Habitación

20 4 0
                                    


La luz de la mañana se filtraba suavemente a través de las cortinas, bañando la habitación con un cálido resplandor dorado.  yacía en la cama, con el brazo envuelto alrededor de Gekko, observando cómo este examinaba las polaroids de la noche anterior. 

La risa ligera de Gekko sacó a Yoru de sus pensamientos. "Definitivamente no podemos poner estas en el álbum de recortes", dijo mientras sus dedos deslizaban las imágenes una tras otra.

se incorporó levemente, apoyándose en un codo para mirar mejor las fotografías. En una de ellas, su propio rostro lo observaba,  El rubor tiñó las mejillas de Yoru, pero no pudo evitar que una sonrisa de satisfacción se extendiera por su rostro "¿Y por qué no? "preguntó con voz entrecortada

"Parecemos actores de una película erótica", replicó, aunque la chispa de diversión en sus ojos delataba que no estaba del todo en desacuerdo.

"Bueno "reflexionó" tal vez hemos encontrado nuestra verdadera vocación"

"Ni en broma,  No creo que el mundo esté preparado para nuestros... talentos"

"Probablemente tengas razón" susurró, su voz cargada de un sentimiento más profundo de lo que había anticipado " Además, prefiero tenerte solo para mí"

Lo dijo en un tono casi juguetón, pero en cuanto las palabras salieron de su boca se dio cuenta de lo verdaderas que eran. Era cierto, siempre había sido un poco posesivo, pero esto era diferente. La idea de que alguien más pudiera ver a Gekko de la misma manera, que alguien más pudiera experimentar ese lado tan íntimo y vulnerable de él, le provocaba una extraña sensación de celos y protección que no lograba comprender del todo.

 había pasado gran parte de su vida manteniéndose apartado de los demás, confiando en su soledad como un escudo. Pero ahora, con Gekko a su lado, esos sentimientos empezaban a aflorar con más frecuencia. No se trataba solo de la atracción física. Yoru era consciente de que tenía un carisma natural que atraía a todos a su alrededor. Era encantador, lleno de vida, y tenía esa energía magnética que lo hacía querido por casi todo el mundo en el protocolo. Sin embargo, esa pequeña parte de Yoru que siempre había dudado de su propio valor, temía que algún día alguien mejor que él se cruzara en el camino de Gekko y lo apartara de su lado.

"Oye, estás haciendo eso de nuevo. Pensando demasiado y sin decirme qué pasa por tu cabeza", 

"No es nada, en serio " trató de restarle importancia, aunque la expresión de Gekko dejaba claro que no le creía ni por un segundo.

"No me dejes fuera,  Háblame", insistió.

Finalmente, respiró hondo y habló, su voz apenas un susurro "Es solo que... veo cómo la gente te mira, cómo se sienten atraídos por ti. No puedo evitar preocuparme de que algún día aparezca alguien mejor que yo y te des cuenta de que mereces algo más"

 "Yoru..."

"Mírate, Gekko. Eres increíble. Eres amable, divertido, y te preocupas tanto por los demás. ¿Y yo? Yo solo soy... yo. No soy bueno expresando sentimientos, no sé cómo lidiar con emociones y toda esa mierda. Y tengo miedo de que un día, eso sea demasiado para ti. Que te canses de mí y te vayas"

"Eres un idiota", murmuró contra los labios de Yoru, pero su tono estaba lleno de afecto, sin ninguna pizca de recriminación.

 "Sí, lo sé".

"Pero eres mi idiota,  Y nada va a cambiar eso. Ni tus inseguridades, ni tus miedos. No voy a irme a ninguna parte, ¿de acuerdo? Estoy aquí para quedarme"

"Gracias, Mateo" murmuró, su voz cargada de emoción 

"Ya sabes, no todo el mundo es tan fanático del encanto de Gekko. Por ejemplo, tu hermana. No parece ser muy aficionada a mí" Sus palabras pretendían ser juguetonas, pero Yoru detectó la preocupación detrás de ellas.

A solas contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora