Cap 16

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Belen


¿Ella dijo que me ama? La pregunta da vueltas en mi mente intentando averiguar si realmente lo dijo o mi mente está jugándome una mala pasada por la impresión de haberla visto de nuevo.

Me enjuago el rostro en los servicios del restaurante, librándome del exceso de maquillaje y la Belen que me observa desde ahí tiene un claro gesto de reproche en su expresión. ¿Cómo pude decirle que no a vivir con ella? Si es más que claro que muero por eso.

Me sorprende incluso que después de tan poco tiempo ahora Gary tenga un auto, pero al parecer ese viaje que no hicimos a Europa le hizo más provecho, pues gracias a esos ahorros ahora tiene un lindo Sedán de segunda mano.

En camino las pláticas y risas no cesan, pues todos están bastante animados por la fiesta a la que nos dirigimos, pero yo no puedo dejar de pensar en Paty. Ella está a donde quiera que miro.

La calle me parece enorme y vacía, como si la única manera de sentir compañía fuera teniéndola a ella a mi lado, parece que mi cerebro no logra deshacer esa asociación y creo que no podré no pensarla así. Al llegar frente al departamento de Tita  aparcamos cerca de la acera, y la calle enorme parece que me deja más vacía aún. Las pequeñas gotas de lluvia hacen del ambiente un sitio más solitario y frío.

*Tita : -¡Hey! ¡Belen ! ¡Ya era hora!- Grita desde el balcón del segundo piso agitando una botella de cerveza.

*Belen : -Hola, Tita ... Más vale tarde que nunca, ¿no?-

*Tita : -Eso es... ¡Anda! ¡Sube acá!- Todos caminan hacia la puerta de entrada que de pronto se abre por alguno de los invitados, pero por mi mente pasa largarme de aquí, y miro hacia la calle de nuevo. -¿Qué pasa? ¿Te estás arrepintiendo?- Se ríe.

*Belen : -No, claro que no... Solo espero que hayas comprado un buen vino...- Miento pretendiendo no dejar ver lo poco animada que estoy ahora.

El lugar está abarrotado, parece la fiesta del siglo en el pequeño apartamento. Bebidas, aperitivos, música alocada y personas bailando restregando sus cuerpos frenéticamente y pretendiendo cantar las canciones con voces desafinadas. Los cigarrillos no faltan, son tan comunes como esas típicas parejas que parece que disfrutan demasiado besarse en público hasta un punto que parece incluso nauseabundo, pero prefiero ignorar un poco toda aquella bruma y no poner mala cara aunque no puedo dejar de pensar en esas dos palabras que Paty acaba de decirme en el restaurante, y que aún hacen que mi corazón revolotee cual mariposa en un frasco anhelando por salir.

A penas entramos, Jason y Galeano se integran a todos los demás en la que Gary se va directo a las bebidas y yo creo que es más correcto saludar primero a la anfitriona, así que desde adentro busco el balcón donde Tita  estaba saludándome hace unos minutos.

Hay tantas personas aquí, y sin embargo, nuevamente me siento sola.

Me uno a Tita  en el balcón y me presenta a algunas personas que beben animadamente y sonríen por cada mal chiste que cuenta alguien, parece que llevan ya un buen rato bebiendo. Me uno a ellos con una copa de vino y a penas llega el sabor a mi boca la sensación es bastante placentera. Hacía tiempo que no bebía un buen vino.

Observo al rededor, a cada persona absorta en su propio disfrute, de todas las formas posibles cada uno está haciendo cualquier cosa que le venga en gana para pasarla bien, y aquí estoy yo casi evaluando a cada uno, porque estoy completamente segura de que ellos no han sentido ni la más mínima parte de la felicidad que yo sentí los días que estuve con Paty. Ellos ni siquiera se imaginan cómo se siente en realidad la felicidad. Y no puedo culparlos. Dicen que una mujer promedio besará al rededor de 15 labios antes de encontrar al amor de su vida, y bueno, supongo que yo soy la excepción a la regla que hace de ésta verdadera.

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⏰ Última actualización: Nov 03 ⏰

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