CAPITULO 7

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Seis miembros de la Orden del Fenix, regresaban exhaustos a la base desde el pueblo cercano a Dover.
En la madrugada de ese día, habían recibido un mensaje de Albus, pidiendo que fueran a ayudar a los Aurores. Los mortifagos sin aviso llegaron al Pueblo de Greenworth para causar terror a los habitantes del lugar.

Ellos se apresuraron en reunirse cuanto antes y tomar un traslador al lugar, pero cuando llegaron solo quedaron las sombras de un, anteriormente bello pueblo. Las casas estaban destruidas y cuerpos tanto de muggles como de Aurores estaban repartidos por toda la calle, fallecidos.

Decidieron conjuntamente revisar, por si acaso alguien se hallaba con vida. Encontraron a un grupo de refugiados en un molino. La auror que estaba con ellos les dijo que habían sido superados en número y que sus compañeros habían batallado para que ella pudiera llevar a los sobrevivientes a un lugar seguro.

Inmediatamente después de la explicación, procedieron a llevar a las personas a un sitio en donde poder pedir ayuda, pero de repente empezaron a llegar hacia ellos diferentes maleficios asesinos desde las sombras.

El enfrentamiento con los mortifagos que habían quedado escondidos tras los escombros duró dos horas, cuando creían que no podrían salir de alli, los oscuros desaparecieron del lugar en una humareda negra.

Gracias a Merlín y algo de suerte se pusieron a salvo y llevaron a los heridos a un hospital muggle que les pudieran salvaguardar. Al regresar a la base en Preston mandarían una carta al ministerio para que los oblivien y así poder olvidarse del horror que pasaron esa madrugada.

Cuando llegaron a la base, Sirius se dispuso a informar los sucesos y pedirle a su compañero, Benjy Fenwick, que mandara un mensaje al Ministerio para hacerse cargo de los muggles.

Al finalizar, se dispuso a regresar a su departamento en la zona urbana de Bristol. Tomó la motocicleta qué había estacionado cerca de allí y volvió a su hogar.

Al llegar a su departamento estacionó su vehículo en la acera del frente donde era su estancia. Subió al cuarto piso y sacó las llaves de su bolsillo para entrar a su domicilio.

- Ya llegué, Lunático. - Se anunció, después de cerrar la puerta.

Su amigo Remus se había mudado con él después del acontecimiento de su hermano. A él le tomó mucho tiempo para poder volver a ser el Sirius desenfrenado y alegre. En el presente se encontraba mejor, más con la ayuda y compañía de uno de sus mejores amigos.

Hace tiempo, cuando aún empezaba a trasladarse, le había ofrecido a Remus mudarse con él, pero se negó diciendo que aun quería quedarse en casa para cuidar de la salud de su madre, Hope Lupin.

El que ahora estuviera viviendo con él le hacía feliz.

-Oh bienvenido. ¿Que tal les fue? ¿Pudieron rescatar a alguien?. - Contestó Remus que se hallaba vestido con su pijama marrón, sentado leyendo en el salón, recuperándose de una gripe estacional que cogió en su nuevo empleo.

—Más que eso Luny. —Sirius se sentó en el sillón café frente a Remus. —Nos tendieron una emboscada.

—¿Una emboscada? ¿Alguien salió herido?

—De nuestro bando, no. Pero si encontramos varios sobrevivientes heridos. La auror que estaba con ellos los mantuvo a salvo hasta que llegamos.

—Eso es bueno. Y ¿cómo está eso de la emboscada?

—Aparecieron de los escombros y nos atacaron cuando buscábamos sacar a la gente del lugar. Tuvimos que pelear. Aunque te digo que casi no volvemos, no se que sucedió que se fueron sin hacernos nada.

DECISIONES  (En Emisión) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora