegó un salto hacia atrás por el susto con mi uniforme todo empapado en leche.

—¡Dios! —habla la abuela horrorizada.

—Lo que me faltaba; el karma de la vida.

—Hija ¿Estás bien? —trata de quitar las manchas con un paño.

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