El amanecer tan hermoso y elegante como siempre había sido perturbado por una fuerza, la tormenta.que de nuestro protagonista había arruinado el día, pues este apenas había salido de casa de Sauda, así como casi arruinar la vida de los presentes en la pelea que recién había acabado... Sin llegar a nada, nada más que dejar a profundizar sus creencias, su mundo.
Así mismo Jericho con la mirada perdida lo le quedó de otra que adaptarse a esa tremenda perdida de todo, pues no se puede tapar el dolor con una venda,
El viento frío de la tormenta seguía azotando su rostro, y la lluvia persistente se mezclaba con las gotas de sudor que caían desde su frente. Jericho, aún aturdido, sentía como si el peso del mundo se hubiera posado en sus hombros. Las palabras de Alex resonaban en su mente, pero ahora solo parecían ecos lejanos en el tumulto de sus pensamientos. La pelea había terminado, pero el vacío que dejaba en su interior era mucho mayor que cualquier golpe recibido.Miró al horizonte, donde el amanecer apenas asomaba entre las nubes grises. Aquella luz que debería traer esperanza solo le recordaba lo que había perdido. Sauda, la batalla, la confusión interna. Todo parecía arremolinarse en una tormenta, tanto fuera como dentro de él.
Con pasos pesados, Jericho caminó por las calles empapadas. No podía evitar preguntarse: ¿qué sentido tenía todo? ¿Cómo seguir adelante cuando parecía que la tormenta no tenía fin? Las respuestas no venían, solo el sonido del agua golpeando el suelo y el eco de su propio dolor.
Cada gota que caía parecía amplificar el silencio en su corazón. Su mente volvía a la pelea, a los rostros de los que lucharon junto a él, a los ojos vacíos y fríos de 003. Pero más allá de la batalla física, era la batalla interna la que lo destrozaba lentamente.
Jericho pensó en Sauda. Había salido de su casa con la vaga esperanza de una conexión, una chispa que lo hiciera sentir vivo. Pero ahora, esa misma vida parecía haberse desvanecido en la tormenta. Quería encontrar respuestas, pero lo único que le quedaba era esa sensación de pérdida profunda, como si algo dentro de él hubiera sido arrancado.
Al detenerse en medio de la calle desierta, levantó la cabeza y dejó que la lluvia lavara las lágrimas que no podía controlar. No se puede tapar el dolor con una venda, pensó. No esta vez. La herida era demasiado profunda.
Y en ese momento de vulnerabilidad, algo cambió. Tal vez era el sonido de la tormenta, tal vez era la sensación de que no podía caer más bajo, pero en su interior, una pequeña chispa se encendió. No era esperanza, ni determinación, sino algo más básico: la necesidad de seguir adelante. No podía permitirse quedarse atrapado en la oscuridad. Había mucho en juego.
Sacudió la cabeza, como si intentara despejar los pensamientos oscuros, y siguió caminando. El mundo no se detendría por su dolor, y él tampoco podía hacerlo.
ESTÁS LEYENDO
BTD6: the call of Jericho
Fanfictionun nuevo templo un nuevo mundo y mucha mucha intriga