Cenicienta
Capítulo 1
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Si había una cosa de mi trabajo que odiaba más que nada, era que tenía que discutir constantemente. Aquel día fue el cocinero de la familia Blue, Jon Staff, quien se resistió. No podía culparlo.
—¿Son conscientes de que no son las únicas personas en esta casa? No puedo cambiar toda la rotación semanal de desayunos sin preguntarle a su madre y ella se ha negado mil veces. —Sacudió la espátula en mi dirección, pero su ira iba dirigida a mis clientas, Halle y Sadie Blue.
También eran conocidas como las gemelas Blue, hijas de la famosa estrella de rock, Scott Blue. Llevaban tres semanas actuando en un famoso reality sobre sus vidas; las tres semanas más duras de mi vida.
El trabajo en sí no era duro, pero no resultaba un camino de rosas, puesto que las dos hermanas eran las mayores mocosas malcriadas que había conocido.
—Pasaré la nota, pero me van a enviar de vuelta —sugirió el hombre
—. ¿Y si le pregunto a Nola? Seguramente no cueste mucho cambiar el menú del desayuno.
—No vas a conseguir nada, será un viaje absurdo. Nola nunca permitirá tales cambios y, debido a sus alergias alimentarias, tengo que mantener las cosas como ella quiere. —No podía asegurarlo, pero tenía el presentimiento de que las gemelas estaban involucradas en este asunto.
Sin decir más, me di la vuelta y me dirigí a las escaleras.
Tuve que revisar sus horarios semanales y asegurarme de que todo estaba coordinado y, por suerte, su reality show había hecho una pausa. Los escritores estaban ocupados escribiendo los guiones para que pareciera que sus vidas tenían sentido, así como contrarrestar la mala prensa en la que las chicas habían caído recientemente.
Halle, la mayor de las dos, llamó la atención cuando su exnovio publicó los desnudos que le había enviado. Sin olvidar los rumores sobre una cinta de contenido sexual, que había sido confiscada y en la que las dos hermanas se veían en actitud poco fraternal, aunque aún no había aparecido nada.
Sadie, la más joven por tres minutos, era la más callada, pero eso no la hacía más tratable, sino que la convertía en una verdadera psicópata. Era una bomba de relojería a punto de explotar. Su naturaleza salió a flote en todo su esplendor hacía tres meses, cuando destrozó su coche y golpeó a un paparazzi.
Subí las escaleras de camino a la habitación de Nola Blue, en la mansión donde vivía desde que acepté el trabajo, a petición suya, cuando mi madre murió de cáncer de mama.
Ambas eran muy amigas y, cuando ocurrió el fatal desenlace, ella se ocupó de todo, ya que mi madre había sido una famosa diseñadora de joyas, pero no pudo dejarme nada. Gran parte de su fortuna, incluso nuestra pequeña casa de la playa, fue confiscada. Nola no solo me ayudaba, dejándome ser la asistente personal de las gemelas, sino que también se ocupaba de todas mis deudas.
Cuando llegué al rellano superior, giré a la derecha y entré en la zona de uso reservado de la propiedad. Sadie estaba en el sofá y me hizo un gesto para que me fuera antes de que dijera una palabra. Me dirigí al dormitorio como tantas otras veces, pero en esta ocasión Halle no estaba sola.
Estaba agachada al lado de la cama, con las piernas abiertas, el culo inclinado hacia arriba y siendo penetrada por un tipo que no había visto en mi vida.
Me quedé helada y cuando me di la vuelta para salir, Sadie me bloqueó el paso y sonrió a la pareja que estaba detrás de mí.
Su hermana jadeaba y gemía. Al parecer disfrutaba del mejor orgasmo de su vida y Sadie entrecerró los ojos sin apartarse.