Capitulo 29: La Batalla

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El salón de la Mansión Black Garner estaba lleno de tensión y caos, con voces elevadas resonando por todos lados. Harry discutía fervientemente con Hermione, tratando de convencerla de que lo dejara ir con ellas a enfrentar a Morgause.

—¡Hermione, no puedes pedirme que me quede aquí! Hemos enfrentado tantas cosas juntos, no me puedes apartar de esto —decía Harry con frustración en su voz.

—Harry, no es una cuestión de querer o no, es algo que solo nosotras podemos hacer. Ya lo hemos explicado —respondía Hermione, tratando de mantener la calma—. El lugar donde está Morgause no puede ser atravesado por nadie más. No podemos arriesgarnos a que tú o cualquier otro queden atrapados o peor.

Mientras tanto, Bellatrix mantenía una discusión similar con Regulus.

Regulus, ya te lo dije, no puedes venir. Esta batalla no es solo cuestión de habilidades mágicas. Hay algo más profundo en juego, algo que va más allá de lo que cualquiera de nosotros ha enfrentado antes.

¡Bella, soy tu hermano! No puedo quedarme de brazos cruzados mientras tú, Hermione y Hope van solas a una guerra que podría costarles la vida. Al menos déjame protegerte —insistía Regulus, lleno de determinación.

—Protección es lo último que necesito de ti —respondió Bellatrix, con una mezcla de cariño y firmeza—. Tienes que confiar en que podemos hacerlo. Esta vez, es nuestro camino, no el tuyo.

Diane e Ice, por su parte, estaban convencidas de que debían acompañarlas, argumentando la importancia del híbrido en caso de que fuera necesario.

Hermione, si algo sale mal, o si Morgause logra escapar, necesitamos estar ahí para usar el híbrido. No podemos quedarnos atrás sabiendo que podríamos ser la clave para detenerla —dijo Diane, con una mirada seria.

—No entienden —respondió Hermione—. No es solo una cuestión de usar el híbrido. Nosotras tenemos que entrar, y si algo sale mal, no habrá vuelta atrás para nadie. Este es nuestro destino, no el de ustedes.

En una esquina del salón, Ginny estaba sentada, con el ceño fruncido, claramente frustrada. Había dejado de insistir en acompañarlas, pero su enfado era evidente. Mientras tanto, Luna, ajena a la tensión, jugaba suavemente con Hope, haciéndole pequeñas bromas para mantenerla distraída.

De repente, Hope, quien había estado observando a sus madres desde el otro lado de la sala, se levantó y caminó hacia ellas. Con su voz tranquila pero firme, dijo:

—Ya basta.

El salón se silenció al instante. Todos giraron sus cabezas para mirar a la pequeña Hope, sorprendidos por la serenidad con la que había hablado.

—Mami, Mimi —continuó, mirando primero a Bellatrix y luego a Hermione—. Todos aquí solo quieren ayudar porque nos aman, pero este es nuestro camino. Nosotras somos las que debemos confiar en nosotras mismas. Yo confío en ustedes, y ustedes deben confiar en mí también.

Hermione y Bellatrix intercambiaron una mirada. Las palabras de Hope, tan sencillas pero llenas de sabiduría, les recordaron nuevamente lo que era realmente importante: confiar, en ellas mismas y en su vínculo.

Hermione suspiró y tomó a Harry del brazo con suavidad.

Harry, gracias por estar siempre ahí para mí. Pero esta vez, tienes que quedarte. Lo mejor que puedes hacer por nosotras es confiar. Como siempre lo has hecho.

Las Sobras del Pasado (2da parte de Un Vinculo Inesperado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora