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RUBY

Llegamos al puente que divide la ciudad, me pongo mi capucha apoyándome en un muro, Leo se apoya en un barandal frente a mi.

-¿Porque estamos aquí?- lo miro

-Aún no lo entiendes

-Lo que yo no entiendo- doy un paso al frente- Es como puedes trabajar con ellos- me mira levantando las cejas- Estuvimos aquí, ¡Vimos lo que hicieron!

Pongo una mano en mi pecho.

-Crecí sabiendo que soy menos que ellos- señalo la ciudad del otro lado, luego por donde vinimos- Mi lugar es ahí abajo, quiero que Johny tenga más que eso y estoy dispuesta a luchar por ello- vuelvo a apoyarme en el muro detrás de mi cruzándome de brazos

-También lo quería- dice- Estaba enojado, igual que tú. Nos guié hasta este puente, pensando que todo podría cambiar- hace una pausa- De lo contrario, tus padres seguirían vivos

Le hecha más sal a la herida.

-Sé qué quieres lastimar a los de arriba por lo que nos hicieron. ¿Pero a quien estás dispuesta a perder?- me mira- ¿A Elizabeth?, ¿Alexander?, ¿Frederick?

Bajo la cabeza.

-¿A John?

Guarda silencio y se apoya a mi lado.

-Nadie- dice- Gana en la guerra, Ruby

Apoyó mi cabeza en su brazo, él tipo mide como dos malditos metros.

-¿Que es lo que vamos a hacer?- pregunto- Los vigilantes regresarán

-Yo... No lo se...- suspira- Yo lo resolveré

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RUBY- 27 de noviembre- 7 Años

INCENDIO

Hacemos la oración antes de cenar, no se que se celebra, pero mi mami me dijo que estamos celebrando los logros de un amigo de ella y de mi papá.

El amigo de ellos aún no llega, rato después al fin se abre la puerta con la presencia de el hombre, Marcus.

Un niño está agarrado a su mano, al parecer su hijo, el niño se sienta a mi lado mientras bebo de mi jugo.

Después de cenar, fui a jugar al patio de la casa con mis muñecas, arrodillada en el césped, la puerta corrediza se abre y veo al niño dirigirse hacia mi.

-Hola- se arrodilla frente a mi- ¿Como te llamas?

Lo miro, tiene pelo castaño, ojos grises, unos pantalones negros y una camiseta blanca.

-Soy Ruby- respondo- ¿Y tú como te llamas?- suelto las muñecas frente a mi

-Soy John- me sonríe- ¿Puedo jugar contigo?

Asiento con la cabeza y le doy una de las muñecas, las toma y seguimos jugando.

Luego de un rato, escucho gritos desde dentro de la casa. Levanto la mirada y me congelo al verla en llamas, el humo sale por las ventanas y el techo cae poco a poco.

Me levanto al escuchar los gritos de mi madre y luego escuchar nada, John me detiene cuando iba a ir corriendo, grito y grito, esperando que al menos mi papá salga.

Lloro en el pecho del niño, él me envuelve con sus bracitos, acariciando mi espalda. Una figura masculina se acerca a nosotros, está lleno de polvo, tiene sangre saliendo de su nariz y boca.

Se arrodilla frente a nosotros y John se posiciona frente a mi.

-¿Están bien?- habla el hombre

-¿Quien es usted?- John levanta una rama del suelo a modo de espada

-Soy Leonardo- vuelve a decir el hombre- Van a estar bien, vengan conmigo

-¿Como podemos confiar tan rápido en usted?- vuelve a decir el niño frente a mi- Ni siquiera lo conocemos

-Soy amigo de tu padre- me mira- O bueno, lo era...

Me abrazo al brazo de John.

Aquel hombre, Leonardo, no cargó en sus brazos, nos llevó al otro lado del puente, ahí nos criamos, con él.

Aquel hombre, Leonardo, no cargó en sus brazos, nos llevó al otro lado del puente, ahí nos criamos, con él

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Regreso al PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora