Bite me. (HeeJake)

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HELI

El vestíbulo del complejo era enorme, todo el interior era luminoso y espacioso, incluidas las ventanas gigantes que bordeaban la habitación, que de alguna manera lograban dejar entrar todo el sol sin dejar rastro del verdadero calor de la playa.

Un grupo de hombres con trajes de negocios pasó y se dirigió a lo que parecía ser una sala de conferencias justo al lado del vestíbulo.

Para Heli tenía sentido. ¿Quién más se alojaría en un hotel de Jeju durante el verano, si no los adictos al trabajo a los que sus empleadores obligan?

Le respondió un grupo de niños envueltos en toallas que salían por una de las puertas traseras, presumiblemente buscando la piscina.

¿Familias que buscan estadías más económicas en resorts fuera de temporada?

Tal vez incluso los lugareños vayan de vacaciones y disfruten de un descanso junto a la piscina y del servicio de habitaciones con aire acondicionado.

—Elegante —murmuró Jake.

No parecía impresionado. Heli no estaba exactamente seguro de cómo su humano terminó junto a ellos.

Le dijeron lo que estaban haciendo, que tenía que quedarse atrás por su propia seguridad y luego él dijo algo sobre perros leales y obedecer sus deseos, les dijo que necesitaba compañía por una vez y ambos cedieron en un instante.

¿Existía la compulsión humana sobre los vampiros?

En cualquier caso, ya era demasiado tarde. Y estuva bien. No era como si realmente esperaran encontrar a su vampiro rebelde bebiendo Bloody Marys en el bar del hotel; simplemente estaban cubriendo todas sus bases, revisando cada rincón y grieta.

Había una cola en la recepción, así que siguieron a Jake mientras  caminaba hacia las ventanas traseras que daban al camino hacia una de las piscinas -por supuesto, el lugar tenía más de una-.

—¿Ustedes dos alguna vez se quedan aquí? —les preguntó.

—No —respondió Heeseung—. Demasiado rico para nuestra sangre.  Somos gente hogareña, ¿sabes?

Lo dijo con un guiño, como si estuviera bromeando, pero Jake pareció tomarlo al pie de la letra.

Él volvió a mirarlos.

—¿Ustedes dos tampoco viajan nunca?

Heli intercambió una mirada con Heeseung: no te pongas a la defensiva.

—No precisamente.

—¿Por qué no? Dijiste que tienes dinero. Y puedes obligar a la gente, ¿verdad? Podrías ir a cualquier parte. Hacer nada.

Heeseung se acercó sigilosamente a Jake.

—¿Quieres viajar, cazador? Podemos llevarte. A donde quieras ir  —había un ligero atisbo de desesperación en su voz.

Dios, era tan obvio lo mucho que deseaba quedarse con este niño. 

Pero claro, carajo, Heli también. 

Dios, la forma en que Jake se había sentido a su alrededor esa mañana, su canal apretando la erección de Heli.

No había sido como ninguna otra cosa.

Como volver a casa, a un lugar que Heli nunca había sabido que extrañaba. Heli sabía de qué estaba hablando Heeseung cuando hablaba de Jake: algo le parecía correcto. No había forma de explicarlo, al menos racionalmente.