Decir que al regresar nuevamente a Dark Moon, la seguridad se había duplicado era poco. No había rincón en el territorio que no estuviese perfectamente vigilado.
Cualquier olor desconocido cerca de esa manada, sería rápidamente rastreado. Jimin sabía que Taeyong no podría venir, conocía a su primo, pero éste no era estúpido.
Taeyong la había amenazado de muerte. Pero de alguna manera, encontraría la manera más cruel y vil para hacerla sufrir, que desearía estar muerta.
Apenas pusieron un pie en la residencia, Minjeong al fin sintió el aroma que tanto había echado de menos, todo estaba exactamente igual. Y podría decirse que después de al fin recibir la atención de Jimin, su piel comenzaba a tomar un tono más vivo, y su cansancio se esfumaba. Que bien se sentía regresar a casa.
—¡Minjeong!
La energética voz de una pequeña bruja fue quien irrumpió el silencio, recibiéndola con un fuerte abrazo. Minjeong devolvió el gesto con la misma devoción, sonriendo divertida, pues Ningning podía llegar a comportarse como una persona sin escrúpulos, pero sólo ella sabía del enorme corazón que la pequeña poseía, tal vez demasiado grande para ese cuerpo.
Por su emotiva demostración de afecto, sabía que no era la única que se había encariñado con la otra.
—Que gusto tenerte de vuelta, eres la única que puede llevarme en un paseo en coche al borde de la muerte.
Minjeong soltó una carcajada, recordando esos momentos en que la bruja casi enterraba las uñas en su asiento pensando que morirían por la habilidad de conducción de la cazadora.
—Lamento decir que no te será sencillo deshacerte de mi.
Ningning se separó con una sonrisa, su felicidad resultó ser contagiosa hasta para Jisung, quien se acercó con paso vacilante. Minjeong esperaba escuchar el gruñido de Jimin, pero se sorprendió gratamente cuando la atención de su mate no estaba en el chico, estaba en ella, con una gran sonrisa que abarcaba la mayor parte de su rostro. La miraba con un brillo en sus ojos tan intenso, con un amor tan irreal, y eso le causaba miles de mariposas en el estómago.
La miraba como sí fuese la criatura más extraordinaria y maravillosa del mundo, y por un segundo, se permitió pensar que en serio lo era.
A fin de cuentas, no necesitaba a alguien que le dijera lo hermosa que era, ella necesitaba a Jimin, que la hacía sentir así, con sólo una mirada.
Minjeong no se contuvo a devolverle el gesto, sostuvo nuevamente su mano, llevándola a sus labios para dejar un casto beso en sus nudillos, encantada de tener a su chica de vuelta.
—Wow Kim, regresaste en una pieza. Bastante bien para una humana—se sorprendió por el intento de Jisung en sonar amigable, pero no podía quejarse por ello—. ¿Te divertiste en tus vacaciones?
—Si, no creerás cuánto—contestó irónica, sonriendo de la manera más falsa posible—. De hecho, te traje un regalo. Ya sabes, ese remedio para las pulgas por las que tanto te quejas.
La escandalosa risa de Jeno se hizo sonar, pasó por su lado en dirección a la cocina, dejando unas palmadas en la espalda del chico, que parecía fastidiado.
—Muy divertida, Kim. ¿Y bien? ¿Dónde está ese regalo?
—Oh, debe estar por aquí—fingió buscar algo en su bolsillo trasero, sacando a cambio su espléndido dedo medio.
—Graciosa—dijo, devolviendo el mismo gesto con ambas manos.
Jimin rió divertida, tirando de la mano de Minjeong para adentrarse a la residencia, sin contar que ambos chicos aún a la distancia, se siguieran ofendiendo con señas.
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Luna; winrina
Fanfiction-Mate- la escuchó murmurar, casi en un ronroneo. Por su tono de voz, apostaba a que tenía una gran sonrisa en el rostro. -Mía. 🔹 adaptación, todos los derechos reservados a su autora original.