Te volvería a elegir mil veces más.

Primeros días en el caos, o eso pensaba yo.

8:00 de la mañana. Suena el despertador. Es hora de levantarse Martina, venga; pienso.

Me ducho y desayuno mientras pienso que ropa ponerme hoy, y tratar de causar buena impresión "el primer día de clase",por así decirlo.

Termino de arreglarme y mamá espera fuera con el coche en marcha, bajo y vamos a mi nuevo instituto.

He llegado; ahí está la puerta, mamá quiere acompañarme aunque yo, la verdad, prefiero entrar sola, pero recapacito y me doy cuenta de que lo más lógico es que entre conmigo. Subimos hasta la segunda planta, la clase es 1D, bachillerato de ciencias. Me deja en la puerta y ella vuelve al coche mientras yo espero un rato hasta que me decido a entrar.

Entro.
Nada era como yo pensaba. Las recuperaciones eran la semana pasada.
Hoy es el día de presentación de nuevos alumnos, pero normalmente vienen todos los alumnos para conocerse.

Entro en clase y me encuentro incomodísima, es lo más normal, porque cuando entras nueva en una clase todos te miran, pero noto una mirada más intensa de lo normal, aquel chico, rodeado de sus amigos, ha clavado sus ojos en mi y no me quita ojo en toda la hora. Cuando salgo de clase, se me acerca. Se presenta él solo, sin yo poder articular palabra:

-¡Hola! ¿Eres nueva verdad? Yo soy Dani, encantando.- En ese momento se lanza hacia mi y me da dos besos, firmes y sonoros.

Yo sabía que me había puesto roja, siempre me pasa, soy como un libro abierto en ese sentido, intento disimularlo todo lo posible y contesto con normalidad.- ¡Hola! Encantada Dani, yo soy Martina y sí, acabo de llegar de Burgos y soy nueva en el insti y la ciudad😊.Se lo digo con la mejor de mis sonrisas e intentando ser lo más risueña y agradable posible.

Dani y yo estuvimos hablando unos 10 minutos, la verdad es que al principio me sentí bastante incómoda, me resultaba raro que un chico así, tan interesante y atractivo hubiera empezado a hablar conmigo desde el primer momento.
La conversación que tuvimos fue muy interesante, me comentó que había estado en Burgos de gira con su hermano, Jesús que también estaba en clase y ahí fue cuando yo me quede a cuadros. ¿De gira? ¿Me estaba vacilando o qué?.

Sí, es verdad que la cara de Dani me resultaba un tanto familiar, pero no recordaba de qué ni por qué, y yo, tan directa como siempre, lancé mi pregunta:

-¿Gira? ¿Cómo que de gira? Tenéis en el insti alguna cosa de teatro o canto y sois famosos o cómo? Jajajaja.

Dani primero sonrío y cuando vio que mi pregunta iba totalmente en serio dentro de la broma, se limitó a reírse un buen rato y terminar contestando, ya más tranquilo, después de haberse reído de mi☺️☺️

-No me creo que no nos conozcas Martina, ¿de verdad no te dicen nada los nombres de Dani y Jesús?-me preguntó Dani con toda sinceridad.

Dudé antes de contestar, la verdad es que...-No te voy a mentir Dani, si que me suenan y así a lo tonto tu cara también pero no consigo enfocar... ¿No seréis de Burgos y nos conoceremos no? Jajajajaja.

Dani sonrío hasta que se dio cuenta que no le vacilaba e iba totalmente en serio, y ahí, me dijo:

-Somos los gemeliers Martina, ¿sigues dudando ahora?😏

No me lo podía creer. Los gemeliers, ¡claro!
Lidia es una de sus mayores fans, siempre me está hablando de ellos, y me ha enseñado sus vídeos y canciones pero nunca presté mucha atención, pero ahora, al ver a Dani en persona... ¡NO ME LO PUEDO CREER!

Dani vio que no podía articular palabra y se limitó a sonreír un buen rato, darme un abrazo y despedirse porque sus amigos lo llamaban desde lejos.
Yo seguía ahí, quieta, sin poder creer lo que había pasado, hasta que reaccione y me dirigí hacia las escaleras para bajar hasta que escuché un grito:

-¡MARTINA!-sabia que era la voz de Dani. Se acercó rápidamente y me dijo:
-Todavía quedan unos días antes de que empecemos las clases, aquí tienes mi número-en ese momento, mientras sacaba un boli del bolsillo, me cogía la mano y escribía su número y continuaba hablando-no te olvides de mandarme un whatsapp y así, yo también tendré el tuyo! Hasta pronto, Martina- esbozo una sonrisa como las de nuestra conversación anterior, me guiñó un ojo, se dio la vuelta y siguió andando.

Lo único que pude pensar fue: 'Qué bonito ha soñado mi nombre en su boca, ¿no?'.