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HEESEUNG

—¿Dónde carajo está? —Heeseung gruñó.

Heli le lanzó a Heeseung una mirada por encima del control y alzó las cejas.

—La misma respuesta que la última vez. Está en su habitación. Aún.

—Lo sé —se burló Heeseung, consciente de que estaba siendo un idiota, pero incapaz de evitarlo—. Puedo escucharlo igual que tú. ¿Por qué no ha bajado todavía?

Heli se encogió de hombros, pero el movimiento fue rígido.

—Tal vez esté tratando de dormir. Estuvo despierto toda la noche moviéndose.

—Lo tenemos demasiado nervioso, ¿eh? —Heeseung trató de sentirse satisfecho al respecto, pero era difícil de lograr, considerando lo rápido que Jake había huido de ellos después. Arrojó su control al suelo a mitad del juego, ignorando el grito de protesta de Heli—. ¿Deberíamos sacarlo a rastras?

—Estoy bastante seguro de que nos rompería los mandos. Es muy feroz para alguien a quien apodaste 'corderito'.

Heeseung luchó contra una oleada de molestia hacia Heli. Su hermano estaba tratando de fingir que no estaba tan ansioso como Heeseung por tener a su mandón compañero de cuarto humano allí con ellos.

Pero Heli no lo estaba engañando.

Estaba tan inquieto como Heeseung: apenas había prestado atención al juego, mirando hacia las escaleras cada dos minutos como si Jake apareciera mágicamente de la nada si lo revisaba con suficiente frecuencia.

Heeseung giró en el sofá para mirarlo y apoyó la cabeza en su mano en una muestra de indiferencia.

—Lo hiciste venir anoche —ronroneó.

Heli se cruzó de brazos y miró fijamente la pantalla de pausa del  televisor.

—¿Lo hice venir? Era tu estómago contra quien estaba haciendo  fricción.

Mierda, sí lo fue.

La entrepierna de Heeseung se contrajo, amenazando con endurecerse al pensar en ello.

Nunca antes había visto a un humano reaccionar tan visceralmente al ser alimento. Era como si su corderito se hubiera perdido en ello, ese exterior cerrado suyo se estaba derritiendo,  volviéndolo suave, necesitado y deseoso. 

Apenas lo habían tocado.

¿Cómo sería cuando realmente tuvieran la intención de que él se viniera?

Sería muy embriagador; eso sería lo que sería.

—Pero fue después de que lo mordiste —insistió Heeseung—. Tus  colmillos en su cuello.

No iba a permitir que Heli se distanciara de esto.

Heeseung quería a este humano.

Gravemente.

Había decidido eso en el momento en que el pequeño bicho raro de pelo rubio había aparecido en su puerta, borracho, intrépido y curioso como el infierno.

Heeseung le echó un vistazo y decidió que aceptaría cualquier cosa que tuviera para ofrecer.

Heeseung fue así de decisivo.

Pero él no era el único que quería a Jake. Heli también lo hizo. Heeseung podía sentirlo. Incluso podía verlo, ese insípido aburrimiento de los últimos meses finalmente desapareciendo de los ojos de Heli.

Bite me. (HeeJake)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora