Egyptian Fantasies 🐾 NSFW (Anubis x female archaeologist reader)#84

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⚠️ Advertencia: Mención de fetiches (procreación), sexo (oral, penetración). Anubis sabe muy bien cómo usar esa lengua.

Estás tratando de respirar, de verdad, pero no es fácil; Anubis nunca te lo pone fácil

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Estás tratando de respirar, de verdad, pero no es fácil; Anubis nunca te lo pone fácil.
Y aunque lo conoces— o más bien, encontraste— al dios, al guardián de tumbas asociado con la muerte y el más allá en la religión del Antiguo Egipto, señor de la necrópolis y patrón de los embalsamadores, hace apenas unos meses, ya es más que suficiente. Más que suficiente, considerando que esta es la vigésima vez que sus manos agarran tus caderas y te aprietan hasta dejarte sin aliento, arrastrándote a un rincón del museo donde, misteriosamente, nunca parece pasar nadie en esos momentos. Aquí, levantan tu camiseta para permitir que el dios te lama el abdomen, trazando con su larga lengua un círculo alrededor de tu ombligo o la parte baja de tu abdomen, haciéndote sentir el frío de sus dos piercings en la lengua. Una vez que te baja los pantalones o la falda junto con la ropa interior, sigue sobre tu zona púbica, saboreando la piel y el sudor en movimientos lentos de esa musculatura tan hábil.

Cada vez que sientes sus lamidas implacables, tortuosas, que se vuelven más rápidas a medida que tu respiración se vuelve más errática y no puedes contener tus gemidos, con los pocos restos de lucidez que Anubis no te ha robado, piensas en cómo este comportamiento es tan diferente de lo que imaginabas de niña cuando soñabas con casarte con el dios y te perdías en dulces fantasías. Ahora que se están haciendo realidad momento a momento, pero perdiendo la inocencia, no puedes evitar temblar de pies a cabeza, debilitada.
"Señor Anubis, la presentación..."
"Shhhh, relajate, relajate, relajate. ¿Puedo levantarte el vestido? Sí, sí, sí."

Ves esos grandes ojos dorados con los que Anubis, agachado frente a vos, te implora que accedas, lamiendo sus colmillos con la misma expresión adorable que un cachorro, y asentís sin mucha duda. Llevás noches y días diciendo que sí, desde aquella madrugada en la que volviste de las excavaciones arqueológicas en Karnak y encontraste al dios en tu cama. Ha habido noches y días en los que le permitís la libertad de actuar y destrozar tu cuerpo, y no volvés a Karnak.
Quizás estés equivocada, pero algo te dice que nunca vas a volver, al menos no sola.

La lengua de Anubis te saca de tus pensamientos: mientras levanta el dobladillo de tu vestido y agarra tus muslos, separándolos y presionando su boca contra tu intimidad, lamiendo tus labios con una energía indescriptible, atacando tu clítoris con hambre feroz y con el firme objetivo de hacerte desmayar una y otra vez, pero no antes de llevarte al clímax al menos tantas veces como dedos tiene una mano. Mejor aún si son ambas. Más aún cuando sus uñas acarician tus labios más íntimos, asegurándose de explorar a fondo.

Mordés tus dedos en desesperación, tratando de superar la urgencia de gritar, aullar y gemir, entornando los ojos de placer mientras el dios chupa tus pliegues, mordiéndolos con las puntas de sus colmillos y lamiendo las pequeñas gotas de sangre que brotan, besando tu abertura repetidamente, y luego comienza a chupar y lamer de nuevo antes de alejarse de repente y mirarte con un puchero, casi infantil. "Dale, te dije que te relajes! Es solo para ayudarte un poco antes de tu presentación! ¿Qué te pasa?"

Respirás con dificultad, tu cuerpo temblando con el esfuerzo de resistir, y suspirás. "Señor Anubis, yo... hmmm..."
Sus manos son más rápidas que tus dudas: te agarran la cintura, te levantan, y te sostienen contra el cuerpo del dios, que te lleva a un rincón aún más oscuro y secreto, bajo la tenue luz del pabellón egipcio en el museo, y aquí Anubis te coloca en el pedestal de una estatua dedicada a él, con las garras clavándose en tus suaves muslos mientras los masajea y pellizca.
"¿Querés que te folle hasta que te desmayes? ¿Eso podría ayudar?"
La voz del dios, ahora más baja y calmada, como un ronroneo, te hace sonrojar hasta la raíz; y te reís mientras una nueva ola de escalofríos y sudor recorre tu espalda y cuello, lo cual provoca la risa de Anubis, que ni siquiera te da el privilegio de un momento de paz. "¿No te acordás, querida? Tenemos que darle a tu hija una hermana o hermano... Has accedido a esto muchas, muchas veces," su voz se torna más enfadada mientras su lengua sigue, lamiendo tu lóbulo y el interior de tu oreja mientras se inclina sobre vos.
"No puedo llegar tarde ni desarreglada! ¡Causaría mala impresión!"

Anubis sonríe en la penumbra, mostrando sus colmillos y ojos, y te incita a inclinar la cabeza hacia atrás para besar tu cuello. Al siguiente momento, te acerca más a él, y el agarre en tu carne se intensifica, al igual que la presión contra tu intimidad mientras te penetra con calma. Muchas cosas pueden decirse del dios, pero no que no sepa ser delicado cuando quiere. Lo divertido es el ritmo que toma después y los embates con los que te destruye poco a poco.

"Vas a estar genial, _____... sos mi arqueóloga favorita, este museo está aquí gracias a vos, la estatua que nos está mirando— ¡OH, MIRA, SOY YO— fue descubierta por vos! Así que no te preocupes, ¿okay? Apóyate en mí, flor de loto, ahora voy a ser un poco más brusco⁓"

Aunque quisieras responder, no podrías; y en su lugar, obedecés, presionando tu pecho contra el de Anubis, rodeando su cuello con tus brazos, y apoyando tu cabeza en su hombro, cerrando los ojos mientras él va más profundo en vos, saboreando tus cálidas paredes contra su miembro.
"Buena chica... la estrella de la noche merece una recompensa. Siempre sos increíble, solo tenés que creerlo y confiar más en vos misma, ¿okay? Hmmmm, sí, mové las caderas así! ¡DALE, DALE, DALE! ¡ME VAS A HACER DESMAYAR SEGURO!"

Volvés a reír, luego rozás tu nariz contra la piel bronceada y perfumada de Anubis y gemís en su oído mientras sus uñas marcan tu espalda y nuca, y tu cuerpo tiembla, se retuerce y se estremece de placer con cada firme movimiento.
Las manos del dios se mueven rápidamente hacia tu abdomen y agarran la carne, apretándola como si quisiera moldearla y adorarla como solo él sabe hacerlo. "Me encanta tu abdomen..." exclama Anubis, casi gimiendo, "¡Quiero a nuestro bebé ya! ¡Nuestro bebé!"
"Estoy bien con un solo cachorro— ¡AH!" Mordés tus labios y gemís, sintiendo el efecto completo de esa embestida profunda dentro de vos, y enseguida te relajás después. "Me lo gané..."

El dios muerde la base de tu cuello firmemente, luego la besa y sonríe, soplando contra tu piel sudada. "Bienvenida al verdadero Egipto, querida," Anubis se ríe, levantándote suavemente la cabeza y trazando tu garganta con sus colmillos, luego lamiendo debajo de tu mandíbula, con sus ojos llenos de una luz lasciva y bien abiertos para captar toda tu figura, "donde se te permite vivir cada sueño que tengas. Ahora... vamos a darle a esta encantadora arqueóloga un artefacto con el que trabajar⁓"

 vamos a darle a esta encantadora arqueóloga un artefacto con el que trabajar⁓"

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Shumatsu no Valkyrie- Headcannons, etc traduccionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora