Bite me. (HeeJake)

5

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JAKE

Jake vaciló en el destartalado porche delantero de la casa, reacio a dar los siguientes pasos incluso cuando el calor sofocante de la tarde lo empujó a entrar corriendo.

No estaba exactamente nervioso, solo… no podía creer que lo había hecho posible, en todo su impulsivo y borracho esplendor.

Ni siquiera estaba muy seguro de por qué lo había hecho posible. Una combinación de aburrimiento, curiosidad y terquedad, supuso. Y la frustración: toda esta actividad sobrenatural se había estado burlando de él, la forma en que él era casi parte de ella, pero no del todo.

Quería estar en medio de esto.

Quería ser algo más que un personaje secundario en la historia de otra persona. Y entonces los gemelos aparecieron en la puerta y de repente su imprudente impulsividad fue… más.

Mucho más.

Como una especie de carga magnética loca que lo arrastraba hacia los dos pelirrojos.

Quería estar en esa casa. Quería estar en su presencia. Quería sentir el corte afilado de sus colmillos a través de su piel.

Jake se estremeció al recordar a Heli presionándolo, olfateando su cuello.

La intensidad de su aroma a granos de café y el calor de su cuerpo habían sido como un ataque a los sentidos de Jake. Lo cual no tenía ningún jodido sentido. Jake había estado trabajando con café durante años; su olor en la piel de otra persona no tenía derecho a ser tan jodidamente… seductor.

¿Pero más allá de ese extraño e instintivo tirón? Jake no tenía ni puta idea. Se había sentido superficialmente atraído por los hombres antes, claro, pero nunca había terminado bien -no eres normal, Jake. Algo anda mal contigo. Frígido, ¿no es esa la palabra?-.

No sabía cómo etiquetarse a sí mismo, realmente nunca había  querido hacerlo, pero cuando llegaba el momento, siempre era el mismo  problema: siempre quería sexo de una manera teórica, pero nunca era exactamente lo que se suponía que debía ser, ¿lo fue?

No era el abrumador y estúpido deseo del que escuchaba hablar a otras personas. Siempre fue como si una parte de su cerebro estuviera separada, analizando demasiado y eso le impedía encontrar la misma liberación en el sexo que otros decían encontrar.

Incluso cuando Sunoo se había alimentado de él, cuando había  experimentado ese extraño placer de la mordedura de un vampiro que  estaba fuera de su control, una parte de la mente de Jake había pensado  todo el tiempo: Qué interesante. Entonces, ¿así es como se siente mi  cuerpo? Me pregunto si... me imagino que...

No se había perdido en eso. No se había ahogado en él. Y si no se  estaba ahogando en ello, ¿qué sentido tenía? Su propia mano podría hacerlo sentir igual de bien. Pero tal vez ese tipo de experiencia sexual simplemente no existía para él. Quizás tuvo que aceptarlo y seguir  adelante. 

Tal vez tuvo que llamar a esta maldita puerta de entrada. 

Pero antes de que pudiera hacerlo, se abrió por sí solo.

—Bueno, bueno, ¿qué tenemos…? 

—El resto de las cajas están en el auto —interrumpió Jake cualquier tontería que estuviera a punto de salir de la boca del vampiro. No tenía tiempo para coquetear, algo que Heeseung parecía hacer en piloto automático—. Ayudame, ¿quieres? Hace un calor infernal aquí afuera.

Heeseung pareció molesto por la orden, pero obedeció con bastante facilidad, pasó rozando a Jake -Dios, ¿por qué tenía que oler tan bien?- y se escabulló hasta el auto en la acera.