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NARRADORA

Leonardo fue con Alexander a la tienda de William, un amigos de Leo, Alexander le dio los detalles de lo que pasó realmente en la pelea y persecución de arriba.

Alexander se quedó afuera ya que William no había abierto su tienda hace meses o semanas, Leo colgó el saco en su hombro y entró a la tienda.

-Está cerrado- Dice William cuando entra, está viendo un objeto raro con una lupa detrás de la barra.

-Pues abre ya- Dice Leo.

-Para siempre, puedes llevarte tu asquerosa basura a otro lado

-Ah, mejor para mi, el dueño es el negociante mas estúpido que conozco

Guardan silencio mirándose, luego sueltan a reír.

Leo se acerca a la barra y se sienta en una sillita, agarra el saco y deja caer las cosas en la barra delante de William

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Leo se acerca a la barra y se sienta en una sillita, agarra el saco y deja caer las cosas en la barra delante de William.

-Llegaste un poco antes, mis hombres aún están recolectando lo de este mes- Mira las cosas y luego a Leonardo suspirando- ¿Porque pierden el tiempo en esto?

-Asumo que ya escuchaste

-¡Si!, yo y medio distrito suburbano

-Como pueden ser tan estúpidos- Apoya los codos en la mesa

-Los más jóvenes creen que es lo correcto- Se encoge de hombros

-Si- Leo lo mira- Y Ruby es una de ellos, va directo a los problemas donde sea que aparezcan

-Ah, están creciendo Leo- se rasca la barba- Quieren escribir su propia historia, no puedes protegerlos para siempre

Leo aparta la mirada y luego lo vuelve a ver.

-Alguien los estaba siguiendo- Dice.

-Muchas personas, según escuché...

-No vigilantes- se le adelanta- Alguien de nuestro lado

-¿Quien?

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Alexander se apoyó en la pared al lado de la puerta, aburrido, mirando a los lados sin hacer nada.

Miró a la derecha y vio dos figuras acercándose a lo lejos.

-Que....- entrecierra los ojos.

Para su mala suerte eran dos vigilantes, un hombre y una mujer, rápido, corrió hacia su izquierda y se escondió en callejón estrecho entre la tienda y un edificio, con un contenedor al fondo y una pequeña ventana abierta de la tienda.

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Los vigilantes entran a la tienda y se acercan a la barra.

-Buenas tardes, amigos- Los saluda William.

El hombre apoya un codo en la barra mirando la tienda, sentándose al lado de Leonardo.

-¿Puedo ayudarles en algo?

-Unos niños de las trincheras atacaron un edificio en el distrito de la academia- Habla el hombre y voltea a ver a Leo- Pero eso ya lo sabían

-Buscamos a los culpables- Habla la mujer

-¿Alguna descripción?- Pregunta Leo

-Si, es exactamente quien estás pensando, cabeza grande- Lo mira el hombre

Leo suelta una risa y mira a William

-¿Crees que mi cabeza es grande?- Pregunta

-Ah, superas el promedio

-¡Escucha despreciable hijo de....- El hombre lo señala levantándose de golpe

-¿Porque no sales a caminar un rato Daniel?- Lo interrumpe la mujer- Y de paso te tranquilizas

Daniel se dirige a la puerta a regaña dientes, abre y dale cerrándola bruscamente.

Mientras, Alexander se pone de puntillas para ver, cuando el vigilante, Daniel, sale de la tienda él suelta un sonido de burla y victoria.

-Eso le pasa por puto- Dice en un susurro

Dentro

-Que hombre tan agradable trajiste, Martha- Dice William con sarcasmo mirando a la mujer, Martha

-Aveces las cosas son iguales arriba y abajo- Dice Leo dándole un vaso con bebida a Martha

-Si sabes que esta vez se pasaron de la raya- La mujer mira a Leo

-¿Alguien está herido?- Pregunta Leo

-Explotó todo un edificio, ¿tú qué crees?

Leonardo suspira.

-Quienes hicieron esto recibirán su merecido

-Ese taller le pertenecía a los Kiramman

Los Kiramman son los padres de Lyra, Magnum y Leah Kiramman.

-¿Sabes qué tipo de cosas tenían ahí adentro?, hace que este lugar parezca una dulcería- Mira la tienda- El consejo necesita dar el ejemplo, las personas deben sentirse seguras

-Si, las personas de arriba

-Teníamos un trato, Leo. Mantén lejos a los de tu lado y me alejare de tu negocio

Alexander se quedó sin habla, "Un trato", puede ser un trato cualquiera y con cualquier persona, pero. ¿Con los vigilantes? ¿Leonardo?

-Dame un nombre- Vuelve a hablar la mujer- Haremos las cosas discretas, nadie sabrá que estuviste involucrado

-No puedo hacer eso...

-Parece que no entiendes lo grave que es esto, si no pongo a alguien tras las rejas esta noche, la próxima vez que venga aquí habrá un ejército de vigilantes conmigo, sabemos como terminará eso

-Lo siento, Martha- Suspira- No puedo sacrificar a mi gente

-Si cambias de opinión, avísame. Vendré rápido- Se prepara para irse, abre la puerta y sale de la tienda

Leonardo suelta un suspiro largo.

Leonardo suelta un suspiro largo

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Regreso al PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora