Aroma a menta [Harco]

°2°

Luego de aquel intercambio de palabras en el pasillo, Harry no había vuelto a hablar con Malfoy. De hecho, de no ser porque coincidían en Pociones y en Defensa contra las artes oscuras, ni siquiera lo vería.

Bien. Eso provocaba una rara incomodidad en él y, no es que deseara que estuviesen como perros rabiosos gruñiendose e insultandose, claro que no, pero había pensado que tendrían una mejor relación, una más asequible.

- ...sería una buena idea, Dean. ¿Qué opinas, Harry?

Ni siquiera lo había visto en el banquete de bienvenida. Nunca lo veía en el gran comedor, así que suponía que comía en su sala común o habitación.

- ¿Harry? ¿Hermano? -llamó Ron, agitandolo por el hombro.

- ¿Hmm? -con una cuchara en la boca (que no supo desde cuándo estuvo ahí) se giró en dirección a Ron.

- ¿No escuchaste nada de lo que estuvimos hablando?

El pelinegro abrió grande sus ojos y tragó la comida que tenía en la boca. - Perdón, Ron.

- Bueno, bueno. Estábamos diciendo que sería una buena idea hacer un partido de Quidditch con los Hufflepuff este sábado.

- Me parece genial. Hace demasiado que no me subo a una escoba siquiera.

- Iremos a pedirle permiso a Mcgonagall, pero dudo que nos niegue un juego.

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- ¿Preparados, chicos?. -la voz de Colin Creevey se escuchó por todo el campo de Quidditch gracias a un Sonorus. - ¡Que comience el juego! -continuó tras recibir el asentimiento de Thomas y Abbot, quienes eran los capitanes momentaneos.

La snitch se liberó a toda velocidad, sin que Harry alcanzará siquiera a divisar su posición.

- ¡Tenemos los primeros 10 puntos a favor de Hufflepuff! Los tejones no se andan con trivialidades cuando de Quidditch se trata.

El partido, si bien amistoso, no estuvo libre de empujones y de Bludgers que estuvieron por derribar a algunos jugadores. Harry -desde una altura considerable- reía mientras veía a sus compañeros, sintiendo su pecho llenarse de una cálida emoción mientras el aire frío chocaba contra su rostro, sin notar que una blugder iba en su dirección y golpeó la punta de su escoba, casi botandolo.

- ¡Susan!

- Ops. Perdón, Harry. No te ví. -rió una de las golpeadoras de Hufflepuff.

El buscador de Gryffindor solo soltó un bufido divertido y cuando estuvo por decirle algo a Susan Bones, divisó un resplandor por su costado. Reconociendolo como la snitch, se lanzó sin pensarlo mucho.

- ¡Harry está a la siga de la snitch de oro! ¡Y Smith se le ha unido a la persecución!

La snitch iba bajando hacia la base de las gradas de Ravenclaw. Harry y Zacharias iban hombro a hombro, pero el león logró rebasarlo por unos centímetros, teniendo la victoria de Gryffindor casi al alcance de su mano, pero su vista desenfocó a la pequeña pelotita alada para fijarse en lo que estaba a metros tras de ella, una inconfundible cabellera rubia.

Harry sintió desconectarse por unos segundos -sin dejar de avanzar con su escoba- hasta notar como el chico rubio miraba en su dirección con una cara de terror. Aquello logró regresarlo a la realidad para intentar frenar con todo su cuerpo, sin embargo, no fue lo suficiente para evitar una colisión.

Y se llevó a Malfoy con él, cayendo estrepitosamente contra el pasto del campo. Ambos gimiendo de dolor.

- Mierda, Potter ¡¿Acaso no tienes ojos?! ¡¿De qué carajos sirven tus estúpidos lentes?! -se quejó Draco sintiendo un leve mareo tras golpear su cabeza contra el suelo.

- Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento. -Harry no hallaba nada más que decir, solo podía disculparse tratando de levantarse, pero una vez apoyó su mano derecha en el suelo para poder impulsarse hacia arriba, un quejido salió de sus labios, haciéndolo trastabillar y caer de regresó al pecho de Malfoy.

- Potter, quítate.

- Perdón, Malfoy, creo que me torcí feo la muñeca.

Harry levantó un poco su rostro, sintiendo el golpe a su nariz del aroma a jengibre y avellanas que salía del cuerpo contrario. Era un olor fuerte y pesado, el tipo de olor que vendría de un alfa.

Cuando estuvo por preguntar por aquel aroma, llegaron los compañeros de Harry y los Hufflepuff a ayudarlo.

Luego de tener al pelinegro fuera, Draco pudo reincorporarse mientras agarraba su cabeza con una mano.

- ¿Qué haces aquí, Malfoy? -gruñó Ron.

- ¿Qué acaso uno no puede caminar por Hogwarts? -respondió alisando su ropa con sus manos.

- ¿Justo cuándo estábamos jugando? -se le acercó más el pelirrojo.

- Que ego, Weasley. -rodó los ojos- Sólo salí, ni siquiera sabía de su estúpido juego.

Ambos jóvenes se miraban directamente a los ojos, lanzándose chispas de enemistad. Ron soltando sus feromonas y Draco sólo manteniendolas.

- Me voy. -el rubio rompió el contacto primero, dándose una vuelta y, sin mirar a nadie, se alejó del campo.

Harry se quedó observando su silueta hasta que se perdió por completo de su vista, frunciendo el ceño.

- Esto terminó con la victoria de Hufflepuff. -apareció Smith a su lado, pasando un brazo por los hombros de Harry y con su otra mano, mostró la snitch de oro.

- Entonces, ¿este es el final?

- Sí. Llevamos bastante tiempo jugando, creo que es hora de regresar a nuestros dormitorios.

Recibiendo el asentimiento de los demás y, tras unos apretones de manos y golpes de hombro amistosos, cada uno de dirigió a su sala común.

En el camino a la torre Gryffindor, mientras recibía varias burlas (en especial por Thomas) por la forma en que perdió la snitch y su accidente con Malfoy. Harry se gira hacia Ron.

- ¿Malfoy es Alfa?

- Eso es obvio, ¿no? -respondió un descolocado pelirrojo-. Viene de una familia de Alfas puros y él se presentó también como uno. Se nota demasiado Harry.

- Bueno, no sé. Aún se me hace difícil reconocer por olores y esas cosas.

- Está bien, hermano, te irás acostumbrando. -hizo una pausa mientras pensaba-. Sería tan ridículo que fuese Omega, no tendría un jodido sentido. -rió de tan solo pensar en algo tan absurdo.-

Harry también rió ligeramente. Su amigo tenía razón. Antes el mundo se acaba a que Draco Malfoy haya sido un Omega, e ignorando la ligera comenzón en su nariz, atravesó el cuadro de la Dama Gorda.