El sueño de la noche anterior aún rondaba mi mente cuando desperté, la sensación de pérdida y miedo se aferraba a mi corazón como una sombra persistente. Aún así me levanté, decidida a enfrentar el nuevo día con la esperanza de dejar atrás esas inquietantes imágenes. La luz suave del amanecer se filtraba por la ventana de mi cuarto y, por un momento, me permití respirar profundamente, intentando llenarme de la serenidad que me ofrecía el nuevo día.
El eco de las palabras de Prinya, mezclado con la calidez de la cercanía que había sentido con Freen, me hacía cuestionar cada paso que daba. Era como si una parte de mí estuviera atrapada en un juego de fuerzas opuestas, una lucha constante entre la seguridad que encontraba en la presencia de Freen y el temor que la diosa había sembrado en mi alma. Sin embargo, sabía que no podía permitirme ser dominada ahora. No ahora cuando había tanto en juego.
Me vestí lentamente, eligiendo uno de los atuendos más cómodos que había adoptado desde mi llegada a Zephyria. El suave tejido se ajustaba a mi piel, recordándome lo mucho que había cambiado desde que dejé Thalassia. Mientras me miraba al espejo no pude evitar ver cómo la sombra de la duda seguía reflejada en mis ojos. El reflejo me devolvía una mirada que intentaba ser fuerte pero que, en el fondo, aún estaba rota por las palabras de Prinya y las incertidumbres que traía consigo.
Hoy sería diferente, me dije, intentando alejar las nubes de mi mente. Hoy iba a ser un día para conectar con Freen, para disfrutar de su compañía sin las sombras que habían marcado nuestros últimos encuentros. Quería sentir la libertad de ser simplemente yo, sin las cargas del pasado o los miedos del futuro.
Al salir de mi habitación me encontré a la princesa esperándome con una sonrisa, esa sonrisa que siempre lograba derretir cualquier barrera que había construido alrededor de mi corazón. Su sola presencia irradiaba una calidez que contrastaba con las frías sombras de mis pensamientos y, por un instante, me sentí segura, como si nada en el mundo pudiera tocarme mientras estuviera a su lado.
- Hoy tengo algo especial planeado para nosotras - dijo Freen, sus ojos brillando con una chispa de entusiasmo -. Vamos a explorar.
Sentí cómo la anticipación crecía dentro de mí, una mezcla de emoción y nerviosismo que hacía que mi corazón latiera un poco más rápido. Asentí, intentando devolverle la sonrisa con la misma intensidad.
- Me encantaría. - Respondí, mi voz saliendo más firme de lo que me sentía interiormente.
Nos dirigimos hacia el lado opuesto del reino, un lugar que aún no había tenido la oportunidad de explorar. Era curioso cómo el bosque, con toda su magnificencia, acaparaba tanto la atención que había pasado por alto la existencia de otros lugares dentro de Zephyria. Mientras caminábamos, noté el paisaje cambiar. Las densas arboledas se fueron abriendo, dando paso a praderas ondulantes y colinas suaves, bañadas por la luz cálida del sol de la mañana.
- Nunca había estado por aquí - comenté, mi voz cargada de asombro mientras observaba el entorno con nuevos ojos -. Supongo que el bosque siempre me ha atraído más.
Freen sonrió a mi lado, su expresión tranquila mientras volvía para mirarme.
- Es comprensible. El bosque es como el corazón de Zephyria, pero hay mucho más por descubrir si uno se aventura un poco más allá. Por eso te traje.
A medida que avanzábamos comencé a notar cosas que parecían desafiar las leyes de la naturaleza. Nos encontramos con un campo de flores que no solo cambiaban de color según la posición del sol, sino que parecían susurrar entre ellas, como si compartieran secretos antiguos. Cada pétalo brillaba con un resplandor suave y, al tocarlas, sentí un leve cosquilleo en la yema de mis dedos.
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Zephyria's Heart - Freenbecky
FanfictionEn el misterio de un antiguo reino, donde los ecos de lo divino se entrelazan con la esencia de la Tailandia antigua, se teje una historia de amor, destino y redención. El corazón de Zephyria narra el viaje de Rebecca, exiliada princesa de Thalassia...