𝕀𝕍

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El agua caliente se sentía celestial contra su piel, acariciando su cuerpo, aflojando los músculos rígidos, suspiró de satisfacción y miró el sol poniente, rojos y naranjas fundidos como amantes conectando sus cuerpos a cada minuto los colores cambiaban pero la belleza duraba Seokmin tenía razón, el cielo brillaba sobre él pero pronto la oscuridad llegaría e incluso ahora la sentía ascendiendo sobre él. Un golpe en la puerta lo hizo saltar, se incorporó y envolvió sus piernas contra su pecho.

― Adelante.

Seokmin entró vistiendo ropa relajada que no podía ocultar su cuerpo perfecto, con la camisa abierta por delante los músculos duros y un pedazo del impecable pecho esculpido estaban expuestos, puso un conjunto de ropa limpia en el cambiador. Él estaba disfrutando con la deliciosa vista antes de darse cuenta de que el agua clara exponía la insuficiencia de su cuerpo, quería acurrucarse en una pelota aún más pequeña, sin decir una palabra el Guerrero se dispuso a salir.

― Espera ― dijo, asustaba tener a Seokmin tan cerca pero lo aterrorizaba dejarlo ir. ― No me importa si te quedas. ― miró alrededor del cuarto de baño evitando cuidadosamente la cara del Capitán, quería alguien para sostenerlo, no como un amigo, sino como un amante y ese era un terreno desconocido para él, nunca había querido el toque de nadie, y en primer lugar, creía que había algo malo con él, otros se ponían duros y querían tener relaciones sexuales pero él nunca, había luchado demasiado duro para ser libre y le aterrorizaba dejar que alguien lo llevara así.

Oyó los pasos de Seokmin acercándose y aún no conseguía mirar hacia arriba, el Guerrero se sentó en el borde de la bañera y pudo notar sus ojos errantes sobre su cuerpo, su rostro se enrojeció, había olvidado su desnudez y con Seokmin completamente vestido a su lado se sentía expuesto, cruzó los brazos sobre su cuerpo para cubrir un poco de su piel.

― Estás avergonzado.

― No, sólo nervioso. ― eso era una mentira pero no una completa, no admitiría sentir vergüenza.

Seokmin era fuerte y poderoso, no entendería las cosas que le daban miedo. ¿Podría él hacer eso? Con algunas dudas, se acercó al Guerrero, a continuación, se levantó del agua y se sentó en la bañera junto al Capitán y se estremeció cuando el aire más frío sopló contra su piel caliente, el aliento de Seokmin quedó atrapado cuando pasó una de su mano mojada por encima de la pierna vestida del Guerrero, movió su mano hasta el muslo y descansó sobre su pene cubierto. Su pene se tensó cuando sintió la rigidez de los músculos bajo su tacto, se estremeció de placer, quería más que unos pocos toques castos.

Esta vez él comenzó el beso, fue lentamente de modo que Seokmin podría alejarse si quisiera, la conexión entre ellos chillaba, no lo entendía, pero lo sentía, ardía por ser tocado y presionado. Sus besos anteriores sólo habían agitado esta necesidad, él le mostró lo que podría tener y ahora lo ansiaba, y el Guerrero no lo defraudó, lo levantó y le ayudó a subir a su regazo, y le pasó las manos por su espalda antes de moverlas hasta su culo, tomó las dos mejillas y las apretó antes de separarlas, el aire frío acarició el lugar que necesitaba ser llenado y gimió con la sensación.

Los ojos del Guerrero se volvieron rojos, había visto este color antes pero nunca con el fuego de la pasión, casi se derrite allí mismo, pero Seokmin le ayudó a levantarse y con ese mimo tomó una toalla blanca de grandes dimensiones y dio golpecitos con ella de arriba a abajo por su cuerpo, se estremeció con el tacto pero no con el aire frío que rozó su piel caliente.

― Seokmin. ― hizo una pausa pero no hubo respuesta verbal, sólo besos que fueron colocados cuidadosamente encima y debajo de su cuello dejando un rastro caliente y húmedo, y a continuación el mordisqueo comenzó y sus rodillas cedieron pero la fuerza del Capitán lo sostuvo en pie. ― No estoy seguro ― dijo.

6_ SeokHaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora