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Ella siempre viene aquí. Pide un café con esencia de vainilla y crema junto con un pan de canela, se sienta en la mesa #3, y mientras espera su orden, saca un un libro de su bolso y se pone a leer.

Colocando sobre la palma de su mano derecha su quijada, mientras que con la izquierda cambia de página de libro, el mismo que yace sobre la mesa.

Su cabello plateado recogido es dos coletas dandole un toque de inocencia que acompañaban a sus iris violáceos. La combinación perfecta entre inocencia, seriedad y madurez.

Su nariz fina, sus hermosas cejas, sus preciosos labios.

Si, como lo habrán notado, estoy completamente enamorado de ella, de Noelle Silva.

La conozco...bueno..."conozco" a Noelle desde la preparatoria. Ella llegó como una estudiante nueva y no pude evitar enamorarme a primera vista. Juro que el tiempo alrededor se hizo lento mientras la veia.

Obviamente ella se hizo popular rápidamente, quedando como la idol de la preparatoria, esfumandose así una posible interacción entre ella y yo. Así siguió en el Instituto y hasta ahora, en la Universidad.

Vamos a la misma carrera, gastronomía, aunque prefiero por muchonla pastelería, desde pequeño mi mamá me inculcó la labor de hacer dulces y pasteles, así no puedo evitar querer hacerlos. De hecho, esta cafetería es de mi madre, la ayudo a atender por las tardes después de salir de la Universidad, ella aprovecha este tiempo y se va a jugar bingo.

— Su orden — dije al llegar a su mesa con el pedido de ella en una bandeja, coloqué el cafe y el aperitivo cerca de ella, quien en agradecimiento me sonrió.

— Gracias — ¡Oh! Su voz es como el cantar de los angeles.

Volví al mostrador agradecido de escuchar su voz; aunque me duela pensarlo...a estas alturas ya debe tener novio, sinceramente me resigné a la remota idea de salir con ella. No me rendí... simplemente...no sé...es díficil de explicar.

— Buenas tardes, me podría dar un café late... — una chica de pelo rojizo llegó a la tienda, también era una cliente recurrente.

— Si, claro, ¿De qué tamaño?

— Mediano...y tambien un cupcake de vainilla, todo para llevar, por favor.

— Claro, serían 5,50 yuls — le entregué su factura.

— Tenga — me entregó el dinero y se hizo a un lado para esperar su orden.

Mientras preparaba el pedido, me puse a imaginar si en otra vida tuviera alguna oportunidad de invitar a Noelle al cine...o al parque....o simplemente tuviera la oportunidad de hablarle.

— Disculpa la pregunta repentina, pero...¿Tienes novia? — aquella pregunta me sacó de mis pensamientos de golpe, casi derramó el café fuera del vaso de cartón, después de parpadear un par de veces, respondí.

— Per... Perdón?

— Que si tienes novia — repitió entre risas —. Es que eres muy guapo...asi que me lo preguntaba.

— Emm... gracias por el halago... — traté de obviar la pregunta y coloqué su orden ya preparada en una funda plástica.

— Oye...no me has respondido — insistió.

— No, no tengo novia — suspiré —. Gracias por su compra, que tenga un buen dia.

— No seas bruzco — sonrió —. La verdad es que me interesas...tal vez podriamos salir a...

— Disculpa, ¿podrías servirme otro pan de canela? — de la nada apareció Noelle... en el mostrador, con su mirada fija en mí, sentí que mi corazón empezó a tocar para una orquesta.

Astelle Donde viven las historias. Descúbrelo ahora