En un rincón apartado de la ciudad, una tarde serena se despliega sobre un parque cubierto de verde, con árboles altos y el sonido distante del tráfico. Gwendolin, de 17 años, se sienta en un banco, con una mirada fija en el cielo, mientras Étienne, su joven amigo de 14 años, juega con su dron, haciéndolo volar en círculos perfectos sobre las copas de los árboles.
Gwendolin no puede dejar de pensar en Jericho. Cada vez que cierra los ojos, lo ve: su cabello oscuro, su rostro serio, y la manera en que se mueve con determinación. Para ella, Jericho es más que un héroe, es su destino. Mientras Étienne está concentrado en su dron, Gwendolin comienza a murmurar suavemente para sí misma.
*Gwendolin:* Él y yo… estamos destinados a estar juntos. Lo sé. Nadie entiende cómo me siento, pero algún día, él lo hará. Cuando todo esto termine, él verá que siempre estuve ahí, que siempre lo quise.
Étienne, aunque distraído con su dron, escucha las palabras de Gwendolin. Su rostro tranquilo se endurece un poco, pero él no dice nada, dejando que su dron haga un bucle sobre ellos. Su mirada cambia cuando Gwendolin menciona a Jericho. Dentro de él, algo despierta, una personalidad más calculadora, más seria, que solo sale a la luz cuando se trata de los héroes, y en especial de los 20 Primordiales.
**Étienne:** "Sabes, Gwendolin, a veces creo que idealizas demasiado a Jericho. No es tan simple como parece."
Gwendolin gira su cabeza hacia él, con una sonrisa traviesa.
**Gwendolin:** "¡Claro que lo idealizo! ¡Es perfecto! Un hombre que lucha por la justicia, que no teme enfrentarse a nada ni a nadie. ¿Cómo no podría amarlo?"
Étienne suspira, bajando su dron con suavidad y sentándose junto a ella en el banco. Sus manos todavía juegan con el control remoto del dron, pero su mirada se vuelve más distante.
**Étienne:** "Sabes que los héroes como Jericho viven en un mundo complicado. No es todo blanco y negro. A veces, las cosas que hacen no son... fáciles de entender."
Gwendolin lo mira, entrecerrando los ojos. Para ella, Jericho es una llama que ilumina la oscuridad de su mundo, alguien en quien puede confiar, alguien que no la traicionaría. Pero Étienne, con su personalidad más fría y calculadora, siempre ha visto las cosas desde otra perspectiva.
**Gwendolin:** "No me importa lo complicado que sea. Lo amo tal como es. Y algún día, Étienne, algún día seremos felices juntos. Él lo verá. Estoy segura."
Étienne no responde de inmediato. Sus dedos juegan con el control remoto, y el dron se eleva de nuevo en el aire, pero esta vez, sin la misma alegría que antes. Dentro de él, la parte más calculadora sabe que Gwendolin está jugando con fuego, y no solo por su piromanía. Está obsesionada con una imagen, una idea que podría destruirla si no tiene cuidado.
**Étienne:** "Solo ten cuidado, Gwendolin. Las llamas pueden ser hermosas, pero también pueden consumir todo a su paso."
Gwendolin sonríe, pero es una sonrisa que no llega a sus ojos. Para ella, Jericho es una llama que vale la pena seguir, sin importar las consecuencias.
El sol comienza a ponerse, tiñendo el cielo de naranja y rojo. Gwendolin se pierde en sus pensamientos, mientras Étienne controla su dron, haciéndolo volar alto, tan alto que casi parece perderse entre las nubes.
En ese momento, aunque están juntos, ambos saben que sus caminos, sus destinos, podrían llevarlos por rumbos muy diferentes. Pero por ahora, se quedan en silencio, compartiendo una paz momentánea, antes de que las inevitables tormentas lleguen a sus vidas.y que llega la tormenta y Gwen va a un edificio y ve la pelea
