Este inventor, Marcus, al que todos tomaban como loco y desquiciado, con su mejor amigo, creó unas gemas para mostrarlas al mundo, y demostrar que es lo contrario a loco. Su mejor amigo, al ver lo que podían hacer las gemas, las quería para hacerse...
Lyra investiga un caso, sobre la noche de algunas muertes de hace 5 años. Va a la cárcel que está un poco alejada de Piltover, solo es un paseo en bote y llegará, tiene su diario uniforme de vigilante y una capa marrón que llega por debajo de las rodillas, con su arma colgando en su espalda.
Entra al gran edificio oscuro y lo primero que ve es un hombre grande y gordo detrás de un escritorio.
-Necesito hablar con uno de los presos- habla la chica hacia el hombre
-La gente aquí adentro no suele hablar mucho- responde el hombre, en tono ronco y serio.
-Este fue víctima de fuego, amigo- Vuelve a hablar- Tiene razones para hablar, debieron enviarlo... ¿Hoy?
-Ah, ¿preso 2,135?- Asiente con la cabeza- Si, me temo que no será posible
-¿Por qué no?
-Pues, hubo un accidente
-¿Que tipo de accidente?
-Uno no tan agradable
El preso 2, 135. Es el hombre con el que peleó Ruby hace cinco años. (No Mark)
-No lo entiende, tengo que hablar con él
-Ja ja- finge gracia- Podrás hacerlo, tan pronto pueda mover la mandíbula de nuevo
-¿Quién lo atacó?
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Lyra entra al ascensor y toca el botón que le indico el hombre. Las puertas se abren y frente a ella se ve un largo pasillo oscuro con celdas a la derecha.
Camina hasta llegar a la celda indicada, el preso golpea la pared con los puños de espaldas a ella.
Se detiene con la frente y espalda sudando cuando nota la presencia de la chica y la mira por encima del hombro.
-¿Quien rayos eres?- habla el preso.
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LYRA
Detallo al preso en la celda con la espalda y músculos sudados, un pantalón gris y una franela que deja todos los tatuajes en su espalda y brazos a la vista, tiene las manos vendadas y llenas de polvo, en su mejilla está su nombre tatuado John. Pelo castaño y los ojos no los detallo bien por la oscuridad.
-Revise tu archivo- Hablo en tono serio- No hay registros de ti o tus crímenes, ¿porque estas aquí?
-Por mi gran personalidad- El preso se pasea por la celda oscura, sin mirar hacia mi.
-Atacaste a un preso, ¿por qué?
-¿Por qué no?
-Era testigo de una investigación en curso- sostengo mi pequeño cuaderno en manos
-Ay, que mal- finge un tono triste
-Ah, que pérdida de tiempo- cierro el cuaderno y me volteo para irme
-No pude haberlo dicho mejor- Alza la voz- Oye, dale un beso a Marcus en ese lindo ojo, ¿quieres?
Me detengo al escucharlo, Marcus, ese hombre ha gobernado Los carriles, una ciudad que está debajo de Piltover, hace cinco años que es dueño después de la muerte de un hombre que antes era el dueño.
Nunca he ido ahi.
Doy pasos atrás y me vuelvo a detener frente a su celda.
-¿Marcus?- levanto una ceja- ¿El industrial?
-Esta bien, ya se volvió aburrido- voltea hacia mi- ¿Puedes mandar a quien sea para que me de una paliza y pueda seguir con mi noche?
Miro hacia abajo, hay una línea que separa a las personas de la celda, en espacial de él seguramente. Abro el cuaderno y doy un paso por encima de la línea mostrándole la imagen de un mono, creo, pintada en un suelo.
-¿Esto significa algo para ti?- se lo muestro, lo mira por encima del hombro.
Sale de las sombras pegándose de golpe en las rejas mirando la imagen en el cuaderno, doy un paso atrás repentino tras el acto.
-¿De donde lo sacaste?- me mira y luego la imagen.
-Mi pregunta primero- Me enderezo- ¿Trabajas para Marcus?
-Eh, todos lo hacen, ¿como es que no lo sabes?- señala el cuaderno con la cabeza- ¿En donde encontraste esto?
-Primero, necesito pruebas para creer lo que dices sobre Marcus
-Podría conseguirlas, pero no desde aquí
-¿En que tipo de mundo confiaría en alguien como tú?
-¿Alguien como yo?- frunce el ceño- Ustedes los vigilantes son todos iguales, unos malditos criminales con uniformes elegantes, ¿sabes que?, encuentra a Marcus por tu cuenta
-Eso haré, gracias- vuelvo a cerrar el cuaderno y me doy vuelta para irme por donde vine
-El distrito suburbano te comerá viva- escucho que vuelve a hablar a mis espaldas
Suspiro bajando la cabeza, eso si podría pasar.
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Deslizo una hoja con el permiso para liberación en el escritorio del hombre.
-Tengo órdenes de la consejera Leah Kiramman, con respecto al prisionero 516
-Aja- mira la hoja en la mesa y luego a mi- ¿No cooperó eh?- saca un lazo de azotar- Tú, ¿quieres que hablemos con él?
-¡No!- me le adelanto
-Ah- toma la hoja y la mira
-Es para su liberación
Revisa la hoja me quedo parada en un silencio incómodo.
-¿Cuántas veces han hablado con él?
-¿Sabes algo?- me mira- Nunca pensé en contarlas
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