Capítulo 14

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Osvaldo se levantó admirando la cara roja y sorprendida de Samantha. Parecía en shock. 

- ¿Fue mucho pedir? 

La castaña se sentía en trance, parecido a cuando el pelinegro le había pedido matrimonio. Tenía muchas dudas y temía las respuestas. 

- ¿Que si fue mucho pedir? ¡ME BESASTE, MOJONCIO! 

El otro sonrió de forma traviesa. 

- ¿Y? No es la primera vez que pasa.

- Pues sí pendejo, pero ¿Por qué? 

- ¡JA! En primera, tú dijiste que me concederías lo que quisiera. Segunda razón, estamos casados y no le ví nada de malo. Y tercera, todavía me debes una cita. 

Rivers se cruzó de brazos mirándolo incrédula.

- ¿De qué se trata todo esto, eh? ¿Una cita y un beso? ¿Por qué querrías eso? ¿Es tu venganza acaso?

- ¿Qué? ¡No! - negó rápidamente.

- ¿Entonces? 

- Salir con un minion en una cita suena divertido y más cuando ese mismo minion es tu esposa... y por lo otro... ¿Tanto te disgustó que te besara, Rivis? - preguntó acercándose lentamente a ella otra vez.

Samantha intentó mantener la calma. Una parte de ella quería golpear al poste por su inesperada muestra de valentía y la otra seguía intentando descifrar por qué ese beso le había logrado acelerar el ritmo cardíaco. ¿Tendría algún problema del corazón? 

- Pues s-sí. -- dijo bajito.

Osvaldo se enderezó en su lugar, acomodándose en dirección del minion que repentinamente se había vuelto algo tímido.

- Vamos, no te oigo muy convencida... - la tomó de la barbilla obligándola a mirarlo - Te disgustó el beso, ¿si o no? 

La castaña hizo un débil movimiento para empujar el brazo del otro sin éxito e hizo uso de toda su voluntad para no estamparle un golpe en la barbilla al confianzudo que tenía enfrente. 

- S-sí. 

- ¿Segura?... - sonrió burlón -  ¿Está bien si lo vuelvo a hacer?

No debía dejar que pasara. Otro gesto que la alterara seguramente la obligaría a ir al hospital para saber qué chingados estaba mal con ella. Lástima que el síntoma de sonrojo ya había cubierto por completo su cara haciendo un poco obvio su diagnóstico. 

- ¡Claro que no! Tas pendejo, hazte pa' atrás. - le dijo sacudiendo su cabeza intentando alejarse. 

Ante la falta de un verdadero gesto de negativa y un claro signo de nervios, el Mariana inclinó el rostro buscando aquél contacto nuevamente. Se acercó tanto que pudo percibir la respiración entrecortada de su esposa en el rostro. Sonrió al notar que ambos parecían esperar lo mismo. 

- ¿Por qué no me detienes, Rivis? - cuestionó sintiéndose triunfante. 

Samantha sintió un cosquilleo expectante en los labios dejándola incapaz de responder. 

El repentino llanto de Lucy la hizo al fin separarse con un movimiento brusco hacia atrás. 

- V-voy a ver qué-qué tiene. - dijo caminando rápido hacia el corralito de su sobrina. 

El pelinegro suspiró frustrado al haberse visto tan cercano de su objetivo una vez más y perderlo. Volteó a mirar a Rivers quien ya había comenzado a caminar en círculos intentando hacer que su sobrina se calmara.

La vista que tenía le resultaba más tierna que otras veces, pues su chaneque apenas estaba recuperando el color natural de su cara y de vez en vez le rehuía la mirada.

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⏰ Última actualización: Oct 20 ⏰

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El Mariana x Rivers - La familia que no soñéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora