Capitulo 33:

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El tiempo había pasado volando, y con él, el vientre de Hermione había crecido significativamente. Con siete meses y medio de embarazo, se encontraba en una etapa en la que los antojos nocturnos se habían vuelto parte de la rutina. Bellatrix, siempre la compañera dispuesta, había hecho más viajes nocturnos al mundo muggle del que podía contar, siempre en busca de un McFlurry de Oreo con papas fritas, el antojo preferido de Hermione. Estas escapadas no solo la dejaban agotada, sino que también la mantenían alerta, ya que tras cada McFlurry, Hermione se llenaba de energía y buscaba apagar la llama de la pasión en su cansada esposa.

Aquella noche, sin embargo, era especial. Diane y Neville habían invitado a todos sus amigos a una cena en su hogar, una ocasión que prometía ser de celebración. Neville había estado radiante durante toda la semana, preparando la casa con esmero, mientras Diane, con una sonrisa secreta, planeaba cómo compartir la gran noticia. Diane estaba embarazada, y esta cena sería la oportunidad perfecta para anunciarlo.

El salón de la casa de Neville estaba decorado con flores frescas y luces suaves. La mesa estaba preparada con una selección de platos que mezclaban sabores del mundo mágico y muggle para complacer a Hermione sobre todo, una delicia para todos los sentidos. Ginny quien después de la boda de Neville tuvo que dar muchas explicaciones a sus amigas de como había llegado a ser novia de Víctor quien la acompañaba esta noche,   por cierto el pobre tuvo que pasar el filtro de amigos para decidir si era digno de la pequeña Ginny, en especial el duro filtro de Bellatrix que aun no olvidaba del todo que su esposa y el tenían una pequeña historia,  Luna y la pequeña Lily jugaban como que si los demás no estuvieran alli, era muy tierno ver a estas dos en su mundo, muchas veces Harry se le salia la baba viendo a sus dos mujeres tan tiernas y amables con todos, las hermanas Black entusiastas, ayudaban a Neville a ultimar los detalles, mientras Harry y Regulus bromeaban cerca de la chimenea.

Hermione, a pesar de su vientre abultado, se sentía radiante. Había encontrado un vestido que acentuaba su figura maternal y la hacía sentir hermosa. Bellatrix, a su lado, la observaba con orgullo, a pesar de las ojeras que marcaban sus ojos por las noches de desvelo.

Cuando todos estuvieron reunidos, Diane y Neville se acercaron al centro de la sala. Diane, con una sonrisa radiante, comenzó a hablar.

Queridos amigos, esta noche queremos compartir con ustedes una noticia que nos llena de alegría —dijo, mientras tomaba la mano de Neville—. Estamos esperando un bebé.

La habitación se llenó de exclamaciones de sorpresa y alegría. Ginny y Luna corrieron a abrazar a Diane, mientras que Harry estrechaba la mano de Neville con una sonrisa cómplice. Bellatrix sonreía mientras mantenía una mano en la espalda de Hermione, que se reía suavemente al ver la felicidad de sus amigos.

Sin embargo, la alegría de la celebración fue interrumpida por un grito de sorpresa de Hermione.

—¡Oh, Morgana! —exclamó, llevándose las manos al vientre. Bellatrix se giró rápidamente hacia ella, alarmada.

—¿Qué pasa, amor? —preguntó con urgencia.

Hermione la miró con los ojos abiertos de par en par, y antes de que pudiera responder, se escuchó el sonido inconfundible de agua cayendo al suelo.

—Creo... creo que se me ha roto la fuente —dijo Hermione con una mezcla de sorpresa y pánico.

El caos estalló instantáneamente. Bellatrix, que generalmente era la más calmada en situaciones tensas, entró en pánico. Hermione la agarró con fuerza, insistiendo en que no la dejara sola, pero también rogándole que fuera por Madame Pomfrey, la única persona en la que confiaba para ayudarla en ese momento.

Harry comenzó a caminar en círculos, murmurando para sí mismo, mientras Regulus intentaba organizar sus pensamientos en medio del caos. Ginny y Luna, aunque claramente preocupadas, se mantuvieron cerca, listas para ayudar en lo que fuera necesario. Tonks, por otro lado, no pudo evitar soltar una carcajada ante el desorden que se había formado.

—Vamos, tía Bella, has enfrentado a Sin nariz, a Morgause y criaturas oscuras, ¿y esto te asusta? —bromeó Tonks mientras ayudaba a Hermione a sentarse.

—¡Esto es diferente! —protestó Bellatrix, pero antes de que pudiera decir más, Andromeda intervino, asumiendo el control de la situación con la eficiencia de quien ha vivido suficientes emergencias familiares.

—Harry, deja de caminar en círculos y ve a buscar a Madame Pomfrey. Ginny, Luna, preparen la habitación para Hermione. Régulus, tú y Tonks, ayuden a llevarla hasta la habitación. ¡Vamos, todos, manos a la obra! —ordenó Andrómeda con una autoridad inquebrantable.

Bajo la dirección de Andy, todos se movieron rápidamente. En cuestión de minutos, la casa de Neville se transformó en un improvisado centro de maternidad. Hermione, aunque nerviosa, se sintió aliviada al ver que su familia estaba a su lado, lista para apoyarla en todo momento.

Bellatrix, todavía un poco aturdida por los acontecimientos, se sentó junto a Hermione, tomando su mano. Los ojos de Hermione estaban llenos de amor y determinación, y eso ayudó a calmar a Bellatrix. Harry regresó con Madame Pomfrey, que rápidamente se hizo cargo de la situación.

—Todo está bien, querida. La pequeña Hope está lista para venir al mundo —dijo Madame Pomfrey con una sonrisa tranquilizadora.

La habitación se llenó de una mezcla de nerviosismo y anticipación mientras Madame Pomfrey guiaba a Hermione en el proceso. Bellatrix nunca soltó la mano de su esposa, murmurando palabras de aliento y amor en su oído. Y finalmente, después de lo que parecieron horas, pero que en realidad fueron solo unos minutos, el llanto de un recién nacido rompió el silencio.

Hope había llegado al mundo, una preciosa niña con los ojos almendrados de un marrón intenso y un cabello negro como azabache. Bellatrix y Hermione la miraron con asombro y amor mientras Madame Pomfrey la colocaba en los brazos de Hermione.

—Es perfecta —susurró Hermione con lágrimas en los ojos, mientras Bellatrix la rodeaba con sus brazos, besando su frente con ternura.

El caos y el estrés de los últimos minutos quedaron atrás, reemplazados por una paz y una felicidad abrumadoras. Los demás, que habían estado esperando ansiosos en la sala de estar, estallaron en vítores y lágrimas de alegría cuando Andromeda anunció el nacimiento de la pequeña Hope.

Tonks, sin poder resistirse, se acercó a Bellatrix y le lanzó una sonrisa traviesa.

—¿Ves? No era tan difícil, ¿verdad?

Bellatrix, que rara vez se dejaba molestar por las bromas, simplemente sonrió y sacudió la cabeza.

—Difícil no, agotador sí. Pero todo ha valido la pena.

La noche que había comenzado con un anuncio feliz había culminado con la llegada de una nueva vida, y mientras todos se reunían alrededor de la recién nacida Hope, no podían evitar sentir que, a pesar de todas las luchas y desafíos que habían enfrentado, su familia estaba más unida y fuerte que nunca.

Con la llegada de Hope, todos sabían que estaban destinados a enfrentar cualquier cosa juntos, como la familia que habían elegido ser. El mundo podía volverse oscuro, pero siempre existía la esperanza de que al final todo encontraría su luz.

Fin...


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Gracias a los que llegaron hasta acá, por regalarme un poco de su tiempo para acompañarme en esta aventura, a veces con inspiración, otras no tanto, pero para mi es relajante contar la loca historia que se forma en mi cabeza.

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Las Sobras del Pasado (2da parte de Un Vinculo Inesperado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora