Capitulo 24: Selene

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La mañana había comenzado tranquila en la mansión Black Garner. Hope, como de costumbre, había sido la primera en levantarse, tocando la puerta del cuarto de sus madres con energía.

—¡Mamás, tengo hambre! —llamó con su voz dulce, interrumpiendo el abrazo cálido que compartían Bellatrix y Hermione.

—Parece que nuestro pequeño terremoto ha decidido madrugar hoy —dijo Hermione con una sonrisa, levantándose de la cama mientras Bellatrix soltaba una risita suave.

Las dos mujeres se miraron con complicidad y decidieron atender el llamado de su hija. Hope, siempre llena de entusiasmo, las esperaba ansiosa fuera de la puerta. Las tres bajaron a la cocina, donde Hermione empezó a preparar el desayuno, y como de costumbre, Hope no tardó en ofrecer su ayuda.

—Mimi, ¡te ayudo! Ya soy grande, puedo hacerlo —dijo la niña, subiéndose a una pequeña banqueta para alcanzar la encimera.

Bellatrix observaba a su hija con una sonrisa de orgullo mientras preparaba jugo de naranja recién exprimido. Hermione, por su parte, revolvía la mezcla para los hotcakes. En la cocina no se permitía magia, una regla que Hermione había impuesto para enseñar a Hope a hacer las cosas con sus propias manos.

El desayuno fue una mezcla de risas, bromas y complicidad. Bellatrix, con su habitual picardía, se dedicaba a hacerle bromas a Hope, quien, con la misma chispa y carácter que su madre, le seguía el juego. El resultado fue una mesa llena de hotcakes, fresas, y más miel de la que era prudente.

Después de desayunar, ducharse y vestirse, Bellatrix le indicó a Hope que ese día su tía Narcisa vendría a cuidarla, pues ellas debían ir al Ministerio de Magia para informarse sobre los rumores de los guerreros ancestrales que estaban causando revuelo en todo el mundo mágico, así como para saber si había alguna noticia sobre Morgause.

—¿Puedo esperar en el jardín, mami? —preguntó Hope con su usual entusiasmo.

Hermione y Bellatrix aceptaron, y las tres salieron al jardín, disfrutando de la suave brisa matutina. De repente, Hope señaló el cielo con asombro.

—¡Miren! —gritó, sus ojos grandes reflejando curiosidad y sorpresa.

Hermione y Bellatrix miraron hacia arriba, sus corazones palpitando con alarma cuando vieron una serie de flashes de luz que se acercaban a gran velocidad. Ambas sacaron sus varitas instintivamente, poniéndose en guardia, mientras Hope se refugiaba detrás de ellas.

En cuestión de segundos, los destellos se convirtieron en figuras corpóreas que descendieron frente a ellas. Guerreros ancestrales, altos y majestuosos, los rodearon, proyectando una presencia imponente. Con un simple movimiento de cabeza, les quitaron las varitas de las manos a Bellatrix y Hermione como si no fueran más que simples juguetes.

Las dos brujas intentaron realizar magia no verbal, pero no ocurrió nada. La impotencia creció en sus corazones mientras los guerreros permanecían en silencio, vigilantes y solemnes. Hermione y Bellatrix instintivamente colocaron a Hope detrás de ellas, protegiéndola con sus cuerpos, dispuestas a hacer cualquier cosa para mantenerla a salvo.

Fue entonces cuando uno de los guerreros se adelantó. Era una mujer de una belleza etérea, alta y pálida como la nieve, con un cabello negro como el azabache y unos ojos azules que parecían contener los secretos del océano. Llevaba una armadura que brillaba con destellos plateados y dorados, una figura imponente y a la vez llena de calma.

—Alto —dijo la guerrera con una voz suave pero autoritaria—. Dejen de luchar, no estamos aquí para hacerles daño.

Bellatrix y Hermione intercambiaron una mirada incrédula, pero no dejaron de estar alerta.

Las Sobras del Pasado (2da parte de Un Vinculo Inesperado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora